La Historia
está repleta de mitos y personajes glorificados, marginados y despreciados, que
los historiadores tienen el deber de poner en su sitio con la equidad que
ejerce un juez cuando preside los tribunales. La imagen que se tiene de Nelson Mandela (1918-2013), en general,
es la de un hombre negro que luchó hasta el fin porque en su país, Sudáfrica,
convivieran en libertad y con los mismos derechos cualquier persona sin tener
en cuenta su credo o raza. No hay que olvidar que la segregación racial que
supuso la instauración del llamado apartheid,
hizo que la comunidad nativa viviera de manera marginal, con respecto a los
blancos, en una tierra que había sido suya antes de que llegaran los colonos
procedentes de Europa. En este sentido, los esfuerzos de Nelson Mandela, su
implicación política, fueron legítimos y justos por alcanzar una sociedad
igualitaria donde los negros eran por ley marginados.
Todo ello es
indiscutible. Lo que se pasa por alto, cuando se analiza la figura de Mandela
en cualquier biografía o documental, o se comenta de pasada sin hacer hincapié,
es que el sudafricano, a diferencia de
Gandhi, legitimó el uso de la violencia para intentar conseguir sus fines que
eran de una justicia innegable.
El 18 de
julio de 1918 nació en Mvezo con el nombre de Rolihlahla, que quiere decir en lengua isixhosa “el que empuja la
rama de un árbol”, o el “que causa alboroto”. Creció en el seno de una tribu
alejado del mundo de los blancos. Su padre tenía un cargo importante de
consejero que el acabaría heredando. Su maestra le puso de nombre Nelson,
cuando tenía 7 años, para que los occidentales no tuvieran problema en
pronunciar su nombre. Cuando el regente de la tribu le concertó un matrimonio
de conveniencia, Mandela huyó a Johannesburgo donde tomaría conciencia de la
discriminación sufrida por la población de color.
En 1941 entró a formar parte del ANC
(Congreso Nacional Africano), partido político fundado en 1912 para acabar con la
discriminación. En 1948 el Partido Nacional ganó las elecciones, implantándose
la segregación racial del apartheid.
Mandela pudo sacarse el título de abogado, y alternaría la defensa de los
ciudadanos negros que acudían en masa al único bufete de abogados que podía
defenderlos, con su participación política en el ANC.
En 1960 se produjo la matanza de Shaperville:
69 muertos en manifestaciones contra el gobierno racista. Se ilegalizó el
partido de Mandela, y la actividad de éste pasó a la clandestinidad. Tras la
matanza, el radicalismo se impuso en Mandela y el resto de sus compañeros:
fundaron la agrupación Umkhoto we Sizwe
(“arpón del pueblo”), el que sería el brazo armado del ANC. Es decir,
Mandela optó claramente por la violencia.
En 1962
viajó a Etiopía y Argelia donde recibió adiestramiento militar. Tras regresar a
Sudáfrica, en junio de 1964, tras el
proceso de Rivonia, sería condenado a cadena perpetua, con otros 19
compañeros; se libró de la pena de muerte por poco. Estuvo en la cárcel casi 30 años. Pudo salir en 1990.
En 1993 se le otorgó el Premio Nobel de la Paz y, al año siguiente, fue elegido
presidente de Sudáfrica. Murió en 2013. Como dirigente de su país, se preocupó por la
conciliación de todos sus ciudadanos, fueran blancos y negros, olvidando el
pasado violento, siendo un ejemplo para el resto de las naciones.
Ahora bien,
cuando estaba en prisión le propusieron un trato: si renunciaba a la violencia le liberaban; esto fue en el año 1985. El
rehusó. Lo que refleja este dato es que la postura de Mandela respecto a la
violencia fue clara en ciertos periodos de su larga vida. No he encontrado en
ningún sitio su implicación en ningún acto terrorista, pero la organización
armada de la que era miembro (Umkhonto we Sizwe) haría multitud de sabotajes
antes de que él ingresara en prisión y, una vez dentro de ella, una serie de
atentados producirían víctimas civiles, entre los que destacan:
-Atentado con 19 muertos en Church Street en Pretoria
(1983).
-Atentado
con coche bomba en Durban, con 3 muertos (1986).
-Atentado de
Roodeport contra el banco Standard, 6 muertos (1988).
El Congreso
estadounidense aprobó incluir a la Lanza de la Nación en la lista de
organizaciones terroristas extranjeras: Nelson Mandela permaneció en la lista
estadounidense de terroristas hasta el año 2008.
La
organización Umkhonto we Sizwe se disolvió en el año 1990, en el mismo año que
Mandela obtuvo la libertad.
Fuentes:
-Podcast Personas con Historia.
-Los grandes personajes de la
Historia, de Canal de Historia.
-Wikipedia.