Buceando en la leyenda

Buceando en la leyenda

sábado, 31 de agosto de 2013

Los soldados que nunca se rendían: Baler y Japón.

En el año 1898 estalló la llamada guerra hispano-americana. El nuevo imperio "yanqui" ambicionaba los escasos restos del viejo imperio español, ya caduco. Aunque los soldados y marinos españoles ofrecieron una valiente resistencia, no pudieron hacer gran cosa contra el poderío americano, apoyado por los insurgentes cubanos y filipinos. En este país asiático, en un lugar llamado Baler, en la isla de Luzón, se vivió un último episodio dramático que puso el colofón a la guerra que acabó con los vestigios del antiguo imperio donde nunca se ponía el sol.

Al estallar la guerra, fue enviado a la población de Baler un destacamento de 54 soldados españoles al mando del capitán De Las Morenas. Los soldados tagalos (filipinos) no tardaron en asediarlos (se contaban a cientos). Los hispanos se refugiaron en la iglesia, que estaba muy sólidamente construida (las inclemencias del tiempo obligaban a ello), y desde ese santo lugar resistieron todos los ataques que eran constantes. Como el asedio duró meses, los alimentos empezaron a escasear, y los defensores tuvieron que comer ratas y lagartos, entre otros "manjares". En cierta ocasión se atrevieron a salir de caza, pero tuvieron que hacerlo de manera que no fueran ellos los cazados por los soldados filipinos. A la falta de alimentos y a los ataques sin cuartel de los enemigos, se sumaron las epidemias de ber-iberi y de disentería que acabaron con la vida de varios soldados y del capitán de la guarnición española, que fue sustituido por el teniente Cerezo.

Aún así, los españoles aguantaron bien el asedio, de manera que no se enteraron de que el gobierno de su país se había rendido y que había firmado la paz con los Estados Unidos. Esto sucedió el 13 de agosto de 1898; España renunció a Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, justo donde se encontraba Baler. Es decir, que estaban defendiendo una iglesia que ya no les pertenecía. Muchos soldados fueron repatriados, mientras que en Baler se seguía luchando. Desde Manila, la capital de Filipinas, se enviaron emisarios para que se rindiera la guarnición asediada, pero el teniente Cerezo pensaba que era una trampa, para hacerles salir y matarlos de esa manera. Incluso, un destacamento de soldados americanos, pertenecientes al buque Yorktown, quiso salvar a los soldados españoles, pero fracasaron y murieron en el intento.

Por fin, le entrega un oficial español un periódico al teniente al mando, que lo leyó y se quedó convencido de que la guerra, efectivamente, ya había terminado. El 2 de junio de 1899, 33 soldados hispanos se rindieron y salieron de Baler desfilando militarmente, vestidos con los harapos en los que se habían convertido sus uniformes.

No sólo, el honor y el deber fueron determinantes para que los españoles resistieran durante 337 días un asedio en condiciones tan duras. Hay que tener en cuenta que si algún soldado desertaba y era sorprendido podía ser fusilado. De hecho, hubo dos casos de fusilamiento en el tiempo que duró el cerco y las privaciones.


 
 
Años después, tras la II Guerra Mundial, muchos soldados japoneses se vieron aislados en una multitud de islas del océano Pacífico sin enterarse de que la guerra había acabado. Algunos incluso murieron luchando contra las autoridades locales muchos años después de darse por terminado el conflicto, como el cabo Shimada que fue abatido por soldados filipinos en Lubang.
 
Otro superviviente fue Bunzō Minagawa que vivió oculto en Guam desde 1944 hasta mayo de 1960. Es decir que estuvo viviendo completamente sólo en aquel paraje, obedeciendo las órdenes de su emperador que le había enviado a la guerra, durante más de 15 años. Pero aún así, el no tiene el récord de permanencia en una isla del Pacífico aislado del mundo exterior pensando que la guerra no había terminado. Ese triste récord lo tienen el teniente Onoda y un tal Nakamura que fueron descubiertos en 1974. Todo un récord de supervivencia. Algunos de ellos incluso vieron morir a algunos compañeros suyos que habían compartido su fatal destino.
 
 
 
Shoichi Yokoi apareció en la selva de Guam en 1972.  
 
 
Con este post inauguro una nueva sección que he titulado "Historias paralelas", que relaciona hechos históricos que guardan cierta relación. En este caso en concreto, he puesto en paralelo dos ejemplos de valor y lealtad de los soldados de dos naciones en concreto (pero cuyo ejemplo se puede extrapolar a cualquier nación del mundo), que lucharon en unas guerras que habían iniciado otros, pero que combatieron aún así con determinación y acatando unas órdenes, pensando que era lo mejor para su país y sus familias.
 


martes, 27 de agosto de 2013

Los hijos de Ragnar Lothbrok (I): Hastein y Bjorn.

El famoso héroe vikingo Ragnar Lothbrok, cuya existencia misma es incierta (ver la entrada del blog sobre él), tuvo una prole muy extensa de hijos varones que fueron, también, grandes guerreros y navegantes (debería ser un padre muy orgulloso de sus hijos). En este espacio hablaré de dos en concreto, Hastein y Bjorn Costado de Hierro, y de su gran viaje hacia el Mediterráneo que les llevó tres años, llenos de aventuras, batallas y saqueos.

Los dos hijos de Ragnar eran ya jefes vikingos bien conocidos cuando partieron desde sus bases del rio Loira, en el año 859. Después de saquear el norte de Francia y verse asediado durante semanas por los francos en la isla de Olissel, Bjorn se vio asediado nuevamente por un líder vikingo rival, llamado Weland, que estaba "alquilado" por el rey de Francia. Después de  pagar un cuantioso rescate, empezó el épico viaje de los dos hijos de Lothbrok.


Bjorn, hijo de Ragnar Lothbrok en la serie televisiva "Vikingos", interpretado por el joven actor Nathan O´Toole.
 
 
La flota de los dos sumaban 62 barcos. Cuando navegaban por el norte de España, tuvieron dificultades con una armada, posiblemente perteneciente a los musulmanes, que en esa época dominaban la mayor parte de la península Ibérica. En la costa gallega, también, fueron alejados por un tal conde Pedro. Se conoce que a la altura del Algarve ya iban bastante cargados de oro, plata y prisioneros, cuyo destino sería la esclavitud, pero decidieron seguir el viaje y cruzar el estrecho de Gibraltar para adentrarse en el mar Mediterráneo.
 
Antes, habían llegado a la boca del río Guadalquivir, pero no quisieron remontarlo, como solían hacer con los grandes ríos de Europa, para, así, saquear alguna gran ciudad. Seguramente, habían oído hablar del fracaso de una expedición anterior, cuando una flota vikinga subió por ese mismo río para toparse con un gran número de barcos musulmanes que les esperaban, y les derrotaron después de una sangrienta batalla naval en las aguas de ese río. En vez de hacer eso, atacaron y saquearon Yazirat al-Jadra (la actual Algeciras) e incendiaron la mezquita de la población (exactamente hacían lo mismo si capturaban alguna iglesia cristiana; ¿puede que fuera esta la razón por la que tenían tan mala prensa los vikingos entre los cronistas cristianos y musulmanes?). Sin embargo, años después levantaron una mezquita nueva, y las puertas pertenecían a la madera de un barco vikingo capturado.
 
En la costa africana atacaron Nakur, el asentamiento islámico más antiguo de Marruecos. Cuando atravesaron el estrecho de Gibraltar, asolaron las costas orientales de al-Andalus, las del sur de Francia e Italia; es probable que llegaran hasta Alejandría, y que se adentraran en aguas de Bizancio. Después de tantos años de travesía perdieron muchas naves, y también sus hechos se trasformarían en diversos episodios legendarios. En uno de ellos, se dice que quisieron atacar Roma, pero se equivocaron y fueron a la ciudad de Luni. Como era una ciudad que estaba amurallada, y no pudieron tomarla al asalto, se inventaron una treta para penetrar en ella. Los vikingos hicieron correr el rumor de que su jefe Bjorn había muerto, pero que quería ser enterrado en la ciudad porque se había convertido al cristianismo y su última voluntad era la de ser enterrado en la tierra consagrada adyacente a la iglesia cristiana de la ciudad. El obispo de la localidad accedió a concederle ese último deseo al vikingo arrepentido, y le abrieron las puertas a un cortejo fúnebre de unos pocos vikingos que portaban el féretro de Bjorn. Una vez en el interior de la iglesia, el supuesto fallecido "resucitó" y empezó a darle las armas, que estaban escondidas en el ataúd (que a nadie se le ocurrió registrar), a sus guerreros que abrieron las puertas de la ciudad a los demás compañeros que estaban esperando fuera de la misma. No hace falta decir el destino final de Luni, que acabó como todas las demás ciudades atacadas por los vikingos.
 
Antes de atravesar al estrecho de Gibraltar, esta vez ya regresaban a casa, fueron atacados por una flota enemiga (parece ser que era musulmana) que les hizo perder muchos barcos. Después de bordear la península Ibérica, llegaron a aguas de la actual San Sebastián y, desde allí, lanzaron un ataque por tierra hasta la ciudad de Pamplona. Capturaron a su rey García Iñíguez, al que posteriormente devolvieron la libertad a cambio de un enorme rescate (70.000 monedas de oro). Finalmente, en el año 862, y después de tres años de travesía llegaron al Loira sólo 20 naves de las 62 que comenzaron el épico viaje.
 
Bjorn regresó después a Escandinavia donde vivió el resto de su vida como un hombre rico y famoso. En cambio, la actividad de Hastein fue más extensa aún, retirándose siendo ya anciano, y llegó a convertirse en uno de los jefes vikingos más sobresalientes. Entre sus correrías se cuentan una batalla en la que venció a Roberto el Fuerte, en el norte de Francia. También, estuvo en Inglaterra, luchando contra los ejércitos sajones de Alfredo el Grande. Desapareció de los registros históricos en el años 896, y no se sabe tampoco como murió.
 
 
 
 
 
Fuente principal: "El azote del norte. Vikingos", de Ian Heath.
 
 


miércoles, 21 de agosto de 2013

¿Existió Robinson Crusoe?

La novela sobre la vida de el náufrago llamado Robinson Crusoe, fue publicada en el año 1719. El argumento de la obra nos cuenta como un marinero de Oxford sobrevive en una isla tropical durante 28 años. Alejado de la civilización, descubre que no está sólo en aquel paraje: sus indeseables vecinos son una tribu caníbal. El protagonista, que bastante tenía ya con intentar no morir de hambre, logró rescatar a un prisionero de la tribu enemiga, al que llamaría "Viernes". Juntos sobrevivirían hasta lograr ser rescatados después de una larga temporada en aquel lugar tan paradisíaco, si hubiera estado de vacaciones, claro.




Este libro está considerada como la primera novela inglesa, pero ¿está inspirada en algún personaje real? ¿Daniel Defoe conocía la historia de alguna persona que hubiera sobrevivido durante años en alguna isla deshabitada? La respuesta es sí.




El mapa pertenece a la llamada isla del Pacífico de Robinson, en el archipiélago de Juan Fernández, que se encuentra cerca, y que pertenece a Chile. Durante cuatro años y cuatro meses, estuvo viviendo allí en soledad un marinero escocés llamado Alexander Selkirk.

Alexander nació en Escocia en 1676. Era hijo de un zapatero y curtidor (lo que aprendió de su padre en la niñez le sería muy útil después cuando estuvo de náufrago). En 1703 se embarcó en el Cinque Ports, con la misión de hostigar a los barcos enemigos (en esa época Inglaterra estaba en guerra con España). Después de varias acciones, su barco llegó a la isla Más a Tierra (la actual isla Robinson), y Selkirk le instó al capitán del buque a que lo reparara, porque estaba en muy mal estado. Después de una acalorada discusión, Alexander fue obligado a quedarse en tierra, mientras sus compañeros zarpaban: y así empezó la leyenda.




Al principio comía todo lo que podía encontrar en la isla (marisco...). Después descubrió que en el interior habitan una especie de cabras que le proporcionaron carne y leche. Construyó un par de cabañas, y domesticó a un gato salvaje para que le protegiera de las ratas por la noche. Cuando se le acabó la pólvora, tuvo que empezar a cazar con un cuchillo. En un par de ocasiones vinieron barcos españoles a la isla, pero tuvo que esconderse para no ser localizado; una vez, unos marineros se pusieron a orinar en el mismo árbol en el que se encontraba Selkirk escondido en la parte superior. A diferencia de la que ocurrió en la novela, aquí el protagonista vivió completamente sólo durante los años que duraron su estancia en la isla. Le sirvió de consuelo la lectura de un libro que llevaba consigo: la Biblia.

Por fin, en 1709, fue rescatado y llegado a Inglaterra donde consiguió fama y fortuna, pero tras tantos años en la más completa soledad, el cambio a la civilización no fue fácil, y Selkirk volvió a hacer lo que mejor sabía: navegar. Se embarcó nuevamente y murió durante la travesía en 1721, cuando la novela de Daniel Defoe ya había sido publicada hacía dos años y, mucho antes, de que dicha obra se convirtiera en uno de los tres libros más leídos de todos los tiempos, junto al Quijote y la Biblia.

Pero la historia de Selkirk, ¿fue la única inspiración de Defoe?, ¿o hubo alguien más?

Parece ser cuando Daniel Defoe estuvo viviendo una temporada en España oyó hablar sobre cierto marinero llamado Pedro Serrano. Su historia la recoge el Inca Garcilaso de la Vega, escritor peruano nacido en Cuzco.




El autor comenta que la historia se la contó un tal Garci Sánchez de Figueroa, que conoció a Pedro Serrano en persona, que decía que en un viaje de Cartagena a La Habana se hundió el barco en el que viajaba el marino. Serrano desembarcó en la que se conoce como isla Serrana (se le puso el nombre en su honor). Estaba despoblada e inhabitable, de hecho, no contaba con ninguna fuente de agua dulce. Apenas había vegetación y, como era un arenal, no había lugar donde resguardarse de las inclemencias del tiempo. Y, aún así, aquel desdichado sobrevivió durante siete largos años.

Al principio se alimentaba de pequeños moluscos y otros pequeños animales a los que ingería sin cocinar. Cuando empezaban a llegar tortugas a la playa, les daba la vuelta y las mataba, bebiéndose su sangre para suplir la falta de agua. Afortunadamente, en esas latitudes suele llover, cosa que le salvó la vida, pero se las ingenió para hacer depósitos de agua, con los caparazones de las tortugas.

Cuando llevaba tres años en el lugar, apareció un nuevo náufrago, que seguramente era español también, pero del que no sabemos su nombre, y que se convirtió en compañero de Pedro Serrano en aquel paraje. El pobre desgraciado aguantó durante cuatro años hasta que pudo ser rescatado, pero murió durante la travesía que le llevaba a casa. Fue un héroe anónimo, uno más de los que la historia se ha olvidado. En cambio, cuando Pedro Serrano llegó de vuelta a España se convirtió en una celebridad, y viajó por toda Europa divulgando sus aventuras a la alta sociedad. Incluso, llegó a conocer al emperador Carlos V, que le concedió una pensión.

Independientemente, de que si Defoe se inspiró en la vida de uno o de otro, o de los dos, o de otros náufragos, la historia de Robinson Crusoe es la de un hombre que lucha contra los elementos, la soledad, la naturaleza salvaje. Y es en los momentos difíciles, cuando el ser humano demuestra su grandeza, su inteligencia y su habilidad. El hombre acaba sometiendo a la naturaleza pero, también, aprende a respetarla y a amarla, porque sabe que no puede vivir sin ella.

Por cierto, ¿sabéis como acabó el barco que dejó a Alexander Selkirk en aquella isla desierta, en la que pasó más de cuatro años abandonado, y al que no quiso embarcar porque decía que había que repararlo? Pues naufragó antes de llegar a la costa de la actual Colombia, después de dejar al escocés "más tirado que una colilla".



sábado, 17 de agosto de 2013

¿Cuál fue el primer ataque vikingo de la historia?

El ataque al monasterio de Lindisfarne del año 793 d.C. es generalmente considerado como la primera incursión llevada a cabo por los vikingos en Europa occidental. La matanza de monjes que siguió después, por otro lado innecesaria ya que estarían desarmados, y el robo de las reliquias y objetos religiosos, los de oro y plata, por supuesto, ya que no le interesaban otra cosa, y el secuestro de algunos hombres, para ser vendidos después en el mercado de esclavos, llegaría a ser habitual durante los próximos 200 o 300 años después de este primer golpe, y marcaría la llamada "era vikinga".


 


El ataque al monasterio, perteneciente al reino de Northumbria, fue bastante famoso, pero, realmente, ¿fue el primer ataque vikingo registrado en los anales de la historia?

La crónica anglosajona es un manuscrito que narra los hechos de la época. Escrita en inglés antiguo, no en latín como la mayoría de los libros de aquellos tiempos, tiene entradas que se corresponden con el año en que ocurrieron los hechos. Constituye una fuente muy valiosa de información para los historiadores que investigan aquella época. En la entrada que corresponde al año 787 dice:

"...Y en sus días se presentaron por primera vez tres barcos normandos procedentes de Hiirthaland; y el alguacil del rey se acercó a ellos e intentó obligarlos a seguir a la corte real...porque ignoraba quiénes eran..., y le dieron muerte. Éstos fueron los primeros barcos daneses llegados a Inglaterra."




Es decir, nos está contando que seis años antes del famoso ataque a Lindisfarne, los vikingos ya habían atacado las costas de Inglaterra y que habían causado la primera baja mortal registrada en unos anales. También, podemos deducir que el número de guerreros empleados podrían ser de unos 100 o 150, teniendo en cuenta que una nave de esas características podía estar tripulada por unos 40 o 50 hombres. Lo que no sabemos es el nombre del jefe de la expedición en ninguna de las dos incursiones, ni la del 787 ni la del 793 (no es Ragnar Lothbrok, como se dice alegremente en la serie televisiva "Vikingos").


 


Tampoco sabemos que es lo que hicieron tras matar al alguacil del rey, en el transcurso del primer ataque. Tal vez asaltaron alguna aldea cercana y robaron las pertenencias de los campesinos, tras matar a los hombres, violar a las mujeres y llevarse a algunos de ellos para venderlos como esclavos. Al comprobar lo pobres que eran aquellas gentes, los vikingos regresarían a Escandinavia un tanto decepcionados. Después de seis años de esclavitud en tierras nórdicas, alguno de los esclavos habría aprendido el idioma de los vikingos, y le diría a su amo donde podrían encontrar oro. Le informaría que había ciertos lugares sagrados que albergaban grandes riquezas, y que, además, estaban sin vigilar por ninguna clase de soldado o guerrero. Aquellos lugares eran las iglesias y los monasterios cristianos.


Las ruinas actuales del monasterio de Lindisfarne.
 
 
Cuando los vikingos regresaron seis años después para atacar el monasterio de Lindisfarne, seguramente ya sabían que era un objetivo fácil y con objetos valiosos con los que poder saciar su codicia. Así empezaron los primeros ataques vikingos. Después vendrían objetivos mayores, puesto que el hambre de estos guerreros nórdicos era insaciable, como nos lo demuestran las páginas de la historia.
 



jueves, 15 de agosto de 2013

Vlad el empalador (¿Drácula?). ¿Fue tan cruel?

Vlad III Tepes o Empalador (1431-1476) fue voivoda (príncipe) de Valaquia hasta en 3 ocasiones (ello indica lo inestable que eran aquellos tiempos). Si despojamos todo el mito, nos queda un luchador contra el expansionismo turco que amenazaba con engullir primero los Balcanes, y después toda a Europa, aprovechando la debilidad de los reinos cristianos de la época, que eran incapaces de unir sus fuerzas para vencer a un imperio cuyo apetito no parecía tener límites. No hay que olvidar que sólo fueron frenados casi un siglo después en las mismas puertas de Viena, después de haber engullido lo que quedaba del imperio bizantino y multitud de reinos balcánicos. Y aquí tenemos a un pequeño principado, Valaquia, con un líder cruel pero firme, que logró la unidad de sus gentes, de una manera implacable, haciendo frente a una horda de soldados que luchaba por la gloria de su sultán.





Si se analiza la vida de Vlad, se aprecia que no tiene nada de vampiro ni nada que se le parezca. Su relación con el mito de Drácula procede de una novela de 1897, escrita por Bram Stoker, que se fija en el apodo de Vlad, Draculea (hijo de Dracul, que era como le llamaban a su padre), y poco más.

La infancia de Tepes fue dura, y esa dureza moldeó su carácter. Él y su hermano Radu, fueron entregados al sultán otomano como rehenes en muestra de sumisión. En 1447 volvió a Valaquia; su padre había sido apaleado hasta morir, y a su hermano Mircea le habían cegado y enterrado vivo. Aunque el responsable de la acción fue el conde Juan Hundayi, éste había sido apoyado por los nobles valacos (boyardos), cosa que no olvidaría Vlad.

Cuando se afianzó en el trono de Valaquia (Rumanía no existía todavía como tal), vio la necesidad de afianzarse eliminando toda la oposición interna. Vlad, veía en los boyardos una fuente de inestabilidad, ya que elevaban y hacían caer a los príncipes a su antojo. Por eso, invitó a 500 a una gran comida. Se dice que a los más ancianos y las mujeres los empaló (su técnica de ejecución favorita; según parece la aprendió de los turcos cuando estuvo de rehén en la corte del sultán), y a los más jóvenes los usó para que construyeran el castillo de Poenari; durante su construcción (mejor dicho su ampliación y mejora), morirían la mayoría de ellos por los rigores del trabajo.



Castillo de Poenari.



Después, en su afán de acabar con toda la oposición interna, dirigió su atención a los comerciantes sajones que habitaban en su principado, y que controlaban las redes comerciales. Lo primero que hizo Vlad fue eliminar sus privilegios y, después, fue contra las ciudades arrasándolas y empalando a todos los habitantes (en 1459 empaló a 30.000 personas de origen alemán). Ni siquiera perdonó a los niños. Cuando un sacerdote le reprochó esto último, la contestación del voivoda fue la siguiente: "Te debo una explicación: no puedes quedarte nunca a medio camino. No basta con podar la mala hierba, debes llegar a la raíz para poder exterminarla. Los niños de hoy son mis enemigos de mañana, y no tardarán en vengar en mí a sus padres". El prior fue empalado poco después de haber sido contestado.



Gracias a los relieves de los palacios asirios, se sabe que la técnica del empalamiento era utilizada en Oriente Medio muchos siglos antes del nacimiento de Cristo. La cruel técnica era sencilla y despiadada: se trataba de introducir una larga estaca por el ano (mejor si era puntiaguda para que la muerte fuera más rápida) al condenado, y poner vertical el palo y clavarlo al suelo, para que se introdujera lentamente provocando una muerte agónica y dolorosa. El suplicio podía durar hasta 2 o 3 días. El empalamiento, también, se podía aplicar a un costado, la vagina o la boca.


Otro ejemplo de sus atrocidades fue la escena que nos cuentan la crónicas acerca de un gitano que fue condenado a la horca por robar. Los gitanos pidieron a Vlad Tepes que suavizara el castigo y, en una carta dirigida al emperador Segismundo, apelaron a él para que suprimiera el castigo de la horca. Al verse cuestionado Vlad, hizo cocinar al reo en una olla, llamó a los demás gitanos y les ordenó a todos que lo devorasen, incluídos sus huesos. Para acabar con los pobres, reunió a muchos de ellos y los invitó a comer (era mal asunto que te invitara). Una vez reunidos, ordenó quemar la sala. Era su forma de eliminar la pobreza.

LOS OTOMANOS INVADEN VALAQUIA.


El sultán otomano Mehmed formó un impresionante ejército de 100.000 hombres para invadir Valaquia. Vlad, sin apoyo de las demás naciones cristianas, tenía que hacer frente con sólo unos pocos miles de hombres. Era el príncipe de una pequeña nación que luchaba por su supervivencia, pero, al menos, tenía el país controlado bajo un puño de hierro, y había conseguido que los valacos temieran más a su gobernante que al enemigo.

Vlad es considerado como un héroe nacional en Rumanía por la resistencia magistral que opuso ante los intentos de invasión que procedían de su poderoso vecino. Según parece, el voivoda no escatimó esfuerzos ni valor, poniéndose al frente de sus hombres en el fragor de la batalla. Frente a las abrumadoras fuerzas de invasión, una batalla campal hubiera sido un suicidio, por lo que Vlad optó por una acción de "tierra quemada", no dejando nada para saquear a los poco bienvenidos visitantes, y asestando golpes por sorpresa, como el que se produjo una noche contra el campamento otomano y que fue un gran éxito de las tropas valacas.

Con unas tropas diezmadas por la peste, Mehmed abandonó la lucha y volvió a Estambul, dejando a Radu, el hermano de Vlad y títere de los turcos, a cargo de unos cuantos efectivos para que continuara la lucha. Finalmente, Tepes fue depuesto por el rey de Hungría (Matías Corvino) y encarcelado en 1462, siendo Radu elevado al trono de Valaquia.

En 1475 Vlad fue puesto en libertad, y Radu había sido muerto durante unas revueltas en Valaquia, por lo que Tepes volvió a recuperar el poder su principado gracias al mismo que le había puesto bajo arresto, el rey de Hungría; así es la política, en ese momento hacía falta un guerrero como Vlad en el trono valaco ya que los otomanos estaban atacando otra vez. Pero, en esta ocasión el héroe cayó, o en batalla o asesinado por un mercenario que lo decapitó por la espalda; no se sabe con certeza.

El cuerpo del príncipe fue sepultado en Snagov, un convento cerca de Bucarest. Pero, su cabeza fue cuidadosamente conservada en miel, enviada a Mehmed como prueba de su muerte, atravesada por un palo y expuesta a la vista de todos. En la actualidad, se hallan perdidos tanto su cuerpo como su cabeza, lo que alimentan el mito todavía más.


Interior de la iglesia de Snagov en el lugar donde fueron enterrados los restos de Vlad Tepes.


¿REALMENTE  FUE  VLAD TEPES UN PERSONAJE TAN CRUEL?


Muchas de las historias que nos han llegado del voivoda de Valaquia proceden de los escritores alemanes. Teniendo en cuenta lo mal que acabaron algunos colonos sajones (alemanes) que vivían en aquel país por oponerse a las políticas de Vlad, no es de extrañar que pudieran exagerar algunos acontecimientos. Además, no podemos decir que el resto de los grandes personajes de la época, fueran menos crueles. Realmente, Vlad Tepes fue una persona despiadada en un mundo igualmente despiadado. A continuación, voy a enumerar algunos ejemplos de lo poco piadosos que llegaron a ser el resto de los dirigentes de la época.

Luis XI de Francia fue un rey que buscó a toda costa hacer de su país un reino unido y fuerte, y no escatimó en medios para lograrlo. Se dice que aceleró la muerte de su padre y envenenó a su hermano para acceder al poder. A la nobleza la doblegó de una manera despiadada. A su consejero lo cegó rociándole los ojos con agua hirviendo y, como el procedimiento fracasó, mandó completar el "trabajo" con dos tiros de arco. Construyó jaulas donde encerró a sus más enconados rivales, con unos cerrojos más altos que la estatura normal de un hombre.

El sultán Mehmed II, en una campaña, hizo degollar a toda la guarnición de un castillo, y despedazar a sus capitanes por ofrecer una gran resistencia. A unos 6000 habitantes de una ciudad los hizo torturar hasta morir y, en 1464 mandó empalar a todos los varones de dos fortalezas tomadas en Albania.

George Bataille, escribió acerca de la guerra del siglo XV: "...cuando los soldados buscaban las provisiones que necesitaban en una aldea, se apoderaban de los hombres, mujeres y niños pequeños sin hacer distinciones de edad o sexo; abusaban de las mujeres y doncellas; mataban a padres y maridos en presencia de sus hijas y esposas; confiscaban los víveres y dejaban morir de hambre a los niños pequeños; encadenaban a las mujeres embarazadas, quienes parían entre cadenas, y dejaban morir a los recién nacidos...; luego, arrojaban al río a madre e hijo; cogían a sacerdotes..., los encadenaban y molían a palos...".

Durante la batalla de Azincourt, en 1415, los ingleses se apoderaron de miles de caballeros franceses, embutidos en pesadas armaduras, y temieron que se rebelaran antes de que acabara el combate. El rey Enrique V no dudó un instante en lo que debía hacer y ordenó masacrar a toda la masa de nobles que se hallaba desarmada. Como era difícil ejecutar a un hombre que se hallaba acorazado desde la cabeza a los pies, se vivieron escenas dantescas de muerte: se clavaban puñales por los visores de cascos, se partían caras, cabezas..., el resultado final fue una escena de horror y brutalidad que, por otro lado, los ingleses no deseaban pues perdieron una ocasión única de pedir rescate a las familias nobles de los que fueron degollados ese día.

Si hablamos de justicia en el ámbito civil nos encontramos con una crueldad que tampoco se queda muy atrás si la comparamos con la que aplicaban los monarcas. La tortura estaba permitida, y la pena de muerte y la mutilación eran habituales. A los ladrones se les ahorcaba. El asesinato se castigaba con la decapitación. El descuartizamiento era para los traidores. El tormento de la rueda, estaba reservado a los ladrones importantes y a los incendiarios. La hoguera, para los hechiceros, herejes y homosexuales. La muerte en agua, vino o aceite hirviendo, para los falsificadores de moneda...Al que dañaba un haya (una clase de árbol), se le arrancaba las tripas, se les ataba con ellas y se le obligaba a correr alrededor del haya hasta que quedara enroscado.


La tortura de la rueda empezaba con una serie de golpes para romperle todos los huesos y articulaciones al condenado.


También podemos enumerar aquí como la Inquisición quemaba a las brujas y herejes en todas las ciudades de Europa, o como ejecutaban en Inglaterra a los condenados por traición (ver la entrada sobre William Walace).

Y pondría poner más ejemplos, pero no quiero cansar al lector. Todo esto no exculpa la actitud de Vlad, pero puede relativizar sus acciones.

A diferencia de Gilles de Rais, el infanticida y mariscal de Francia que prefería la visión de la sangre y la muerte a cualquier otra cosa y que derramaba la "simiente de vida" sobre sus víctimas, en Vlad Tepes no se encuentran hechos tan inequívocos de que fuera un loco sin escrúpulos que disfrutara de las torturas que mandaba ejecutar.

Bibliografía principal: "Drácula. Vlad Tepes, el Empalador, y sus antepasados", de Ralf-Peter Märtin.




jueves, 8 de agosto de 2013

¿Existió Ragnar Lothbrok?

En el año  845 los vikingos remontaron el río Sena y llegaron a París. Antes, habían derrotado a un ejército franco y capturado a 111 soldados; su destino fue la horca, era la manera vikinga de honrar a su dios Odín. Por entonces, reinaba en aquellas tierras un nieto de Carlomagno, Carlos el Calvo, que pagó una fuerte cantidad de oro y plata para que los guerreros nórdicos abandonaran el asedio a la ciudad. Éstos embarcaron en sus naves, los cronistas dan la cifra de 120 unidades, y pusieron rumbo al lugar de donde vinieron, Escandinavia, con las cubiertas de sus barcos repletas de riquezas. El jefe de la expedición era un tal Reginherus o Ragnar.


El actor Travis Fimmel interpretando a Ragnar Lothbrok en la serie televisiva "Vikingos"
 
 
Algunos historiadores piensan que el jefe del asedio a París era Ragnar Lothbrok ("calzones peludos"), un héroe, y rey de Suecia y Dinamarca, hijo de Sigurn Ring, que aparece en las sagas y que, incluso, es protagonista de la saga que lleva su nombre. En estos relatos se cuenta que Ragnar desembarcó en Inglaterra para llevar a cabo una incursión, pero fue derrotado y capturado por el rey de Northumbria, Aella, que ordenó que fuera echado a un pozo lleno de serpientes, que acabaron con la vida de tan valiente vikingo (865).
 
Los hijos de Ragnar (Ivar, Halfdan y Ubbe) buscaron vengarse por el asesinato de su padre. Hay que tener en cuenta la mentalidad y religiosidad de los vikingos para comprender la magnitud del crimen: sólo los guerreros que morían en combate podían acceder al paraíso (o Valhalla), y a su padre lo habían matado un puñado de serpientes. Y que mejor manera de venganza que invadir Inglaterra y matar de una manera atroz al responsable de la muerte de su padre y todo un héroe del pueblo vikingo.
 
El ejército de los hijos de Ragnar desembarcó en Inglaterra unos pocos años después. Vencieron al rey Aella en batalla y le capturaron. Le aplicaron la tortura llamada "el águila sangrienta", por la cuál le abrían la espalda al sacrificado, la quitaban las costillas y le sacaban los pulmones de manera que parecieran las alas del águila; y todo ocurría mientras estaba vivo el pobre condenado. Después de conquistar Northumbria, los vikingos tomaron East Anglia, Mercia, y casi conquistaron toda Inglaterra si no llega a reinar en Wessex un extraordinario personaje que estaba destinado a pasar el resto de su vida en los muros de una Iglesia como sacerdote, si el destino no hubiera intercedido para acceder al trono y, de paso, a convertirse en uno de los reyes más grandes que haya habido en las islas británicas: ese rey era Alfredo del Grande (pero esto es otra historia).
 
Lo de la muerte de Ragnar en el pozo de serpientes y la horrible tortura sobre el rey Aella, así como la vida de Ragnar Lothbrok proceden de las sagas que se escribieron unos 400 años después de que acontecieran tales relatos. Por eso, algunos historiadores piensan que no pudieron ser auténticos todos los hechos anteriores. Hay algunos que, incluso, dicen que Ragnar Lothbrok no existió. Según otros eruditos, como Katherine Holman, las hazañas atribuidas a Ragnar son una amalgama de hechos de varios personajes atribuidos a un sólo héroe inventado en la literatura.
 
Hay fuentes que contradicen las sagas. Por ejemplo, hay escritos ingleses que afirman que el rey Aella de Northumbria murió combatiendo en el mismo campo de batalla, por lo que no se le pudo aplicar el método de tortura del "águila sangrienta", que también es cuestionado que existiera como tal.
 
Hay otros historiadores que opinan que sí pudo existir Ragnar Lothbrok, aunque sin reunir todas las hazañas que se le atribuyen. En general, se puede decir que su historicidad no está clara. De lo que no cabe duda, es que sus hijos si fueron personajes históricos.
 
 
 
 
 
 
 
En la magnífica película de 1958 "Vikingos", Ragnar (¿Lothbrok?), interpretado por Ernest Borgnine, es ordenado tirar a un pozo lleno de lobos por el rey Aella. Antes de empujarlo hacia su fatal destino, Eric (Tony Curtis), le entrega una espada a Ragnar para, así, poder ir al Valhalla, al poder morir combatiendo.
 

lunes, 5 de agosto de 2013

¿Existió d´Artagnan o es un personaje de ficción?

          D'artagnan es el protagonista de una serie de novelas que escribió el francés Alejandro Dumas en el siglo XIX. En ellas se narra las aventuras del personaje que, en compañía de tres célebres mosqueteros, llegará a convertirse en uno de ellos al servicio del rey Luis XIII de Francia. El malvado cardenal Richelieu será el que le ponga las cosas difíciles. Pero, ¿existió realmente alguien así, o es un personaje nacido de la pluma de un novelista?...



 

          El personaje de d'Artagnan tiene su base en la obra Les mémoires de M. d'Artagnan de Gatien de Courtilz de Sandras (c.1611-1673), la que a su vez se inspiró en la biografía del militar francés Charles de Batz-Castelmore d'Artagnan, que no vivió en la época del Luis XIII y del cardenal Richelieu, pero sí en la del cardenal Mazarino y de Luis XIV. Charles de Batz entró en el cuerpo de los mosqueteros en 1633 gracias a la influencia de un amigo de la familia, Jean-Armand du Peyrer (el señor de Tréville de las novelas). En 1646, la compañía de los mosqueteros fue disuelta, pero d'Artanan continuó al servicio de su protector, el cardenal Mazarino.

          Trabajó como espía en los años de la Fronda (una guerra civil). Gracias a su lealtad al rey Luis XIV, le fueron encomendadas delicadas cuestiones de seguridad y espionaje. Fue ascendido a capitán en 1655. Tres años después, fue nombrado subteniente en el nuevamente formado cuerpo de los mosqueteros, un cargo de mucho prestigio.

          D'Artagnan arrestó a Fouquet, el superintendente de finanzas de Luis XIV, acusado de malversación, y que fue sentenciado a prisión y murió en extrañas circunstancias.

          En 1667, ascendió nuevamente. Además, fue nombrado gobernador de Lille, donde no fue muy popular su gobierno, y regresó a los campos de batalla. Durante la guerra franco-holandesa (1672-1678), murió en el asedio a la ciudad de Maastricht (25 de junio de 1673), a consecuencia de una bala de mosquete que le destrozó la garganta. El historiador francés Odile Bordaz cree que su cuerpo está enterrado en la iglesia de san Pedro y san Pablo de Wolder, en los Países Bajos.


Estatua de d'Artagnan en Maastricht

jueves, 1 de agosto de 2013

El hundimiento del "general Belgrano":¿porque fue tan polémico?

          La guerra de las Malvinas sucedió en 1982. Fue una lucha entre argentinos y británicos por la posesión de unas islas donde sólo vivían unas 1800 personas. En los dos meses y medios que duró el conflicto hubo casi 1000 muertos, de los que un tercio aproximadamente eran marineros pertenecientes a un viejo crucero argentino que se llamaba general Belgrano.

          El buque, de construcción estadounidense, fue botado en 1938, y sobrevivió al ataque japonés de Pearl Harbour de 1941, que inició la implicación de EEUU en la II Guerra Mundial. El barco sobrevivió con éxito y, en 1951, fue vendido a Argentina, donde dejó de llamarse Phoenix.

          Después de que tropas argentinas invadieran las Malvinas (los británicos las llaman Falklands), la reacción británica no se hizo esperar: una poderosa flota fue formada apresuradamente para ser enviada al Atlántico sur para recuperar la colonia. Como avanzadilla, se enviaron algunos submarinos de propulsión nuclear, entre los que se encontraba el Conqueror. La flota británica tardó menos de un mes en llegar al campo de batalla, y lo primero que hicieron fue recuperar de forma incruenta las Georgias del sur, otras islas capturadas por los argentinos, donde apresaron a casi 200 hombres.

          Los británicos habían establecido la llamada "Zona de Exclusión Total" de 200 millas naúticas, alrededor de las islas Malvinas, aunque advirtieron al gobierno argentino de que hundirían a cualquier barco enemigo aunque estuviera fuera de dicha zona. Esa área de seguridad, más bien, la habían puesto para disuadir de cualquier intento de reabastecer a las islas por mar y aire, y no tenía mucha más relevancia. ¿Acaso iban a parar, por ejemplo, una gran batalla naval sólo porque algún barco habría abandonado dicha zona?

          La guerra, que nunca fue declarada por cualquiera de los contendientes, empezó en serio el día 1 de junio. Los británicos bombardearon varios sitios estratégicos, entre ellos la capital de las Malvinas, Port Stanley. Se dieron combates entre cazas, en los que los argentinos perdieron cuatro aparatos en total. Y éstos a su vez, atacaron los barcos enemigos dañando a algunos de ellos. Hubo bajas, muertos y heridos.


Fotografía tomada desde los botes salvavidas del "general Belgrano" hundiéndose.


          El día 2 de junio la flota argentina estaba en posición para atacar a la Royal Navy. Los argentinos estaban divididos en tres flotillas: una con el portaaviones 25 de mayo a la cabeza (y sus cazabombarderos A-4), otra de escoltas, y una fuerza compuesta por el crucero general Belgrano más dos destructores. La misión era la de atacar en pinza. Pero ese día no hubo viento y los cazas del portaaviones no pudieron despegar (dicho barco tenía problemas técnicos también), por lo que retrocedieron de la zona, no para volver a puerto y olvidarse de todo, sino para volver y atacar con todo su potencial y, de esa manera, provocar una batalla aeronaval en toda regla.

          Fue entonces, cuando se retiraba, que el submarino Conqueror lanzó tres torpedos al crucero general Belgrano y lo hundió. Murieron 323 personas. La orden la había dado la presidente del gobierno de la Gran Bretaña, Margaret Thatcher. Desde ese momento, las críticas a esa acción han sido constantes: de como los piratas ingleses habían hundido a un barco que se retiraba, de que estaba fuera de la llamada "Zona de Exclusión Total", de que era un barco viejo de la segunda Guerra Mundial frente a un submarino que era nuclear... Críticas que provenían de Argentina y del mismo Reino Unido. Se ha dicho que fue un crimen de guerra y que había que procesar a la primera ministra británica por todas las muertes producidas en el hundimiento del barco. En cambio los británicos alegaron de que el barco representaba un peligro para sus hombres y barcos y que por eso tomaron la determinación de acabar con él.


Plan de ataque argentino "en pinza" contra  la armada enemiga.


          La verdad es que en ese momento, el temor a nuevos hundimientos por aquellos submarinos obligó a los argentinos a hacer volver su flota a puerto y a no hacerla salir más en toda la guerra. Con ello, evitaron una batalla naval, que como es evidente, los argentinos buscaban. Un choque, de resultado incierto, porque no soy adivino, que posiblemente hubiera costado cientos (incluso miles, en el peor de los casos) de vidas en ambos bandos, y que hubiera llenado de restos de barcos el fondo del Atlántico sur.

        Los que decían que el general Belgrano no representaba una amenaza seria para los barcos ingleses, no contaban que sus poderosos cañones podrían hundir a cualquier barco que se le pusiera a tiro y, sumado a los misiles antibuque exocet que llevaban los destructores de escolta, podían constituir un poderoso puño para golpear. El que estuviera fuera de la "Zona de Exclusión Total" parece irrelevante ya que ese sitio lo habían puesto los británicos para advertir de que acabarían con cualquier aeronave con abastecimiento que fuera en dirección a las islas, no que no iban a luchar a fuera de ella contra cualquier elemento bélico del enemigo. Y que el buque era viejo es un insulto para los mismos argentinos, ya que era un auténtico orgullo perteneciente a su marina. Además, por ejemplo, si alguien combate con un fusil de asalto contra un enemigo que porta un arco con flechas no debe dispararle sólo por la desigualdad técnica que hay entre las dos armas. Acaso, ¿no es igual de mortal la flecha que el fusil?
 
        Las críticas que se vierten por hundir el barco en un momento en que todavía la guerra no iba en serio y que aún se podía evitar, no parecen muy lógicas ya que, como he dicho antes, ya se había producido bajas mortales, se habían abatido aviones, algunos barcos fueron atacados y, lo que es más importante, si no se había luchado una gran batalla naval la misma mañana del 2 de mayo, fue por el único hecho de que no hubo viento para poder catapultar los aviones del portaaviones argentino. Así, ante todo lo expuesto, parece evidente de que la guerra no había manera de pararla en esos momentos.

          Que cada cual saque sus propias conclusiones. ¿Fue un ataque a traición por parte de los británicos? ¿Se pudo evitar la guerra? ¿Se pudo evitar hundir el crucero? ¿Fue un crimen de guerra de la señora Thatcher? ¿Estuvo justificado el ataque y se salvaron vidas al evitar una batalla naval de impredecibles consecuencias?

          Héctor Bonzo era el comandante del general Belgrano cuando éste fue torpedeado y hundido en la guerra. Fue el último hombre en abandonar el barco con vida, y saltó de él sólo cuando estaba seguro de que no podía ser rescatado nadie más. Lo que dice respecto a los hechos del 2 de mayo es lo siguiente:

[...]"Como mucho de lo que se dijo fue objetivamente desacertado, en todas mi exposiciones desde el término de la guerra traté de dejarlo en claro. Tanto es impropio aceptar que el Crucero ARA General Belgrano estaba paseando por los mares del sur, como decir que el ataque del HMS Conqueror fue a traición."


En el ataque a Pearl Harbor sobrevivió el buque. Lo que no pudieron hacer las bombas japonesas, si lo lograron, unos 40 años después los torpedos británicos.
 
 
 

Vídeo de National Geographic muy recomendable sobre el tema.