Buceando en la leyenda

Buceando en la leyenda

jueves, 25 de junio de 2015

La mala suerte del hermano del "Barón Rojo".

Los soldados que van a luchar en el frente, normalmente, sólo aspiran a seguir vivos cuando ha acabado la lucha, y poder volver a sus hogares. Solo hay algunos que consiguen ser héroes, pero hay unos pocos, muy pocos, que llegan a ser una leyenda. Ese fue el caso de Manfred von Richthofen, mejor conocido por su apodo, el Barón Rojo, llamado así por pilotar un avión de color rojo, comandando una escuadrilla, con cada avión pintado de un llamativo color también, durante la I Guerra Mundial (1914-1918).

Manfred fue el mejor piloto de combate de la contienda, derribando 80 aparatos enemigos, todo un récord sin duda, y cayó, para mayor gloria, un poco antes de que los fuegos de la guerra se apagaran..., pero no voy a hablar de él, sino de alguien que lo conoció muy bien, su hermano Lothar von Richthofen.

Dos años más joven que el afamado héroe, Lothar (1894-1922) comenzó siendo oficial de caballería, en una guerra en la que los jinetes no valían nada ante las ametralladoras, cañones y tanques. Y es que empezaba una nueva época, en la que los caballeros no cabalgaban en hermosos corceles, si no que volaban en toscos aeroplanos. Y así, el joven alemán fue transferido al servicio aéreo del ejército de su país en 1915, en concreto al llamado Jasta 11, que estaba comandado por su hermano. Éste fue el mentor de Lothar, repitiendo las enseñanzas que le trasmitiera a su vez el as de la aviación Boelcke. Cuando el Barón Rojo estaba de permiso, era Lothar el que le sustituía en la jefatura de la escuadrilla, y es que no tardó en demostrar su talento: en el mismo mes en el que ingresó como piloto de combate, marzo de 1917, obtuvo su primera victoria. En el mes siguiente logró 15 más, fue el llamado "abril sangriento".


Lothar von Ritchtofen.


Lothar, además de haber sido enseñado bien por su hermano, se había curtido como observador aéreo, siendo ambos factores fundamentales para obtener la destreza que le permitió ser uno de los mejores ases de toda la guerra. Es cierto que su increíble marca de 40 victorias palidece frente al doble que lograra su amado hermano antes de ser abatido, pero es que hay que tener en cuenta que Lothar von Richthofen fue derribado tres veces en combate, estando muchos meses convaleciente en algún hospital sin poder prestar servicio en el frente. Hay algunos que piensan que fue más eficiente, incluso, que su propio hermano Manfred.

Hay gente que cree en las supersticiones, y otros muchos que no. Yo no sé si Lothar lo era, puede ser que sí, ya que las tres veces que cayó derribado fue un día 13, sin duda un número maldito para los que son supersticiosos. De este modo, el día 13 de mayo de 1917 fue alcanzado por fuego antiaéreo después de su vigésima cuarta victoria. El día siguiente recibió la Orden Pour le Mérite. Apenas seis días antes había derribado al as británico Albert Ball, que posiblemente murió a causa de un accidente más bien.

Después de cinco meses en el hospital, Lothar regresó a los mandos de un avión. El día 13 de febrero de 1918 su avión se estrelló sufriendo graves heridas en la mandíbula y en la cara. Durante el periodo que estuvo convaleciente, unos cuatro meses, tuvo lugar el derribo y muerte del Barón Rojo en combate, para muchos una leyenda, lo que supuso una tragedia que le afectó enormemente.

Herido tras el accidente del día 13 de marzo de 1918. Con un hierro retenedor para su mandíbula rota. Tiene, también, la nariz rota, y la herida de su ojo derecho le seguiría causando problemas al regreso a la acción el verano siguiente.




Lothar regresó una vez más a un frente de batalla que daba ya sus últimos coletazos. Tuvo que seguir combatiendo y logrando más victorias para engrandecer los laureles de su amado país. Fue en este periodo cuando trabó amistad con otro gran piloto, Löwenhardt, con el que colaboró en varias misiones, encontrando una gran afinidad con él y una confianza que no había tenido desde que perdiera a su hermano. El día 13 de agosto, Lothar se levantó con una extraña sensación:

Aquella mañana, cuando me levanté, en seguida me di cuenta de que estábamos a día 13, "tu día de la mala suerte, el día en el que te han herido ya dos veces". No hay que ser supersticioso. Volaré sólo para ahuyentar mis temores. Si hubiera sido otro día, quizá no hubiera despegado, porque debía ocuparme de tres viajes urgentes por carretera. Pero no; hoy debía romper el maleficio del día 13.

Pero el maleficio no se rompió y una bala le alcanzó en la pierna derecha cuando se enfrentaba a una patrulla de aviones norteamericanos. Su avión Fokker cayó varios cientos de metros, mientras que él luchaba para recuperar el control del aparato y la conciencia. Debilitado por la hemorragia, pudo aterrizar como buenamente pudo en el castigado campo de batalla del Somme. La guerra había acabado para Lothar von Richthofen.

Tras el conflicto, contrajo matrimonio con la condesa Doris von Keyserling. La pareja tuvo una hija, pero terminaron divorciándose. Lothar se unió a la Deutsche Luft Reederi como piloto comercial, pero el 4 de julio de 1922 el motor de su aeroplano sufrió un fallo y se estrelló, falleciendo en el accidente. A lo mejor, el 13 no era su número de la mala suerte, a fin de cuentas.


Fuente: El grupo de combate del Barón Rojo, de Greg VanWyngarden.

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