La película comienza con un texto introductorio que reza así: "En 1539 los caballeros templarios (hospitalarios más bien) de Malta pagaron un tributo a Carlos V de España (en verdad era Carlos I de España, y V de Alemania), al enviarle un halcón de oro incrustado, desde las garras hasta el pico, con las joyas mas extrañas. Pero los piratas capturaron la galera llevándose el objeto de incalculable valor, y el destino del halcón maltés es una incógnita a día de hoy."
Cartel de la película de 1941.
El inicio del film es sin duda prometedor. Ahora bien, mi misión en este blog es la de averiguar la verdad histórica que hay detrás de esta gran obra, inspirada en la Historia. Para ello vamos a comenzar aclarando quienes fueron los caballeros de Malta. Estos procedían de una de las órdenes más importantes de las que participaron en las llamadas Cruzadas, la del Hospital o de San Juan. Además de combatir a los musulmanes en Tierra Santa, su labor era la de cuidar a los enfermos y la de proteger a los peregrinos. Cuando los estados cruzados colapsaron de una manera definitiva, los hospitalarios se instalaron en la isla de Rodas, donde construyeron una magnífica fortaleza. Desde dicha base de operaciones pudieron proteger los convoyes de barcos cristianos y hostigar a los navíos turcos que surcaban los alrededores de la isla griega.
Las cosas iban bien hasta que en 1522 los otomanos, que estaban llegando a la cima de su inmenso poder, en su empeño por dominar el mar Mediterráneo, decidieron acabar con la espina que suponía un tener una isla en manos de cristianos en una zona tan próxima a su imperio. De esta manera, el sultán otomano, Solimán el Magnífico, envió una gran flota para conquistar la isla. Tras un asedio de seis meses los caballeros decidieron rendirse. El trato a los vencidos fue magnánimo: se les permitió llevarse sus sagradas reliquias, estandartes y armas en sus naves.
Tras la retirada de su base de operaciones, los caballeros de San Juan buscaron un sitio donde instalarse, pero ninguna nación cristiana quiso acogerlos o cederles algún territorio donde poder asentarse. De un lado a otro del Mediterráneo vagaron sin rumbo fijo hasta que el emperador Carlos V se avino a cederles un lugar para que echaran raíces, les cedió la posesión de la isla de Malta, a cambio de un precio más que simbólico: cada año los ahora caballeros de Malta tendrían que enviarles un halcón maltés, un ave entrenada para la caza de cetrería, como símbolo de vasallaje a su autoridad.
De hecho, los caballeros eran prácticamente independientes del poder del Emperador, no así de los dictados del Papa, ya que seguían siendo una orden religiosa.
El ave fue entregada a los reyes españoles sucesores de Carlos V, hasta el año 1798, en el que Malta fue tomada por las tropas de Napoleón, que expulsó a los caballeros que, una vez más, tuvieron que buscar un "nuevo hogar".
Reunión de la orden de Malta en la actualidad. Atrás quedaron las gestas militares, ya que en el presente se ocupan de labores benéficas.
Y esta es la verdadera historia del halcón maltés, hecho de carne, hueso y plumas, y no de oro y joyas como lo presentaba la película de Bogart, por otra parte genial.
Bibliografía consultada:
-La heroica defensa de Malta, de Tom Pickles.
-Wikipedia.
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