Buceando en la leyenda

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sábado, 1 de abril de 2017

Señales en el cielo (V): terremoto en Esparta.

"Señales en el cielo" consiste en una serie de entradas con una idea en común en todas ellas: como los elementos de la naturaleza, o de la meteorología, pueden influir en una batalla, en una guerra o en el curso de la Historia, en general. En esta ocasión, nos trasladaremos a la Grecia clásica, en concreto al siglo V a.C., la época del mayor esplendor de aquella cultura, de cuando Atenas y Esparta dominaban la región, y luchaban entre sí por conseguir su hegemonía, y de las complicadas relaciones entre aquellas dos potencias, tan distintas entre sí.

Hacia el año 464 a.C. Esparta sufrió las consecuencias de un terrible terremoto, cuyo resultado fue devastador. Si consideramos como ciertas las afirmaciones de los antiguos historiadores, solo quedaron en pie cinco casas y murieron 20.000 espartanos, una cifra tremenda para aquella época. Aprovechando la debilidad de sus amos espartanos, los ilotas se rebelaron, y comenzó la llamada Tercera guerra mesenia.

No se sabe con certeza, debido la escasez de fuentes, la naturaleza social de los ilotas: podrían ser esclavos, siervos con un estatus similar a los campesinos medievales... Lo que si parece seguro es que eran vitales para la economía de Esparta (eran los que trabajaban la tierra, mientras que los espartanos se dedicaban a entrenarse todo el día para estar en forma para el combate). Además, cuando era necesario, los ilotas eran armados y luchaban en la guerra (en la batalla de Platea lucharon muchos miles de ellos). Eran tantos que sus amos temían que se rebelaran, por lo que a sus jóvenes cachorros les era encomendada la tarea de salir a matarlos, como si fuera un método de aprendizaje para endurecerse (Krypteia).



Ruinas de la antigua Mesenia con el monte Íthome al fondo (Wikipedia).



Así, no es de extrañar que cuando Esparta se encontraba sumida en la destrucción y debilitada por el seísmo, los ilotas se rebelaran y lucharan por conseguir su libertad. Era tan desesperada su situación que se vieron obligados a pedir ayuda a su eterna rival y enemiga, Atenas. Aunque muchos atenienses eran reticentes a ofrecérsela, finalmente Cimón consiguió que la asamblea popular votara la ayuda para no dejar coja a Grecia ni dar lugar a que su ciudad quedara sin pareja (Plutarco, Cimón, 16). Una vez pasados los primeros apuros de la rebelión de los ilotas, Cimón y los 4000 hoplitas atenienses fueron despachados de allí, por el temor (seguramente) de los espartanos a que las ideas democráticas de aquellos pudieran contaminar a sus propios soldados. Fue tan humillante la situación, que los ciudadanos votaron el exilio de Cimón durante 10 años (este poder que tenía la asamblea popular hacia sus políticos es denominado como ostracismo: podéis ver otro caso de ostracismo en la entrada sobre Temístocles).

La lucha se centraría en el monte Íthome, donde los ilotas se encontraban asediados. Finalmente, hacia el año 456 (por la contradicción de los autores antiguos no se conocen con exactitud las fechas), se llega a un acuerdo por lo que los espartanos les dejaron marchar a los supervivientes, que finalmente se asentarían en una posesión ateniense, Naupacto.


Fuentes principales:

-Historia Universal. Edad Antigua., de R. López Melero y otros.
-Historia de la Grecia Antigua, de Juan José Sayas Abengochea.

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