Buceando en la leyenda

Buceando en la leyenda

martes, 24 de diciembre de 2013

Los espartanos, ¿defensores de la libertad de los griegos?

Cuando se habla de los espartanos es inevitable evocar la imagen que se tiene de ellos en su valiente y desesperada defensa del desfiladero de las Termópilas; de la muerte heroica del rey Leónidas y de los 300. Ya hablé en otra entrada de como hubo otros soldados griegos, tespios y tebanos, que se quedaron de forma voluntaria con los espartanos en aquel lugar condenado, y de como la Historia los ha olvidado de manera injusta.

En esta ocasión, además, para seguir desmontando el mito de los espartanos, voy a exponer su faceta de tiranos que tenían respecto a otros griegos. Voy a hablar de los ilotas.

Es aceptado por los historiadores que los espartanos procedían del norte de Grecia y que eran un pueblo de los llamados dorios. Cuando emigraron hacia el sur, a la península del Peloponeso, se encontraron con unos habitantes que ocupaban aquellas tierras, y que son llamados aqueos (éstos son los artífices de la brillante cultura micénica, la antigua sociedad palaciega y guerrera a la que se le atribuye la expedición que culminó con la famosa Guerra de Troya). Los espartanos les sometieron y se quedaron con sus tierras. A aquellos habitantes les convirtieron en ilotas.

Los ilotas no eran esclavos en el estricto sentido de su significado. Eran, más bien, siervos del Estado que cultivaban las tierras que pertenecían a los espartiatas, es decir, a los ciudadanos de pleno derecho espartanos, los que combatían como hoplitas y tenían derechos políticos. Los ilotas podían casarse y tener hijos, además de poseer ganado y aperos de labranza. De sus rendimientos agrícolas, debían de entregar un porcentaje, bastante generoso, a sus amos espartanos que, de esta manera,  podían disponer de mucho tiempo para entrenarse militarmente y estar dispuestos para la batalla. Es esta la razón por la que los hoplitas espartanos estaban mejor preparados para el combate que, por ejemplo, los atenienses o los tebanos que, además de ser soldados debían atender sus oficios, los que fueran, que era con lo que se ganaban el sustento para vivir. Por lo tanto, cuando los atenienses vencieron casi sin ayuda, si exceptuamos a un contingente de plateos, a los soldados de la primera invasión persa en la famosa batalla de Maratón (490 a.C.), debemos valorar, más si cabe, la hazaña de estos soldados/ciudadanos/trabajadores que pudieron frenar a los invasores procedentes de Asia.



En esta famosa escena, Leónidas se jacta ante otros griegos que tenían sus oficios, de que todos los espartanos eran guerreros profesionales. Lo que no les decía es que podían ser soldados a tiempo completo porque disponían de una enorme masa de ilotas, además de periecos, que hacían los trabajos rutinarios, de manera obligada, en su lugar. Por cierto, este discurso no es del auténtico Leónidas en el 480 a.C., sino del rey Agelisao, más de 100 años después, que pronunció algo parecido a sus aliados que le acusaron de que los espartanos aportaban pocos soldados en una campaña contra los tebanos.


Tras la primera guerra mesenia (735-715), muy larga y cruel, los espartanos se adueñaron de su territorio y lo incorporaron a sus dominios. El destino de sus habitantes fue realmente humillante y angustioso: fueron reducidos a la condición de ilotas. De esta manera, los espartanos ampliaron el número de siervos para trabajar la tierra. Aunque los ilotas pertenecían al Estado, cierto número de ellos se les asignaba a cada ciudadano espartano. Eran como los siervos medievales. Los ilotas mesenios no perdieron su identidad nacional y combatieron en otras dos guerras posteriores, conocidas como la segunda y tercera guerras mesenias, para intentar recuperar su libertad.

El ilotismo no sólo ofrecía ventajas a los espartanos. El temor a la revueltas por parte de aquellos, propició la falta de seguridad y la inquietud de los dominantes, que veían con preocupación que una masa de población, mucho más numerosa que la de los espartiatas, pudieran rebelarse de una manera generalizada. Según los historiadores antiguos, los éforos declaraban la guerra todos los años a los ilotas, como consecuencia al temor de una revuelta. Además, los espartanos eran reacios a alejarse mucho de su ciudad por temor a un levantamiento en su propio territorio; en Maratón, los atenienses tuvieron que luchar casi solos ya que los espartanos estaban ocupados aplacando una revuelta de los ilotas.

Los espartanos crearon la institución de la krypteía. Con ella, los jóvenes espartanos, los aspirantes a ser auténticos soldados, salían por la noche, armados con un simple puñal, con el objetivo de "cazar" ilotas. Las auténticas presas debían de ser los sospechosos de ser cabecillas y líderes que pudieran dirigir las posibles revueltas.

En circunstancias excepcionales, los ilotas eran empleados para el combate. En la batalla de Platea fueron movilizados unos 35.000, seguramente portando armamento ligero. Según Mirón de Priena, los ilotas iban tocados con gorros de piel y vestían una piel de animal. Según dicho autor, era un acto deliberadamente degradante por parte de los lacedemonios sobre la población ilota.

Durante la guerra del Peloponeso, los espartanos tuvieron una necesidad creciente de soldados ilotas. Un grupo de ellos fue liberado por Brasidas en el 424, como recompensa a sus servicios. Además, recibieron tierras en Lepreon.

Para concluir, y en favor de los espartanos, hay que decir que ejemplos similares de ilotismo se dieron en otras poleis (ciudades-estado) griegas.





Se puede decir que los espartanos de Leónidas murieron en Termopilas en defensa de la libertad, pero la de una parte de los habitantes de su ciudad, porque la situación de los ilotas, posiblemente, no hubiera cambiado mucho, o quizás si. Los persas tenían fama de ser tolerantes con los pueblos que conquistaban. En el mejor de los casos, tal vez hubieran devuelto la libertad a los ilotas mesenios.

De todas formas, no deja de ser contradictorio que se piense, sobre todo tras el estreno de la película "300", que puso en la palestra la batalla de las Termópilas, que los espartanos eran unos libertadores, cuando ellos mismos coartaban la libertad de los ilotas.


Bibliografía consultada:
-Guerreros espartanos, de Nicholas Sekunda.
-Historia Universal, de R. López Melero y otros.
-Historia de la Grecia Antigua, de Juan José Sayas Abengochea.

sábado, 21 de diciembre de 2013

¿Cuál fue el primer imperio de la Historia?

La primera civilización conocida surgió en Mesopotamia hacia el año 3000 a.C., y es la de los sumerios. Con este pueblo apareció por primera vez la escritura, las ciudades, los grandes edificios... Pero no eran un estado unificado, sino que el poder en la región estaba muy fragmentado en las llamadas ciudades-estado. Éstas empezaron a luchar entre ellas para intentar lograr la supremacía. La llamada Estela de los Buitres, se hizo para conmemorar la victoria de la ciudad Lagash frente a la de Umma. En ella se aprecia como eran los antiguos ejércitos sumerios: hay falanges apretadas de soldados que portan grandes escudos rectangulares de mimbre y largas lanzas; son los precursores de las formaciones de infantería griegas y de las legiones romanas.



Fragmento de la "Estela de los Buitres".



Un tiempo después, ascendió al poder de Umma Lugalzaggesi, que fue un gran caudillo militar que logró conquistar casi toda Mesopotamia. Una inscripción dice de él: "...todos los jefes de Sumer...se inclinan ante él...". Puede ser que fuera el primer imperio de la Historia, pero poco después surgió una figura que, sin duda alguna, logró tanto poder que formó un verdadero imperio: Sargón. El imperio es conocido como imperio acadio, y es que los acadios, de raza semita, se asentaron en el norte de Mesopotamia.

Hay mucho de leyenda en torno a Sargón (hacia 2350-2295 a.C.), pero también hay muchas referencias que nos ofrecen una visión histórica de sus acciones. Parece ser que fue copero del rey de Kish, siendo éste destronado y asesinado por Lugalzaggesi. Entonces, viendo quién era el enemigo a batir, y desconociendo los historiadores como, Sargón organiza un ejército para intentar vencer al rey que dominaba toda la región. Al final lo logró, y viendo la manera humillante de como fue tratado Lugalzaggesi tras su derrota (fue llevado atado por el cuello a un cepo hasta Uruk, donde fue atado a un poste a las puertas de la ciudad para que le escupieran todos los transeúntes), puede indicar que fue en venganza tras unos años de tiranía en las ciudades sometidas de Mesopotamia.

Tras librar 34 batallas, el dominio de Sargón se extendió sobre Uruk, Mari, Ebla, Elam..., llegando hasta el Mediterráneo, la parte occidental de la actual Irán, la Siria actual...


Límites aproximados de el imperio de Sargón I.



En las inscripciones se dice que Sargón sentaba a su mesa a 5.400 hombres. Normalmente, esto se ha interpretado que era el número de soldados que componían su ejército permanente. Y es que para tener controlado un territorio tan vasto haría falta un contingente siempre disponible y con un buen grado de movilidad para acudir adonde surgiera cualquier atisbo de rebelión o de amenaza exterior. Aunque la cifra no da idea de que fuera un ejército muy numeroso, si que debería ser eficaz. Aunque no se sabe porqué los ejércitos semitas se impusieron a los sumerios, de cual era la ventaja tecnológica o táctica, se intuye de que estaban más ligeramente armados o que tenían mayor flexibilidad frente a las pesadas falanges sumerias y sus pesados carros de guerra impulsados por onagros o asnos salvajes.


Carros sumerios tirados por onagros o asnos salvajes.
 


La influencia de Sargón es evidente por la gran cantidad de leyendas que se han conservado en las posteriores épocas mesopotámicas. Su imperio parece haber inspirado a los que surgieron posteriormente en la región de Oriente Medio: el babilónico, el asirio... Hay incluso un rey asirio que adoptó el nombre de Sargón II, como si fuera el continuador de Sargón I de Acad; y es que ambos reyes comparten el origen humilde de no tener sangre real. Hay cierta leyenda que habla de como Sargón fue abandonado al nacer por su madre (una sacerdotisa) en un cesto de mimbre que fue depositado en un río, de donde fue recogido para ser luego adoptado y cuidado por un tal Aqqi. Sin duda, esta leyenda influyó en el que escribió la historia de Moisés en la Biblia.

El imperio acadio duró unos 150 años. Los sucesores de Sargón tuvieron que enfrentarse con diversas rebeliones e invasiones exteriores. El que más destacó fue su nieto Naram-sin, que aparece en una estela, bautizada con su nombre, que conmemora una victoria suya con ciertos atributos divinos: un casco con cuernos.


La llamada Estela de Naram-sin.



Después, vinieron años de anarquía, luchas de pretendientes... y, sobre todo, la invasión de los pueblos guteos, procedentes de los montes Zagros, que acabaron con el primer imperio de la Historia.


Bibliografía principal:

-Historia Universal, de R. López Melero y otros.
-Historia del Arte, de Juan Antonio Ramírez y otros.
-Antiguas civilizaciones de Mesopotamia, de J.M. Walker.

domingo, 15 de diciembre de 2013

¿Existió el rey Arturo?(III). Riothamus.

La existencia del rey Arturo es incierta. Casi todo el mundo conoce el mito. Alguna vez, al menos, cualquiera ha oído hablar de la espada clavada en una piedra, "Excalibur", de la reina infiel Ginebra, de los caballeros de Arturo, de Merlín, de Avalon... Es aceptado que la leyenda es inmortal. Pero, ¿existió el famoso rey Arturo?¿Que nos dicen las fuentes históricas al respecto?

No es nada fácil abordar la historicidad de este personaje. Por eso mismo, he intentado acercarme a él haciendo varias entradas en este blog. Es cierto que en Gran Bretaña, como es lógico, hay muchos investigadores que bucean en las fuentes históricas  y arqueológicas para intentar rescatar a algún personaje que reúna los suficientes requisitos que le hagan merecedor de encarnar la persona real de Arturo. De entre los investigadores que se hallan inmersos en tal búsqueda, hay algunos, como Geoffrey Ashe, que afirman que el personaje legendario está basado en un personaje histórico, que aparece en muy escasas fuentes, llamado Riothamus.

De hecho, sólo aparece en dos obras. Una de ellas es en una carta que le dirige Sidonio Apolinar, entonces obispo de Clemont, a Riothamus, al que le otorga el carácter de rey de los britanos. El autor de la carta expone en ella sus quejas ante los problemas que ocasionan los britanos en la región. La información que se extrae de la misiva, no permite deducir si el tal Riothamus era rey de los britanos de la isla a la que pertenece la actual Inglaterra, o si ejercía su poder sobre los britanos de la península de Bretaña, donde había también muchos de ellos emigrados huyendo de la invasiones sajones.

Pero, la mayor información nos la proporción la obra de Jordanes, el origen y las hazañas de los Godos o Getica. Este trabajo es fundamental para comprender los años finales de el Imperio romano de Occidente. Lo que nos viene a decir es que el emperador romano Antemio, en un último esfuerzo para defender el Imperio de las invasiones germánicas, lanzó un llamamiento desesperado para conseguir aliados que pudieran proporcionar tropas de refuerzo a las ya exiguas fuerzas romanas. En aquella época los límites de los dominios romanos se habían menguado de tal forma que solo había presencia romana en una parte de la Galia y en otra de Italia. Hispania se había perdido, igual que el norte de África, Britania se había abandonado...

Al llamamiento de auxilio solo se presentó un caudillo, un rey britano que es llamado Riothamus. Éste provenía, probablemente, de las islas británicas. Como no sabemos casi nada sobre él, suponemos que era un cristiano católico. Y es posible que prestara su ayuda para salvar al Imperio de una más que presumible hecatombe. Lo que no es fácil de entender es porqué este rey britano abandonara su tierra con 12.000 guerreros (información que aporta Jordanes), cuando él mismo tenía al enemigo en casa. Y es que el principal problema que tenían los britanos en ese momento era el de las invasiones sajonas que amenazaban con expulsarlos de sus tierras.

El caso es que Riothamus desembarcó con sus tropas en el norte de la actual Francia, con el objetivo de unir sus fuerzas con las del emperador romano Antemio. El objetivo final de la campaña era el enfrentamiento conjunto contra las tropas visigodas del rey Eurico, que se había apoderado ya de gran parte de la Galia.


Estatua del rey godo Eurico en la Plaza de Oriente de Madrid, cercana al Palacio Real. ¿Fue Eurico el gran rival del verdadero rey Arturo?


Eurico era hijo de Teodorico I. A éste le sucedió su otro hijo, Teodorico II que había seguido una política conciliadora con los romanos. Para lograr el trono, Eurico tuvo que tomar una trascendental decisión: matar a su propio hermano. Y lo hizo, proclamándose rey de los Godos en el año 466 d. C. Rompió sus lazos con Roma e inició una serie de campañas para apoderarse de varias zonas de la Galia. Tuvo un gran talento político y publicó un cuerpo legal de derecho visigodo, el "Codex Euricianos" o Código de Eurico.

Volviendo a la historia de Riothamus, antes de que pudiera unir sus fuerzas a las de Antemio, los godos atacaron de improviso sobre los britanos. Algunos piensan que Riothamus fue traicionada por el prefecto de las Galias, Arvandus, como se puede deducir de otra carta de Sidonio Apolinar. El caso es que los godos tenían superioridad numérica cuando les atacaron de forma fulminante en la localidad de Déols. El resultado de la batalla fue el de la casi aniquilación de las tropas britanas. Riothamus huyó a duras penas de allí con algunos pocos de sus soldados leales en dirección a la tierra de los burgundios, aliados de los romanos, para buscar refugio. Algunos eruditos señalan que la ciudad a la que huyeron los britanos se llamaba Avalon. Como no se sabe nada más sobre la vida de Riotamus, algunos piensan que murió poco después.

Igualmente, el destino del emperador Antemio fue también nefasto. Tras fracasar frente a los godos y a los vándalos, tuvo que enfrentarse a la rebelión llevada a cabo por el hombre fuerte del Imperio, Ricimero, que tomó Roma e hizo prisionero al emperador. Antemio fue ejecutado en el año 472, apenas cuatro años antes de que el Imperio romano de Occidente fuera aniquilado de una manera oficial. Y es que tras el fracaso de la campaña britano-romana se perdió la última ocasión de salvar los restos de la antigua Roma, que había sido fundada ya hacía más de 1000 años.


Moneda romana que representa la imagen del emperador Antemio, que hizo todo lo posible por salvar los restos del Imperio occidental.



Hay algunos que piensan que Riothamus era en realidad el rey Arturo, que era también un rey o caudillo  britano que vivió por aquella época (según las primeras fuentes que hablan de Arturo). Aunque es cierto que la campaña histórica llevada a cabo hacia el año 470 en la Galia es similar a la que es descrita por Godofredo de Monmouth en su obra Historia de los reyes de Britania, en el apartado que habla sobre el rey Arturo (es este el escritor que le dio fama universal al mito de Arturo), también hay que decir que Godofredo no era un auténtico historiador y que su obra incluye mucho más de ficción que de verdad histórica.

Aún así, la teoría que identifica a Riothamus con Arturo es muy plausible, aunque harían falta más datos para validarla. Sería apasionante pensar que el rey Arturo si fue una persona real. Que fue alguien que luchó para salvar a un Imperio en decadencia, que añoraba el viejo orden propiciado por la "pax romana". Un cruzado que luchó contra la marea de las invasiones germánicas, que iban a acabar con la luz de la cultura romana. Un defensor del arte y del derecho romano, de su civilización. Tal vez algún día, algún arqueólogo desentierre alguna prueba que pueda confirmar que el rey Arturo existió alguna vez. Quién sabe.




lunes, 9 de diciembre de 2013

¿Existió "el Zorro"?

El Zorro es un personaje literario creado por el escritor norteamericano Johnston McCulley, que apareció por primera vez en la obra La maldición de Capistrano, en 1919. Luego, el personaje siguió apareciendo en novelas, films, en la televisión... Es decir, que es un mito de la cultura del siglo XX, y que continúa vigente. La imagen que tenemos es la del justiciero enmascarado que, en realidad, es un noble californiano, Don Diego de la Vega, que vive en la España colonial, y que lucha por los derechos de los oprimidos de forma clandestina.


Cartel del film de 2005, La leyenda de el Zorro, protagonizado por Antonio Banderas y Catherine Zeta-Jones.




¿Es posible que existiera alguien así?¿Fue el Zorro alguien real, de carne y hueso?

Ya he comentado que Johnston McCulley fue el escritor que escribió las aventuras del Zorro. Al hacerlo, posiblemente se pudo inspirar en varios personajes, reales y de ficción, para dar forma al héroe que creó con su pluma. Uno de los mitos en los que pudo inspirarse fue el de Robin Hood. No hace falta hablar mucho del famoso forajido inglés que robaba a los nobles normandos para dárselo a los pobres sajones que pasaban calamidades. Su historia es de sobra conocida.

En cambio, hay cierto personaje que no es muy afamado y que, con toda probabilidad, ha servido a McCulley de inspiración para crear a su inmortal héroe. Se trata de un irlandés llamado William Lamport, que creció en una familia que tenía un sentimiento hostil hacia los invasores ingleses. Mujeriego y pendenciero, tuvo que huir de Inglaterra por escribir en contra de su política imperialista hacia Irlanda. Fue corsario, y emigró a España, donde adoptó el nombre de Guillén Lombardo, y pudo llegar a ser capitán de los ejércitos españoles. Participó en varias batallas en el marco de la "guerra de los 30 años", y fue consejero del poderoso conde duque de Olivares, que lo enviaría a una misión al virreinato de Nueva España, como espía.

El cometido de Lamport era el de mantener informado al valido español (Olivares) de los posibles actos de corrupción del gobernador Diego López de Pacheco. Pero al percatarse de las graves injusticias sociales que acuciaban a los mejicanos, respecto a las clases dirigentes y adineradas, intentó luchar para darle el poder a los mestizos del lugar. Algunos historiadores ven en la revuelta del irlandés el primer antecedente de la lucha por la independencia de Méjico. Otros no lo ven como el precursor que intentó la liberación de ese país; de hecho, su objetivo consistía en implantar un régimen monárquico, donde reinaría el mismo. El plan era enrevesado: falsificó documentos para hacerse pasar por el hijo del rey español Felipe III, y así llegar al cargo de virrey.

Su plan fue descubierto, y Lamport fue encarcelado por orden de la temible Inquisición en 1642. Tras ocho años en prisión, logró escapar de manera espectacular junto a su compañero de celda, Diego Pinto. Antes de irse más lejos, repartió panfletos por toda la ciudad de Méjico, en los que estaba escrito su ideario de libertad.


Estatua de William Lamport en el "Mausoleo a la Independencia" en ciudad de Méjico. ¿Fueron las intenciones de Lamport tan nobles como el decía o, simplemente, quería hacerse con el poder del Virreinato de Nueva España?


Fue capturado una vez más, acusado de herejía y quemado en la hoguera. De esta terrible manera acabó su aventura este personaje tan osado, al que el escritor mejicano Vicente Riva Palacio rescató del pasado a finales del siglo XIX.

Pero, además del irlandés, hay otros personajes históricos que pudieron servir de inspiración a McCulley a la hora de escribir su obra. Entre ellos, podemos destacar a varios bandidos californianos de origen hispano. Personajes como Tiburcio Vázquez, ladrón de ganado, que huía constantemente de la justicia, que era preso y escapaba del presidio...; popular entre la población mejicana, ya que representaba la lucha de clases entre los oprimidos hispanos y los arrogantes norteamericanos anglosajones (eso no quita que fuera un auténtico delincuente con su propia banda organizada). Apuesto, culto, encantador, acabó siendo ahorcado por la justicia, no sin antes firmar autógrafos a algunos de sus admiradores.

Algo parecido puede decirse de otra figura histórica que pudo servir de inspiración del zorro, el bandido, también californiano, Salomon Pico. También considerado un patriota, y que luchó con los mejicanos en la guerra contra los norteamericanos, por el día negociaba de forma legal la compra de ganado, y por la noche robaba y mataba a los tratantes de animales. Es decir, tenía una doble vida, como el personaje literario de el Zorro.

Otros personajes reales que pudieron dar forma a el Zorro de ficción, pudieron ser el guerrillero chileno, Manuel Rodríguez Erdoiza, espía y uno de los forjadores de la independencia de Chile; El indio Estanislao, que guió revueltas contra el gobierno mejicano y la misión de San José, y que firmaba con su espada con la letra "S" (no olvidar que el Zorro literario hacía los mismo con la letra "Z"); Joaquín Murieta, el llamado Robin Hood de El Dorado, que simbolizaba la resistencia de los latinoamericanos frente a los abusos de la población anglosajona en la época de la llamada "Fiebre de el Oro", en la región de California de la década de 1850.

Además de estas figuras reales, podemos señalar como manantial inspirador al personaje literario de Pimpinela Escarlata, novela de la escritora Emma Orczy, típica de "capa y espada", cuyo protagonista lleva una doble vida: aristócrata unas veces, salvador de inocentes y gente humilde otras, en la época después de la Revolución Francesa. Otro personaje más inquietante es el llamado Sping-heeled Jack, una especie de ente o ser nada bondadoso que se apareció en varias ciudades inglesas durante la época victoriana, y que solía asaltar jóvenes británicas. Iba enmascarado y escapaba dando unos saltos sobrenaturales.

Personajes reales, literarios, fantásticos... Es toda una amalgama de inspiraciones las que pueden crear un mito inmortal como lo es el Zorro. Tal vez, desde mi modesta opinión, debamos abordar de esta manera el estudio de las figuras que van a medio camino entre la verdad y la ficción, entre la leyenda y la historia, y no debamos estar empeñados en intentar ponerle un solo nombre y un apellido a cualquier mito inmortal.


Pintura de Rubens que representa a William Lamport. ¿Pudo ser el auténtico "El Zorro"?



 

domingo, 1 de diciembre de 2013

Señales en el cielo (II): En el tapiz de Bayeux.

Estamos en el año 1066, en Inglaterra. Más exactamente, es el día 24 de abril. En el cielo ha aparecido una estrella con una larga cola. Los hombres del medievo europeo, que sabían mucho menos de astronomía de lo que se conoce en la actualidad, no saben que es lo que hay encima de sus cabezas. Ellos piensan que es un mal presagio, un mal agüero. En el trono de Inglaterra se sienta un rey, Harold I, procedente de la más alta aristocracia anglosajona, que es elegido por el Witan o consejo de nobles, tras la muerte del antiguo rey Eduardo el Confesor, que murió sin hijos. Pero, al otro lado del mar hay dos hombres, con enormes ejércitos y flotas que ambicionan dicho reino, y que no reconocen al hombre que se ha coronado como rey de los ingleses.

La estrella es visible durante siete días. El artista que hizo el famoso tapiz de Bayeux, lo reflejó en una escena en la que se ve a Harold sentado en el trono hablando con un consejero. La escena vislumbra como, de manera incómoda, el rey se curva para dirigirse a su vasallo, mientras que otros súbditos miran con preocupación el extraño fenómeno meteorológico. Debajo del rey están bordados, como si fueran espectrales, barcos vacíos, naves sin dueño que se balancean a los pies del rey, que no sabe aún lo que le viene encima. La imagen es la siguiente:


El cometa Halley representado en el tapiz de Bayeux.


Unos pocos meses después, mientras Harold espera la invasión procedente de Normandía, recibe noticias de que una flota de navíos vikingos, ha desembarcado en el norte de Inglaterra. Tras una marcha forzada, los anglosajones acabaron con los guerreros nórdicos. Pero, sin llegar a saborear las mieles de la victoria, tuvieron que ir de forma veloz hacia el sur para enfrentarse a los normandos que habían desembarcado en el sur. El choque definitivo se produjo en Hastings, el 14 de octubre de 1066, entre las cansadas tropas anglosajonas y las huestes de Guillermo el conquistador, que venció tras una épica batalla. El bravo Harold I de Inglaterra, murió en el campo de batalla luchando con gran valor. No había reinado ni por un año entero (es lo que tiene ser maldecido por un fenómeno natural de ese cariz).

Los presagios vaticinados por la extraña estrella, que había estado paseándose por el cielo, se cumplieron, en lo que se refiere al rey Harold de Inglaterra. En cambio, la fortuna si había sonreído al duque de Normandía que había ampliado de manera extraordinaria sus dominios tras la invasión de Inglaterra. Pero, en definitiva, ¿qué es lo que vieron las gentes de la Edad Media?

Lo que realmente se divisó en el cielo durante una semana fue lo que es conocido como el cometa Halley, que es el único de ciclo corto que es visible a simple vista desde la Tierra. Ese objeto celeste nos visita cada 76 años de promedio. Su último avistamiento fue en 1986, y su nombre se debe al astrónomo Edmund Halley, que calculó su órbita en 1705.


Foto del cometa Halley.

sábado, 23 de noviembre de 2013

¿Quién fue el primer caníbal?

Gracias a la disciplina arqueológica sabemos que en la Prehistoria ya se daban casos de canibalismo. Aunque algunos eruditos piensan que fueron acciones de tipo ritual, lo más lógico es pensar que, ante la falta de alimentos, los seres humanos prehistóricos se consumían entre sí como método de supervivencia. No podemos saber si los restos hallados en el yacimiento de Atapuerca (en la provincia de Burgos, España), que presentan cortes producidos de manera inequívoca por una herramienta fabricada por un animal inteligente, fueron consumidos por seres de su mismo clan o familia, o por individuos procedentes de uno ajeno.


Marcas producidas por una herramienta sobre el hueso de un Homo Antecessor, antepasado del actual Homo Sapiens, es decir, nosotros mismos.
 


Aunque para nosotros, hoy en día, pueda resultar una acción terrible, para los habitantes de aquella época, que vivían en un entorno hostil, cruel y de carestía, comer seres humanos no debería ser una experiencia demasiado traumática (es un suponer mío).

El rico yacimiento arqueológico de Atapuerca (uno de los más importantes del mundo), se empezó a excavar en el último cuarto del siglo pasado. Aún se siguen produciendo hallazgos importantes. El conjunto arqueológico consta de distintas zonas, conocidas como Sima del Elefante, Galería, Sima de los Huesos... Pero es en la llamada Gran Dolina, donde se produjo un hallazgo de una trascendencia sobresaliente: se encontraron los restos de unos seres humanos de unos 800.000 años de antigüedad (lo más antiguos en la época en que se encontraron en Europa). Aquellos individuos que se encontraron, que eran muy jóvenes, y tenían diferencias morfológicas con el Homo heidelbergensis, que era el ser humano europeo hallado más antiguo hasta la época (unos 500.000 años). Por ello, se pensó que era una especie nueva, a la que se le bautizó como Homo antecessor.




Los restos de Homo antecessor hallados presentaban unos cortes producidos por unas herramientas afiladas que, además, eran muy similares a los presentados en los huesos de animales que habían sido consumidos por algún ser humano. Ello indicaba que, muy posiblemente, aquellos individuos, la mayoría niños, habían sido cortados en pedazos y consumidos por algún miembro de su clan o de algún otro grupo vecino o recién llegado.




Hasta la fecha, es el caso de canibalismo más antiguo del que se tiene conocimiento.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Señales en el cielo: Eduardo IV y los tres soles.

Tras la finalización de la guerra de los 100 años, Inglaterra se vio envuelta en un conflicto civil que duró más de treinta años, la llamada "guerra de las rosas". Fue un lucha entre la casa de Lancaster (la rosa roja) contra la casa de York (la rosa blanca), siendo ambas ramas descendientes de la dinastía Plantagenet que reinó en Inglaterra durante muchos años.




La guerra empezó cuando una serie de nobles, encabezados por el pretendiente al trono Ricardo de York, se rebeló contra el rey de Inglaterra Enrique VI. Tras muchos años de lucha, de muertes y traiciones, el resultado final de la lucha fue el ascenso al trono de la dinastía de los Tudor (con reyes tan famosos como Enrique VIII e Isabel I).

De las múltiples batallas que se dieron durante la guerra, hablaré de una en concreto. Fue la de Mortimer's Cross, librada el 2 de febrero de 1461. En aquella ocasión, las tropas yorkistas estaban comandadas por Eduardo, hijo de Ricardo de York que había muerto en batalla, mientras que las del bando contrario estaban dirigidas por Owen Tudor. Antes de que se produjera el sangriento choque entre soldados, se dio un extraño fenómeno en el cielo que asustó a los soldados de la rosa blanca: habían aparecido tres soles sobre sus cabezas. El joven Eduardo, hábil y rápido, convenció a los suyos de que era un mensaje divino que presagiaba su victoria. Más exactamente, le dijo a sus soldados que los tres soles representaban a la santa Trinidad, y que Dios estaba de su lado. Parece ser que sus soldados le creyeron pues lucharon con tenacidad para conseguir la victoria.











Posteriormente, Eduardo se coronaría como Eduardo IV de Inglaterra. Fue un gran general, el mejor estratega de toda la guerra, e incorporó la figura del sol en su escudo de armas. Cierto genio literario, llamado Shakespeare, menciona el acontecimiento meteorológico en una de sus obras de teatro. Pero, ¿es posible que se puedan ver tres soles en el cielo?

La respuesta es si. Hay un fenómeno llamado Parhelio, que es de tipo óptico, que hace que parezca que el sol se vea en tres partes distintas del cielo. El fenómeno está asociado con la reflexión-refracción de la luz, producto de una gran cantidad de partículas de hielo en las nubes de cirro.


miércoles, 13 de noviembre de 2013

Las armadas perdidas: la Invencible y la mongola.

En esta nueva entrada de "historias paralelas", voy a hablar de dos momentos muy importantes de la Historia, en los que los fenómenos meteorológicos tuvieron mucha importancia, ya que ayudaron, de forma involuntaria, a que dos importantes flotas pertenecientes a grandes potencias mundiales de la época, no pudieran invadir unas islas, muy pequeñas en comparación con el territorio imperial de sus enemigos. Son el caso de la Armada Invencible española contra Inglaterra, y los intentos de la China mongola contra Japón, tal vez este último menos conocido.

En 1588 el imperio español estaba en la cumbre. Francia, la otra gran potencia occidental, se desangraba en las guerras de religión, Portugal, la otra gran potencia colonial del momento, había sido absorbida por los ejércitos españoles, y la rebelión holandesa parecía que iba a ser vencida por los bravos tercios españoles y por el gran general que resultó ser Alejandro Farnesio. Sólo quedaba Inglaterra como el país que incordiaba al gran imperio hispano, con ataques de piratería y su apoyo a los rebeldes de los Países Bajos.

Por ello, y por otras razones, Felipe II de España lanzó una gran flota, de más de 120 buques, contra Inglaterra. Era la Armada Invencible. El plan español era tan complejo, ya que necesitaba que dos grandes fuerzas navales a gran distancia entre sí tenían que coordinarse en una época en la que las telecomunicaciones no existían, que acabó fracasando. Después, cuando el almirante de la flota hispana, el marqués de Medina Sidonia, desistió de invadir Inglaterra, al comprobar que no pudo reunirse con la flota de barcazas procedente de Flandes, tomó un camino de regreso bordeando las islas británicas. Las tormentas que tuvieron que sufrir los navíos españoles en su regreso a casa diezmaron la flota. Se perdieron unas 50 o 60 naves, evitando que el rey español decidiera evitar una nueva aventura con Inglaterra, al menos, por un tiempo.




En 1274, los mongoles intentaron invadir otras islas, las de Japón. Por entonces, reinaba Kublai Kan (el que se acogería la expedición del célebre Marco Polo). A principio de ese año, ordenó construir una flota de 900 buques que transportarían casi 30.000 hombres mongoles, chinos y coreanos. El viaje desde Busan duró dos semanas, y desembarcaron los mongoles en la bahía de Hakata. Los efectivos desembarcados rechazaron a los japoneses en un principio. Por suerte para los japoneses, los desembarcados no pasaron la noche en tierra sino que volvieron a sus naves para dormir. Una gran tormenta nocturna acabó hundiendo a gran parte de la flota, y los mongoles regresaron perdiendo unos 13.000 hombres. Muchos de ellos, seguramente, cayeron ante los temibles samuráis japoneses.

Los mongoles volvieron a repetir el intento en 1281. Kublai Kan volvió su mirada hacia Japón, una vez más, tras conquistar a los song del sur. Mientras, los japoneses se preparaban: organizaron una guardia costera. La flota que emplearían los invasores era más imponente que la anterior: 6000 buques de guerra y 600 aportados por los coreanos. Las dos flotas debían reunirse en la isla de Iki, aunque nunca se pudieron reunir adecuadamente. Así, la flota del este intentó desembarcar en Hakata, pero fueron rechazados por los japoneses; los mongoles se establecieron en dos islas frente a la bahía. Los samuráis lanzaban ataques nocturnas y diurnas contra tales posiciones, haciendo auténticos estragos entre las filas mongolas. Éstos acabaron por abandonar las posiciones y se retiraron a la isla de Iki para esperar la llegada del grueso de la flota.




La segunda armada, procedente del sur, mucho más numerosa que la anterior, fue arribando poco a poco a varios puntos de la costa japonesa. Las flotas se reunirían al final cerca de la isla de Takashima, al sur de Iki, donde los japoneses lanzaron un osado ataque conocido como la batalla de Takashima: los japoneses fueron rechazados por la abrumadora superioridad numérica de sus enemigos. Pero, la fortuna sonrió a los nipones. Al poco, se despertó un furioso tifón, el kamikaze o viento de los dioses. La flota mongola fue casi aniquilada. Las bajas coreanas fueron de casi el  30 %. Las de los mongoles y chinos puede que llegaran al 90% en hombres y naves. Sería injusto atribuir el fracaso de la derrota en su totalidad a las causas meteorológica, ya que los samuráis lucharon extremadamente bien.

Igualmente, sería injusto no atribuirle el mérito del rechazo de la invasión de Inglaterra a los magníficos marinos británicos que lucharon muy bien contra los españoles. Hubo otro intento de los mongoles de invadir Japón por parte de Kublai Kan, pero no se llevó a cabo.

Ambos intentos de invasión son unos magníficos ejemplos de como la suerte influye en el trascurso de una batalla. Parece, en el caso de un enfrentamiento naval, que las causas climatológicas pueden ser más decisivas que en un combate terrestre.

Fuente principal: "Las hordas de Gengis Kan", de Stephen Turnbull.

sábado, 9 de noviembre de 2013

¿Existió el rey leproso? ("El reino de los Cielos")

A la muerte de Amalarico I, su hijo, el que sería conocido como Balduino IV de Jerusalén, o el rey leproso, fue coronado, aún a pesar de sufrir tan terrible enfermedad. Solamente tenía 13 años de edad. Murió con tan solo 24 años, estando ciego y teniendo las manos y piernas mutiladas, pero sería, a pesar de todo, uno de los más grandes, sino el que más, hombres que lucharon en las cruzadas. Demostró ser un valeroso guerrero, y un hábil general que le hizo morder el polvo al gran líder musulmán, Saladino.


El actor norteamericano Edward Norton interpretando al rey Balduino IV de Jerusalén en la película "El reino de los Cielos" (2005).



Balduino nació en Jerusalén en 1161. Fue educado por Guillermo de Tiro (historiador, canciller y arzobispo), que escribió sobre las cruzadas; su obra es fundamental para entenderlas. Además, como tutor del menor, fue el primero que se dio cuenta de la enfermedad que sufría el muchacho. Cuando estaba jugando con otros niños, sufrió algunas heridas, pero no se quejaba de ellas porque no le dolía. Guillermo se dio cuenta de que podía ser el síntoma de que sufría la lepra. La enfermedad era incurable en aquella época. Además, a causa del contagio que podía causar a los que le rodearan, ni se casaría ni tendría descendencia. De hecho, sería su sobrino, Balduino V, el que heredaría el reino de Jerusalén a su muerte.

Su padre murió en 1174 y Balduino ascendió al trono. Durante su minoría, el reino fue gobernado por dos regentes sucesivos, primero Miles de Plancy, aunque de forma no oficial, y luego por Raimundo III de Trípoli.

En 1177, ya teniendo la mayoría de edad, dirigió a los ejércitos cruzados contra las tropas de Saladino que habían invadido los estados cruzados. Como la superioridad en hombres era aplastante del lado de los musulmanes, Balduino no podía atacar de frente. Por lo tanto, con hábiles movimientos tácticos, lanzó a sus hombres contra la retaguardia de Saladino. El resultado fue una gran victoria, si acaso la última, de los cruzados en Oriente. El combate se le conoce como la batalla de Montgisard.


El historiador Guiilermo de Tiro se percata de la terrible enfermedad que sufre su pupilo.



En 1179 se libró la batalla del Vado de Jacobo, en la que Balduino no pudo llegar a tiempo para impedir que Saladino desmantelara un gran castillo que estaban construyendo los cruzados. En cambio, si pudo evitar que el líder musulmán tomara el castillo de Al Kerak, que estaba al mando de Reinaldo de Chatillón, que no paraba de provocar a los musulmanes al atacar continuamente sus caravanas. Balduino dirigió sus tropas rápidamente, hay que tener en cuenta su estado tan delicado, ante lo cual Saladino se tuvo que retirar de manera vergonzosa para no quedar atrapado entre las tropas del rey de Jerusalén y las formidables murallas de la fortaleza cristiana.

Balduino murió en 1185. Se ocultaba el rostro tras una máscara de plata, ya que la enfermedad le desfiguraba el rostro. A pesar de la brevedad de su reinado, los logros producidos por este gran personaje, e injustamente olvidado (gracias a Ridley Scott que lo resucitó en su magnifica película) fueron extraordinarios para que los reinos latinos perduraran por más tiempo. No creo que sea muy atrevido decir, que si no se hubiera sentado en el trono de Jerusalén el rey leproso, los reinos cristianos hubieran desaparecido mucho antes de Tierra Santa.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Filípides, ¿el primer maratoniano?

La leyenda cuenta que los persas quisieron conquistar Grecia. Eso si es cierto. Desembarcaron un gran ejército en las llanuras de Maratón y, desde ese lugar, pretendían tomar primero Atenas y, después, el resto de la Hélade. Los atenienses, prácticamente sin la ayuda del resto de los griegos, si exceptuamos un pequeño contingente de soldados plateos, plantaron cara a los asiáticos en dicha llanura, les hicieron morder el polvo, estando en gran inferioridad numérica, y les persiguieron hasta los barcos que estaban anclados cerca de la costa. La victoria fue aplastante. Los atenienses mandaron a un corredor, llamado Filípides, para participar la buena noticia a los habitantes de Atenas. La distancia entre ambos puntos era de unos 40 kilómetros de distancia, y cuando llegó el corredor para decir que los atenienses habían vencido la batalla, cayó muerto debido al gran esfuerzo realizado. En su honor se celebra en la actualidad una modalidad de carrera a pie llamada Maratón, que consta de poco más de 42 kilómetros.




En lo referente a la batalla, si es completamente cierta la información añadida. En lo respecto al mensajero, se pueden aclarar unas pocas cuestiones que están poco definidas.

Cuando los persas desembarcaron en las costas griegas, se envió a un corredor llamado Filípides, que recorrió la distancia desde Atenas hasta Esparta (es decir, 240 kilómetros) en menos de dos días (se ha comprobado, en los tempos recientes, que es una hazaña posible para un ser humano debidamente entrenado), para pedir refuerzos de su ejército. Los espartanos negaron la petición de auxilio, debido a que estaban celebrando unas fiestas religiosas; en realidad, parece ser, estaban ocupados en aplastar una rebelión  de los mesenios. Esa es la razón por la cual los atenienses lucharon prácticamente solos en la batalla de Maratón.

Una vez que finalizó dicho enfrentamiento, y los persas hubieron embarcado y pusieran rumbo hacia Atenas, se dice que los griegos enviaron un mensajero para avisar a la urbe griega, no sólo de la victoria que se había producido, sino, algo mucho más importante, que los persas, resentidos por la derrota, se dirigían hacía la ciudad, desprovista del grueso del ejército que se encontraba en Maratón para defenderla, para avisarlos debidamente. El nombre de dicho corredor es Tersipo Erquieo (según el historiador Plutarco), o Eucles (según otros). Según Luciano (un historiador muy posterior), fue Filípides el que llevó la noticia. Algunos eruditos modernos piensan que no se envió a ningún corredor.




Al final, después de una marcha forzada que dejó exhaustos a los hoplitas griegos, que ya estarían agotados de luchar en la encarnizada batalla de Maratón, llegaron a Atenas con suficiente prontitud para que la flota persa, que los veía en la lejanía, desistiera de desembarcar en tierras griegas. De esta manera, Grecia se salvó de la amenaza de la invasión, durante unos cuantos años.


Fuente principal: "Desafío heleno a Persia", de Nicholas Sekunda.

martes, 29 de octubre de 2013

El código de Hammurabi. ¿Fué el primero?


La estela del código de Hammurabi fue descubierta en 1901 por el arqueólogo francés Jacques de Morgan. Después, fue llevada al museo del Louvre y, desde entonces, permanece expuesta allí. El código consta de un prólogo, el cuerpo legal y un epílogo; tiene 282 artículos, aunque algunos se han perdido. Las leyes están inspiradas por los dioses. Así, según el relieve de la parte superior de la estela, el dios Shamash (de la justicia) hace entrega al rey de Babilonia de dicho código. Las leyes incluidas en él tratan de distintos tópicos jurídicos: derecho penal (ley del Talión), matrimonio, divorcio, ventas y depósitos, esclavitud y robo…; distingue tres categorías de ciudadanos: awilum (ciudadano de pleno derecho), muskenum y wardum (esclavo). Probablemente la estela con el código grabado, estuvo expuesta públicamente en el templo para que el litigante que iba en busca de justicia pudiera leer, o hacer que le leyeran, la regulación real del derecho que le asistía. Los fines que perseguía eran el de la unificación del derecho en el reino y la regulación de los precios.
 
 

Pero realmente, ¿ha sido el primer código de leyes escrito por el hombre que ha sido descubierto? ¿Es el código de Hammurabi el más antiguo de los que se ha conservado?

En contra de la creencia generalizada, no es el de Hammurabi el corpus de leyes más veterano. Hay tres que le superan en antigüedad.

El código de Lipitistar, rey de la ciudad-estado de Isin, ha sido fechado hacia el año 1860, es decir, es casi 100 años más antiguo que el de Hammurabi. De él, se conservan casi 37 artículos completos. Los temas de que tratan son derecho mercantil, de familia, herencias, delitos de sangre, y delitos contra la propiedad.

El códice de Eshnunna es también más antiguo que el de Hammurabi, pero el primero de la historia universal es el de Urnammu, rey de Ur (hacia el 2050 a.C.). Las pocas leyes que se conservan de él, son de derecho penal y, caso curioso, ya se admite la compensación económica en los delitos de sangre.

Seguramente, hay muchos más códigos de leyes tan antiguos, o más, que los descritos que se han perdido para siempre o que los arqueólogos no han podido todavía hallar.
 

 
 
Fuente principal: Historia Universal, Edad Antigua de R. López Melero y otros.

domingo, 20 de octubre de 2013

Francis Drake, ¿héroe o villano?


Francis Drake nació en Tavistock (hacia el año 1543). Fue corsario, explorador, político… Con sólo 13 años de edad, se empleó como marino mercante. Aunque tuvo múltiples ocupaciones durante su intensa vida, fue, sin duda, en su actividad como corsario, al servicio de la reina de Inglaterra, Isabel I, contra los intereses del gran imperio español, con la que ganó su fama universal. Osado, valiente y temerario, el inglés ha sido uno de los piratas más famosos de la Historia.


Francis Drake.

 
En 1573, junto al marino francés Guillermo Le Testu, capturó un convoy español cargado con oro y plata, de las minas americanas. Drake debía  de entregarle su parte a la reina Isabel, que era la que patrocinaba sus expediciones de corsario. Además de capturar buques españoles, algo que sin duda resultaba muy rentable, se encargaba de tomar ciudades en la América española. Así, en 1586 desembarcó en Santo Domingo, la ocupó y exigió un rescate por su devolución: el precio pagado fue de 25.000 ducados. La misma operación fue realizada con la ciudad de Cartagena de Indias, aunque el botín obtenido fuera mucho mayor: 107.000 ducados.

Anteriormente, en 1577, la reina de Inglaterra le puso al mando de una expedición que tenía como objetivo al ataque a las posesiones españolas en el Pacífico. La consecuencia de aquella empresa, que fue un éxito, ya que vinieron cargados de riquezas, y los daños a las propiedades de la corona española fueron cuantiosos, fue que, tras tres años de travesía, Drake fue el primer inglés que dio literalmente la vuelta al mundo, y la segunda persona en hacerlo, después de que lo consiguiera Juan Sebastián Elcano. Después de lograr su hazaña, Isabel I le nombró caballero.


Sir Francis Drake.


Cuando estalló la guerra entre Inglaterra y España, en 1585, la actuación de Drake iba a ser muy importante para el desarrollo de la misma. Aparte de las acciones antes mencionadas en el Caribe contra los baluartes hispanos de Santo Domingo y Cartagena de Indias, el inglés realizó un ataque más osado en el mismo territorio español. En el puerto de Cádiz, en 1587, se iba concentrando parte de la flota española que iba a partir en breve, y que sería conocida como la Armada Invencible, para invadir Inglaterra. Drake atacó a los barcos españoles allí anclados y hundió 24 de ellos antes de retirarse, sin perder ninguno de los suyos. Esa brillante acción, además de privar a España de unos buenos buques, retrasó los preparativos de la invasión a la isla británica, cosa que sería nefasta para los españoles, ya que su mejor marino, el marqués de Santa Cruz, moriría de manera inesperada, un poco después, sin poder llegar a comandar la flota hispana.

 
Tras el desastre español de la Armada Invencible, los ingleses intentaron devolver el golpe con idénticos desastrosos resultados. Así, organizaron una gran flota con el objetivo de golpear a España: atacarían las costas españolas para provocar la insurrección de Portugal, e intentarían conquistar las islas Azores. La operación, que estaba al mando de Drake, resultó ser un fracaso y los ingleses perdieron 12.000 hombres y 20 naves. Sir Francis Drake fue culpado, en gran parte, de la derrota y fue severamente castigado: se le denegó el mando de cualquier expedición naval durante los siguientes 6 años.

 


Como la guerra con España no marchaba demasiado bien, Drake propuso, en 1595 (ya había trascurrido el periodo de castigo), un ataque sobre Panamá. La expedición resultó ser otro sonoro fracaso para Drake. Además, perdió la vida después de contraer la disentería. Su cadáver, como buen marinero que había sido, fue lanzado al mar (1596).

 

FRANCIS DRAKE VILLANO. Sería fácil hacer una crítica del inglés alegando que era un pirata. No por serlo, iba a ser peor que el resto de los personajes históricos de su época. En resumidas cuentas, Drake fue un hombre de acción que luchó por conseguir fortuna y una buena posición, favoreciendo a su país si estaba en su mano. Pero, hay un hecho, no muy bien conocido, que sucedió durante el intento de la Armada Invencible por conquistar Inglaterra, que pone en evidencia que su afán de riqueza estaba por encima del servicio a su patria. Así, tras la batalla de Plymouth (31 de julio de 1588), entre los buques ingleses y los españoles, un navío de éstos, el Nuestra Señora del Rosario, quedó a la deriva y abandonado. A Drake, al mando de una flota, le ordenaron perseguir a los barcos españoles para que no se perdiera el contacto con ellos. Como se había hecho de noche, debía mantener las luces de su buque encendidas para que fueran visibles para el resto de los navíos ingleses. Sin embargo, a Drake le salió la vena pirata, y apagó las luces de su navío y emprendió la caza del buque español, abandonando la crucial misión de perseguir a la flota hispana. Del buque, Nuestra Señora del Rosario, obtuvo pingues beneficios, pero fue duramente criticado por su acción de pirata, en tan delicados momentos para la salvación de Inglaterra.

 

Otra faceta no muy bien conocida de Drake es su actividad como traficante de esclavos. Aunque el esclavismo estaba universalmente aceptado en aquella época (incluso por la Iglesia católica), no deja de ser una actividad cruel para los seres humanos que perdían la libertad para convertirse en mercancía de otros seres del mismo género. Así, en 1567 se embarcó junto con su primo John Hawkins en una expedición, en la que capturaron 200 personas de raza negra en distintos puntos de África; cruzaron el Atlántico llegando a Dominica, Margarita y Borburata, donde vendieron a estos hombres.
 
 
 

 
FRANCIS DRAKE, ¿HÉROE O VILLANO? Tuvo algo de ambos, como casi todos los grandes personajes de la Historia. Como buen pirata que fue, nunca desperdició la ocasión de conseguir algún gran tesoro, aunque no hay que olvidar sus facetas como almirante al servicio de su patria, su labor como político, y su gran obra de exploración que le llevó a dar la vuelta al mundo, algo, sin duda, excepcional para su época.

lunes, 14 de octubre de 2013

¿A qué vikingo proclamaron santo?

Olaf nació en el año 995 d.C. en Ringerike, siendo tataranieto del rey Harald I de Noruega. Cuando su madre quedó viuda, se casó con el que sería el padrastro de Olaf, Sigurd Syr, el rey de Ringerike. Cuando tenía once años de edad, Olaf empezó a embarcarse en los temibles drakkars, y así participar en las incursiones vikingas. Los saqueos, los pillajes, los asesinatos, los secuestros para pedir rescates, la extorsión para pedir dinero, el incendio de ciudades... Todo ello, y mucho más, le serían familiares a Olaf antes, siquiera, de llegar a la adolescencia. El rastro de sangre y destrucción le llevaría al Báltico y a las Islas Británicas, donde participaría en el ataque a Canterbury de 1011.





Durante la travesía de cierto viaje, atracó en las costas de Normandía. Allí, en el invierno de 1013-14 se convirtió al cristianismo y fue bautizado. El duque Ricardo II de Normandía, que era el anfitrión de Olaf, y que era un ferviente católico, seguramente, tuvo que ver mucho en esa repentina conversión.  Atrás quedaban sus dioses paganos Odín, Thor... La conversión de Olaf era un ejemplo de lo que estaba sucediendo en los años finales de la era vikinga: los antiguos guerreros nórdicos iban aceptando la nueva fe.

Cuando Olaf llevó a Noruega, para reclamar el trono, al ser el tataranieto del antiguo rey Harald I, el poder del país estaba dividido entre los grandes nobles. Además, los suecos y los daneses dominaban ciertas zonas del país. Tras una serie de campañas exitosas logró unificar el país bajo su dominio. Una vez aplastada la oposición, instauró el cristianismo como religión oficial. Trajo obispos desde Inglaterra y construyó iglesias por toda Noruega. Para que nadie dudara de sus intenciones de cristianizar el país, instauró la pena de muerte a los que se negaran a convertirse.

En 1028, el rey de Dinamarca, Canuto II, invadió Noruega, y Olaf tuvo que exiliarse, aunque regresó dos años después, para reclamar su trono. Reunió un ejército, mucho menos numeroso que el de sus enemigos, y marchó para librar, la que sería conocida como, la batalla de Stiklestad. Olaf fue derrotado y muerto en dicho enfrentamiento. A partir de ese momento, se obraron milagros alrededor de su cadáver y, con el tiempo, se construyó la Catedral de Nidaros, donde su cuerpo había recibido sepultura. Su culto crecería y la catedral llegaría a convertirse en un lugar de peregrinación.



Batalla de Stiklestad, en la que murió Olaf II.



Después sería santificado y, Olaf II Haraldsson, llegaría a convertirse en el santo patrono de Noruega.

Uno no deja de sorprenderse de como alguien que ha matado tanto, y que ha mandado matar a tantas personas; que ha empuñado una espada, que ha a navegado en barcos vikingos para saquear, incendiar, robar y secuestrar; una persona que ha muerto en un campo de batalla, con huestes a sus órdenes, que morirían en su mayor parte por sus derechos de sangre hacia una corona..., que alguien así pueda obrar milagros tras su muerte y que sea declarado santo por la Iglesia Católica.

viernes, 11 de octubre de 2013

Canibalismo en Numancia.

Tras vencer a los cartagineses en la II guerra púnica, los romanos decidieron tomar el testigo de los primeros, en lo que se refiere a la ocupación del territorio de la península Ibérica, y emprendieron una serie de campañas que les llevaría, a conquistar todo lo que es hoy España y Portugal. Las legiones romanas sometieron, una a una, todas las tribus y localidades, unas veces con diplomacia y otras con guerra, hasta completar la conquista, empresa que les llevó en completar más de dos siglos.

Uno de los episodios más dramáticos, en todo el conjunto de la campaña, se produjo en la célebre Numancia, ciudad de los arévacos. El inicio de su toma se produjo en el año 153 a.C., a manos del cónsul romano Fulvio Nobilior. Lo que, en un principio, parecía la conquista de una localidad más, se convirtió en un largo asedio de 20 años de duración. No se entiende muy bien como una población de unas 8000 personas pudieron resistir tanto tiempo el empuje de las bien pertrechadas y numerosas tropas romanas. El resultado fue, que hasta que los latinos no estuvieron al mando de un resuelto y decidido general, que fue Publio Cornelio Escipión Emiliano, que organizó un asedio sin fisuras, y que mató de hambre, literalmente, a los celtíberos, no finalizó la guerra. Según nos cuenta el historiador romano Apiano:

   "No mucho después, al faltarles la totalidad de las cosas comestibles, sin trigo, sin ganados, sin yerba, comenzaron a lamer pieles cocidas, como hacen algunos en situaciones extremas de guerra. Cuando también les faltaron las pieles, comieron carne humana cocida, en primer lugar la de aquellos que habían muerto, troceada en las cocinas; después, menospreciaron a los que estaban enfermos y los más fuertes causaron violencia a los más débiles. Ningún tipo de miseria estuvo ausente. Se volvieron salvajes de espíritu a causa de los alimentos y semejantes a las fieras, en sus cuerpos, a causa del hambre, de la peste, del cabellos largo y del tiempo transcurrido. Al encontrarse en una situación tal, se entregaron a Escipión..."


Ruinas de Numancia. En las fases finales del asedio, cuando el cerco romano se había completado, y no les llegaba abastecimiento a los habitantes de la misma, se dieron casos de canibalismo.


En este caso, la historia se repite. Casi 2000 años después, esta vez, en el marco de la II guerra mundial, se dieron también dramáticos casos de canibalismo. El historiador británico Antony Beevor, experto en ese conflicto, descubrió unos documentos, hace apenas un año o dos, que dicen de como los soldados japoneses consumieron carne humana procedente de los prisioneros que tenían en su poder. Según este historiador, esos hechos fueron ocultados tras finalizar la guerra para no traumatizar a los familiares que habrían perdido algún ser querido por esas circunstancias. Entre los prisioneros que hubieran sufrido tal ultraje, estarían soldados norteamericanos y australianos que se habrían negado a combatir al lado de los soldados nipones. Parece ser que tales casos de canibalismo se habrían dado en las fases finales de la guerra, en guarniciones aisladas y con falta de suministros. En este enlace podéis encontrar más información:

cultura.elpais.com/cultura/2012/09/12/.../1347478479_303840.html‎



sábado, 5 de octubre de 2013

¿Existió el rey Arturo? (II). Lucius Artorius Castus.

La búsqueda de un personaje real, tras la figura legendaria del personaje literario del rey Arturo, ha dado lugar a que surjan varios personajes candidatos a tal "honor", que, de otra forma, hubieran quedado, un tanto, en el olvido. Uno de esos individuos es un tal Artorius Castus, que aparece en una inscripción funeraria hallada en la actual Croacia (aparece en otra inscripción hallada, pero que no aporta información adicional). Por lo tanto, en realidad, el origen del rey Arturo se hallaría en la vida de un militar romano, hacia el 180 d.C., que estuvo destinada en la provincia de Britania, según esta teoría.


Lápida funeraria donde aparece escrita la carrera militar de Lucius Artorius Castus, el que para algunos es el rey Arturo histórico.
 

El medievalista norteamericano, Kemp Malone, fue la primera persona que asoció el nombre que aparece en la lápida, al del héroe legendario, en 1924. Pensó que el nombre en latín de Artorius pudo derivar en el medieval de Arthur o Arturo. Según dicha lápida, dicho romano empezó siendo centurión en la III legión Gallica, y continuó una carrera militar, con sus ascensos merecidos, hasta que llegó a las islas británicas como prefecto de la VI legión Vitrix. Este cargo nos indica que Artorius procedía del orden equestre (la sociedad romana estaba dividida en órdenes u ordos; para pertenecer a ella, un ciudadano romano debía poseer una fortuna de centenares de miles de sestercios).

Hay algunos autores, como Linda Malcor, que relacionan a este Artorius con las tropas de caballería sármatas que se encontraban estacionadas en Britania en aquella época. Estos jinetes, acorazados, serían los caballeros del rey Arturo. En realidad, no hay pruebas sólidas que afirmen esta teoría que, sin duda, ha influido en una de las película más recientes sobre este personaje legendario, que se titula  "El rey Arturo" (2004).



El actor Clive Owen, que interpreta al mítico rey Arturo, aunque con orígenes de militar romano. En dicho film, Arturo añoraba un glorioso pasado romano, que daba estabilidad a todos los rincones del imperio, aunque éste estaba en pleno proceso de desintegración, por culpa de las invasiones germánicas.


En cualquier caso, el personaje de Lucius Arotorius Castus, es un buen candidato para ser el auténtico rey Arturo, ya que es, de momento, el único que tiene un nombre que deriva de el mítico héroe. Hay muchos expertos que afirman que Arthur o Arturo, procede del latino Artorius. Aún así, el enigma sigue abierto. Hay muchos más candidatos para ser el auténtico rey Arturo. En otras entradas de este blog hablaré de ellos.

viernes, 4 de octubre de 2013

El rey Leónidas y los 300 espartanos.

La película "300"(2007) puso de moda la batalla de las Termópilas, que se libró entre los griegos y los persas en el año 480 a.C. Salvando las distancias, el argumento del film se ciñe bastante a los hechos históricos del combate. Todo empezó cuando el emperador persa Jerjes I decidió someter a Grecia, sirviéndose de una enorme expedición militar compuesta de decenas de miles de soldados procedentes de todos los rincones del enorme imperio oriental. La gran hueste atravesó el estrecho de los Dardanelos, sirviéndose de unos puentes de pontones de madera, una gran obra de ingeniería de la época, y atravesó el norte de Grecia sin oposición, hasta que llegó al desfiladero de las Termópilas, donde les aguardaban Leónidas y sus 300 espartanos, más algunos contingentes procedentes de otros lugares de Grecia.




En total, unos 7000 helenos se enfrentarían a decenas de miles de persas en el estrecho cuello de botella que eran las Termópilas.

Los griegos, en una enorme desventaja numérica, resistieron durante dos días los ataques incesantes del enemigo, ayudados por la estrechez del paso que hacía que la superioridad en hombres se anulara. Además, los grandes escudos de los griegos, y su táctica hoplita de formación cerrada, sumado que sus lanzas eran más largas que las de los persas, hicieron que los griegos (que rotaban los soldados de la primera línea constantemente para que descansaran, para tener siempre gente fresca combatiendo), resistieron la lluvia de flechas, los ataques incesantes de la infantería regular y los de los soldados de élite (los famosos "inmortales"), sin mayores problemas; miles de persas cayeron sin conseguir abrir ninguna brecha en los muros de escudos helenos.

Gracias a la información ofrecida por un traidor griego, llamado Efialtes, Jerjes, que ya había perdido la paciencia, se enteró de que había un paso por el que se podía llegar a la retaguardia de las tropas de Leónidas. Usando ese camino, los persas podían atacar simultáneamente desde el frente y la retaguardia a unos griegos encerrados en el desfiladero de las Termópilas, acabando con todos ellos.






Así, al tercer día, los "inmortales", guiados seguramente por el traidor Efialtes, recorrieron el paso secreto y, aunque fueron detectados por un destacamento griego, evitando el enfrentamiento con éstos, fueron directos a la retaguardia de Leónidas. A éste le llegó la noticia de que estaba apunto de ser embolsado por el ejército persa, y tuvo poco tiempo de decidir que hacer en tan desesperada situación. El rey espartano lo tuvo claro: se quedaría en aquella posición, con sus 300 espartanos, 400 tebanos y 700 tespios, mientras que el resto de los soldados griegos huirían de aquella ratonera en la que se iba a convertir las Termópilas. Aquella decisión le iba hacer entrar en la leyenda.

EL OCASO DE LOS HÉROES. Según los historiadores antiguos, Leónidas cayó muerto en los primeros compases de la batalla final. Hubo una lucha despiadada por recuperar su cuerpo. Cuando los espartanos lograron hacerse con el cadáver de su rey, lo llevaron a una colina (gracias a la arqueología se conoce que colina es), que es donde establecieron la última resistencia. Los griegos que quedaron, murieron en su totalidad. Sólo se salvaron algunos tebanos que se rindieron a las fuerzas de Jerjes, y que fueron marcados con la señal del rey persa.

En el siglo XX se realizaron una excavaciones arqueológicas en el campo de batalla. En la colina de Kolonos se hallaron multitud de puntas de flechas de los persas. Allí fue donde de libró la última y desesperada defensa de los griegos. Su final se produjo por un ataque incesante de flechas lanzadas por los arqueros persas, tal como narró el historiador griego Herodoto. Éste escritor también cuenta en su obra que el enfado de Jerjes fue tan elevado, que mandó buscar el cadáver de Leónidas entre los caídos. Cuando éste fue hallado, el persa ordenó que le cercenaran la cabeza y que la clavaran en un poste para que la viera todo el que pasara por las Termópilas.

Posteriormente, los espartanos recuperaron sus restos y los enterraron en un lugar digno de un rey tan valiente.

DESMONTANDO EL MITO. Como se puede observar, los espartanos fueron los que se llevaron la fama de la resistencia tan heroica de la batalla. Pero la realidad es que fue una coalición de distintos estados griegos la que frenó durante días la embestida del gran ejército persa. Además, se puede comprobar que cuando los espartanos se quedaron para luchar en el último día de la batalla, antes de ser cercados, no estuvieron sólos: los tebanos y los tespios se quedaron con ellos. Aunque se sabe que algunos tebanos se rindieron antes de la conclusión de la batalla, los tespios si que dieron su vida por la causa griega, y nadie se acuerda de ellos, ni nadie les ha dedicado una película.

Hay una creencia generalizada de que los espartanos, al menos en las Termópilas, sólo tenían la opción de vencer o morir, nunca retirarse. Además, había un oráculo, que conocía Leónidas, que vaticinaba que el rey espartano debía morir para salvar a los griegos. La verdad, es que hubo una resistencia de algunos griegos (espartanos, tebanos, tespios), que permitió que unos miles de soldados hoplitas pudieran escapar de la batalla, ya perdida, para así poder continuar combatiendo en una guerra que acababa de empezar. Si se apartan todos los mitos y leyendas, nos queda una orden del rey Leónidas coherente y valiente, dictada por un buen general (en realidad, según la constitución espartana, la función de los reyes era la de ser generales).


El próximo año se estrena la secuela de la película "300". Ya está disponible el tráiler (espectacular):





Fuente principal: "Thermopylae 480 BC", de Nic Fields.