Buceando en la leyenda

Buceando en la leyenda

domingo, 30 de marzo de 2014

La batalla de las Termópilas: traición y derrota.

De la batalla de las Termópilas (480 a.C.) poco más se puede decir que no se haya dicho ya. Luchada por míticos guerreros, los espartanos, que estaban dirigidos por un mítico rey, Leónidas, el combate ha sido uno de los más famosos de la historia. Lo dramático del mismo fue que, aún conociendo que iban a morir, los espartanos y otros griegos valientes decidieron afrontar una lucha desesperada y con la única opción de morir ante un enemigo que los superaba varias veces en número. Además, el sacrificio era un tanto inútil, pues tan pocos hombres luchando ante dos flancos a vez, poco tiempo podrían resistir ante los persas que venían con la determinación de conquistar Grecia. Tal vez, pensaban ellos, que su ejemplo de sacrificio motivaría a los pueblos helenos a resistir ante los invasores en futuras campañas.

Aunque, si hacemos caso a las crónicas antiguas, el ejército griego había resistido dos días enteros perfectamente bien ante los ataques enemigos, que se desesperaban al ver que sus embestidas eran rechazadas con facilidad por los helenos, ayudados por sus resistentes escudos, y sus largas lanzas de dos metros, que contaban, además, con la decidida defensa de su general y con una férrea disciplina.

No se sabe cuanto más hubieran podido resistir en el angosto paso de las Termópilas ante los persas, pero pareciera que podrían haber aguantado más, si no hubiera aparecido la figura de un traidor, Efialtes, que le informó a los persas de un paso oculto, conocido como la senda Anopea, que si se íba por el mismo llevaba directamente a la retaguardia de los griegos, pudiendo lograr cogerlos entre dos fuegos y envolver a la exigua tropa de Leónidas.


El actor Andrew Tieman interpretando a Efialtes en la mítica película de 300.


El caso es que la información ofrecida por el traidor resultó ser de extraordinario valor para los planes del rey persa Jerjes, que acabó venciendo y masacrando a los valientes griegos y, de paso, logrando inmortalizar a los 300 espartanos y a su rey.

La batalla de las Termópilas es un claro ejemplo de como la traición puede decidir, o ayudar a inclinar la balanza en una batalla, pero no es el único ejemplo que conozco, hay otros más.

En 1485, en Inglaterra se libró la batalla de Bosworth. Era el momento culminante, pero no el último, de la llamada Guerra de las Rosas, un conflicto civil entre dos facciones, los Lancaster contra los York. De un lado estaban las fuerzas leales al rey Ricardo III, mientras que del otro bando estaban las de el aspirante al trono, el Lancaster Enrique Tudor.

Cuando Enrique desembarcó con sus partidarios en Gales, procedente de Harfleur (en el norte de Francia), el rey Ricardo III llamó a todos los nobles leales para formar su ejército e ir al encuentro del primero, e intentar acabar con él, pues sabía que cuanto antes lo hiciera sería mejor para sus intereses, ya que el propósito era que no le diera tiempo al Lancaster a reforzarse con más partidarios. Entre los nobles que convocó el rey se encontraban los hermanos Stanley, William y Thomas. Además, para ganarse la fidelidad del segundo, Ricardo III tenía como rehén a su hijo, George Stanley. El caso es que, aunque los Stanley habían combatido al lado de los yorkistas en batallas anteriores, su implicación había sido escasa y su lealtad era de lo más dudosa. Además, hay que tener en cuenta que Thomas Stanley era el padrastro del aspirante al trono Enrique Tudor.


Ricardo III cargando en la batalla de Bosworth.


El 22 de agosto de 1485 se libró la batalla de Bosworth. De un lado estaban los yorkistas, con el valiente rey Ricardo III al frente, del otro lado estaban los lancasterianos con el aspirante Enrique Tudor al mando, y aparte, a la expectativa de los acontecimientos, estaban los Stanley. Y fue en el momento más crítico del combate cuando los Stanley mostraron sus cartas: en el momento más desesperado de un ataque por parte de Ricardo III, aquellos se acercaron al bando de Enrique y le reforzaron con sus tropas inclinando definitivamente la balanza y haciendo que la batalla fuera ganada por él. De acuerdo con algunas versiones de los hechos, Ricardo III se vio traicionado. Según parece, al ver la actitud de los Stanley, emitió órdenes para acabar con la vida del rehén, pero el hecho nunca se llegó a consumar.

Otro noble que pudo traicionar a Ricardo en el campo de batalla fue Henry Percy, el duque de Northumberland, que comandaba la retaguardia. Él nunca llegó a intervenir en la lucha, ni aún en los momentos más desesperados del rey, cuando luchaba por su propia vida. Abandonaría el campo de batalla, recibiendo el posterior perdón.

Ricardo III murió en el campo de batalla luchando como un valiente. Fue el último rey inglés que falleció combatiendo. El pretendiente, Enrique Tudor, se convirtió en Enrique VII, iniciando una nueva dinastía en el país que proporcionaría reyes tan conocidos como lo fueron Isabel I o Enrique VIII.

En otro lugar, durante la España visigoda, en el 711 reinaba Don Rodrigo. Un año antes, había sido elegido en una asamblea de nobles y obispos, conforme a derecho. Pero, el llamado clan de los witizanos consideraban a Rodrigo un usurpador y aspiraban a recuperar el trono, aunque fuera con ayuda musulmana (Witiza había reinado en el periodo de 702-710). Don Julián, cliente de los witizanos, desde la plaza de Ceuta negoció con los musulmanes, que estaban firmemente asentados en el norte de África, para intervenir en España.


Aunque la documentación sobre la batalla de Guadalete es muy escasa, parece ser que la victoria musulmana se vio muy favorecida por la traición debida a algunos nobles visigodos.


El 28 de abril de 711, mientras Don Rodrigo se encontraba combatiendo en el norte de la Península Ibérica, un cuerpo de unos 7.000 soldados, al mando de Tariq, desembarcó en Gibraltar. El ejército visigodo tuvo que marchar rápidamente hacia el sur para enfrentarse a la fuerza invasora. En un lugar indeterminado, que podría ser el río Guadalete, tuvo lugar el crucial enfrentamiento entre los visigodos y los invasores musulmanes. Se piensa que los witizanos comandaban las alas del ejército de Don Rodrigo. En un momento del combate huyeron apresuradamente del combate, provocando la derrota de los visigodos, lo que significaría el final de una época y el inicio de una larga ocupación, por parte musulmana, que duraría siglos.

Por último, me referiré a la película sobre la vida del héroe escocés William Wallace, titulada Braveheart. En concreto, cuando en dicho film se narra la batalla de Falkirk, entre los independentistas escoceses y las tropas inglesas, que estaban al mando del rey Eduardo I, se da a entender que las fuerzas de Wallace fueron derrotadas en última instancia, por la traición hecha por los nobles escoceses, entre los que se encontraba Robert Bruce, que huyeron con la caballería del campo de batalla en el momento crucial de la misma, ya que habían recibido sobornos por parte del monarca inglés, en forma de tierras y propiedades.

Realmente, ello no fue así. Los ingleses destrozaron los grandes cuadros de infantería escocesa o schiltrons, especialmente formados para detener los ataques de la caballería pesada, por medio de los letales arqueros ingleses que batían a los enemigos a distancia. Es decir, que no hubo ningún tipo de traición que facilitara la victoria a las tropas de Eduardo I el zanquilargo.


Escena de la película "Braveheart", en la que Wallace descubre que fue traicionado por Robert Bruce en el transcurso de la batalla de Falkirk. Según el film, la traición por parte de los nobles escoceses fue crucial en la dura derrota que sufrió William Wallace. En realidad, no se produjo dicha traición.


·EL OCASO DE LOS TRAIDORES. En todos los casos anteriores, el final de los traidores no fue nada positivo.

Así, el traidor de las Termópilas, Efialtes, acabó sus días con el desasosiego de verse perseguido, ya que había una recompensa que pesaba sobre su cabeza, huyendo a Tesalia. El caso es que murió en el año 479 a manos de un tal Atenades de Traquinia, que no conocía a Efialtes ni su traición. Aunque, después se enteró de la recompensa y la acabó recibiendo. Efialtes no recibiría nunca la suya a manos de las persas, ya que éstos serían derrotados decisivamente en la batalla de Salamina, y al poco abandonaron los intentos de conquista de Grecia.

William Stanley, uno de los oportunistas hermanos Stanley que había actuado en la batalla de Bosworth en el momento que el consideró idóneo a sus intereses, cambiando de bando, recibiría su premio de parte del nuevo monarca inglés Enrique VII, que le debía su corona y su vida, en forma del cargo de Lord Chambelán.

Pero, la suerte para Stanley  cambiarían radicalmente en pocos años. En 1495 sería acusado de traición, por haber apoyado la rebelión de Perkin Warbeck. El rey Enrique VII, sin tener en cuenta los antiguos favores que le debía a William Stanley, lo sentenció a muerte.

Con respecto a Northumberland, sería asesinado por la multitud durante la Rebelión de Yorkshire en 1489, producida por una gran subida de impuestos.

Para acabar, hablaré de la facción de los witizanos que se habían aliado con los musulmanes para intentar recuperar el trono para su causa. Cuando éstos se dieron cuenta de la debilidad del reino visigodo, no dudaron en apoderarse de él. Así, aquellos que habían traicionado a Don Rodrigo, que, repito, había sido legítimamente elegido por un consejo, vieron con sus propios ojos como los invasores, procedentes del norte de África, y seguidores de Alá, acababan con un estado que había gobernado el suelo peninsular durante tres siglos. Cuando el gobernador norteafricano que había ordenado la invasión, Muza, se trasladó a España, condenó a muerte a muchos nobles godos, entre ellos a Oppa, hermano de Witiza, uno de los que propició la victoria musulmana.




Bibliografía consultada:

-De Maratón a Platea, de Philip de Souza.
-El auge de los Tudor, de Christopher Gravett.
-Stirling Bridge and Falkirk 1297-98, de Pete Armstrong.
-Historia antigua de España II, de Juan José Sayas Abengochea.



viernes, 21 de marzo de 2014

Cortés y Pizarro. El ocaso de los héroes.

Hernán Cortés y Francisco Pizarro  nacieron en la región española de Extremadura siendo de humilde cuna. Los dos fueron los personajes más famosos de los que conquistaron la recién descubierta América. Además, la "leyenda negra" que cubre a un buen número de personajes históricos españoles, no le es ajena a los dos extremeños.

Cuando se habla de Julio César, que exterminó a decenas de miles de galos cuando les quitó sus tierras, o Gengis Khan, que sólo Dios sabe a cuanta gente masacró, se les evoca con cierta admiración hacia sus cualidades militares y de grandes conquistadores. En cambio, si se menciona los nombres de, en este caso, los españoles Cortés o Pizarro pareciera que se estuviera mencionando a una especie de monstruos sádicos y sedientos de oro y sangre, en definitiva, a unos psicópatas.


Hernán Cortés.


Dejando aparte esta introducción, hay que tener en cuenta que con un puñado de hombres (algunos cientos) Hernán Cortes conquistó el gran imperio Azteca, usando la diplomacia (se alió con ciertos pueblos indígenas enemigos de los orgullosos aztecas), sus armas de fuego (muy rudimentarias ya que eran los albores de las mismas), la suerte (en forma de enfermedades contagiosas que se cebaron con los indios), y mucho valor.

Algo parecido se puede decir de Francisco Pizarro, que se hizo dueño del imperio Inca, en la actual Perú. Además, podemos mencionar el temor que suscitaban esos españoles montados en caballos (animal que se desconocía en el Nuevo Mundo), armados con sus brillantes armaduras y tocados con sus abundantes barbas. Por si fuera poco, los emperadores indígenas pecaron de ingenuos ante los implacables españoles que no dudaron de usar su crueldad cuando les hizo falta.

En resumen, después de unos pocos años, caerían los dos imperios más poderosos y mejor organizados que existían en todo el continente americano, tras un dura lucha que dejó miles de cadáveres. Eran unos tiempos duros. Seguramente, si no hubieran sido los españoles, los ingleses, franceses o portugueses hubieran hecho los mismo unos pocos años después y, en vez de hablar español, hoy se hablaría inglés o francés en toda la América Latina. La diferencia sería (en esto estoy especulando muchísimo) que los conquistadores tendrían mejor imagen de la que tienen, hoy en día, Francisco Pizarro y Hernán Cortés.

·El ocaso de los héroes. Tras la conquista de Méjico, Hernán Cortés no se quedó allí para siempre. En 1541, participa en el intento, por parte de Carlos I de España, de tomar la ciudad de Argel, un nido de piratas de donde partían expediciones marítimas que asolaban las costas mediterráneas. El intento de invasión sufre un gran varapalo antes del desembarco en la ciudad norteafricana, ya que los temporales echaron a pique una gran cantidad de barcos que componían la flota cristiana. Una vez en tierra, las cosas no fueron mucho mejor ya que los diversos ataques fueron rechazados.



Francisco Pizarro.



Ante el mal cariz que iba tomando la campaña, Hernán Cortés, que contaba 56 años por entonces, propuso tomar la plaza si se le daban suficientes hombres. El gran conquistador de Méjico, que venció a un imperio de millones de almas con solo unos cientos de españoles, no esperaba que su petición, muy valiente en un hombre entrado en años, fuera que le ignoraran completamente. De esa forma tan humillante, se dio cuenta que su presencia era meramente simbólica y que, de ninguna forma, contaban con él para el desarrollo de la campaña. La retirada de la fuerza expedicionaria fue el colofón al trago amargo que tuvo que sufrir Cortés en las postrimerías de su vida militar.


 El caso de Francisco Pizarro fue más dramático. Una vez conquistado el imperio de los incas, tuvo que hacer frente a los ataques de las fuerzas del español Diego de Almagro. Éste fue derrotado y muerto por las fuerzas de Pizarro, que perdonó al resto de capitanes enemigos, que no olvidaron su odio al extremeño. Por tanto, se agruparon en torno al hijo de Almagro, Almagro el Mozo, y penetraron una noche en la casa de Francisco Pizarro, acabando con su vida de una estocada en el cuello. Y, de esta forma tan ruin, acabó su vida el gran conquistador de Perú.

miércoles, 12 de marzo de 2014

¿Fue el 11-M el primer atentado islamista en España?

La masacre de hace diez años en España que costó la vida de 192 personas no necesita, a día de hoy, más presentación. Además de ser uno de los días más tristes de este país en mucho tiempo, creó mucha polémica y la división entre los mismos españoles que, una vez más queda demostrado, somos incapaces de unirnos en las cuestiones más delicadas que amenazan nuestra nación (no incluyo las magníficas muestras de generosidad regaladas por los ciudadanos que ayudaron tanto a los heridos en aquella funesta jornada).

Hubo, y hay, mucha gente que piensa que los atentados islamistas fueron consecuencia al apoyo del gobierno español de entonces, de José María Aznar, a la intervención norteamericana en Irak que, a su vez, se produjo tras los sangrientos atentados del 11-S. Lo cierto es que no hay ninguno prueba que demuestre esa relación (intervención militar = atentados de Madrid). Pero, lo que si es cierto es que el terrorismo islámico no se inició en España el 11 de marzo del año 2004. Además, tampoco es la primera ocasión en la que hubo víctimas mortales producidas por la locura fundamentalista musulmana.

A continuación expondré una relación de los principales atentados cometidos en España por radicales islámicos:

.-21 de noviembre 1981. El sirio Nazir Sabag, dirigente de los Hermanos Musulmanes es asesinado a tiros en Barcelona.

.-1 de marzo 1982. Tiroteado y muerto en Madrid el palestino Nabil Arankj Wadi, terrorista de Abu Nidal, grupo pro iraquí.

.-13 de Abril 1982. Primer gran atentado islamista en España, el año del Mundial de fútbol. Dos bombas en Madrid, en las sedes Alia y de la agencia Egypt Tours.

.- 27 de abril 1982. El agregado cultural de la embajada de Siria en Madrid repele una agresión y sale ileso de otro atentado.

.-16 de septiembre 1982. Un miembro de Abu Nidal asesina al secretario de la embajada de Kuwait en Madrid.

.- 21 de septiembre 1982. Una bomba destruye gran parte del Centro Cultural Iraquí en Madrid.

.-Diciembre 1983. Walid Jamal Balzik, de la embajada de Jordania en Madrid, es asesinado y un compañero herido. Se atribuye la autoría a las Brigadas Revolucionarias Árabes.

.-24 de julio 1984 la policía española detiene al comando iraní “Mártires de la Revolución Islámica” que pretendía atentar contra un avión saudí en Madrid.

.-5 de agosto 1984. La Yihad Islámica (posiblemente sin relación con el grupo egipcio del mismo nombre) atenta en Marbella contra Kalid Almarzook, propietario del periódico kuwaití Alanbaa, de tendencia pro iraquí. Almarzook resultó ileso, pero murió su chófer.

.-14 de septiembre 1984. Yihad Islámica asesina en Marbella al ingeniero saudí Nasser Abdul Aziz. Su compatriota Khalil Ibrahim resultó herido.

.-Diciembre de 1984. Mohamed Idris Ahmed, un diplomático libio, es tiroteado por dos libaneses de la milicia chií Amal. Los terroristas fueron detenidos, condenados y liberados en 1986 tras el secuestro de un policía español y dos funcionarios de la embajada española en Beirut.

.-12 de abril de 1985. Atentado con una bomba de gran potencia en Madrid, en el restaurante El Descanso. Fue reivindicado por la Yihad Islámica, hubo 90 víctimas, todas civiles –once de ellas estadounidenses- y costó la vida a 18 españoles.

.-1 de julio 1985. Los terroristas atacan con bombas y ametralladoras las sedes de las compañías aéreas British Airways, donde murió Esther Grijalbo, resultando heridas 25 personas y de la jordana Alia, ambas en Madrid. Fue reivindicado, entre otras, por Septiembre Negro.

.-En octubre de 1985 el grupo palestino Fuerza 17 (Yaser Arafat), asesinó a dos marineros israelíes en Barcelona.

.-25 de junio 1986. Atentado en las oficinas de la compañía israelí El Al en el aeropuerto de Barajas, con resultado de 3 heridos graves y 11 leves.



Fuente consultada: Blog "periodistadigital.com/políticamente acorrecto."

sábado, 8 de marzo de 2014

¿Existió el pirata Pata Palo?

Barbarroja, Barbanegra, Jack Sparrow... son nombres que evocan el oficio de pirata. En España, al menos en la época en que yo era un niño, el más famoso era el lisiado Pata Palo. No es difícil asociar el ser un pirata con el hecho de sufrir algún tipo de mutilación. Así, al pensar en ellos, lo habitual es atribuirles, como algo indispensable, un parche en un ojo, una mano con un garfio, o una pierna de madera. Ahora bien, ¿Existió el pirata Pata Palo?


Una prótesis parecida a esta fue llevada por Cornelius Jol. el auténtico pirata Pata Palo.


En 1597 nació en los Países Bajos, en el seno de una familia muy humilde, Cornelius Jol. Era la época en que los holandeses luchaban por la independencia del imperio español. Teniendo en cuenta esto, no es difícil suponer cual sería el enemigo al que combatiría el resto de su vida.

En 1626 se unió a la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales, y no tardaría mucho en llegar al cago de Almirante, aunque, realmente, su actividad sería la de corsario al servicio del gobierno de los Países Bajos. Según parece, fue famoso por su valor, habilidad y cortesía hacia los prisioneros. Cruzó el Océano Atlántico nueve veces para atacar las posesiones españolas y portuguesas (en ésa época Portugal pertenecía a la corona del rey de España) en Brasil y el Caribe.

En 1627 tomó la isla de Noronha (costa de Brasil). En 1633 atacó Campeche (en la península de Yucatán). En 1638 intentó capturar la Flota de las Indias, que portaba enormes riquezas hacia España, teniendo que enfrentarse al almirante español Carlos Ibarra cerca de las costas de Cuba. Tras el combate, se enviaron informes erróneos que hablaban de la muerte de Pata Palo, pero lo cierto es que estaba bien vivo, de forma que participó, al mando de una escuadra de siete buques, en la batalla naval de las Dunas al año siguiente. En dicha batalla, la flota española sufrió una gran derrota ante la muy superior flota neerlandesa en el marco de la Guerra de los 30 Años.

En 1640 tomó la ciudad de Luanda, en la costa angoleña, a los portugueses. Hay que destacar que las conquista producidas por Cornelius Jol eran efímeras. Al año siguiente, conquistó la isla de Santo Tomé, pero contrajo la enfermedad de la malaria y falleció.

Tuvo un hijo, del mismo nombre, que capitán de la flota de su país.

Cornelius Jol es conocido como Pata Palo ( Houtebeen en neerlandés) por perder una pierna en la batalla, y ser uno de los primeros piratas documentados en llevar una prótesis de madera.

lunes, 3 de marzo de 2014

¿Quién fue el primer europeo que nació en América?

Una vez más tengo que hablar de los vikingos, que no solo fueron unos bárbaros saqueadores, como alguien  puedan suponer erróneamente. Ensancharon los círculos comerciales y navegaron por rutas antes inexploradas por ningún ser humano. Así, llegaron a Islandia y la colonizaron (posiblemente ya había sido descubierta anteriormente, aunque no fue poblada), descubrieron Groenlandia (estableciendo dos asentamientos), y llegaron al continente americano en al menos  cinco ocasiones. Allí establecieron una pequeña colonia en lo que hoy se conoce como L'Anse aux Meadows, aunque puede que fundaran alguna otra todavía no descubierta.


Estatua de Thorfinn Karlsefni en Philadelfia.


Según la saga de Erik el Rojo, un viajero islandés llamado Thorfinn al mando tres naves y de 140 hombres y mujeres, y siguiendo la ruta utilizada por Leif Eriksson, el primer vikingo que desembarcó en tierras americanas, llegó a dicho continente. No se conoce el lugar donde se asentaron, pero se cree que vivieron en la colonia de L'Anse aux Meadows. Vivieron plácidamente durante tres años en aquellos parajes norteamericanos, con un clima mucho más benigno que el de Groenlandia o el de Islandia, y con unos recursos naturales muy abundantes. Ajenos a los cambios políticos y religiosos que estaban convulsionando Escandinavia (se implantaba el cristianismo de una forma no muy pacífica, y los reyes centralizaban el poder), estar en aquellos idílicos parajes sería como estar en una especie de paraíso terrenal. Y fue en medio de esa estancia tan feliz, cuando la esposa de Thorfinn, Gudrid dio a luz un bebé, el primer extranjero que nacería en el Nuevo Mundo. Ese sano y robusto varón de pelo rubio (muy posiblemente) se llamaba Snorri Thorfinnsson. El año de su alumbramiento no es conocido con seguridad, pero sería entre los años 1004 y 1013.

Tras una estancia sin mayores problemas y despreocupada, aparecieron unos viejos conocidos por los colonos vikingos, los skraelings (que era como le llamaban a los indios nativos). En un viaje anterior, Thorvald, uno de los hermanos de Leif Eriksson, murió en un enfrentamiento con los nativos, siendo enterrado en algún sitio desconocido de América. Esta vez, venían a comerciar. Los skraelings querían intercambiar pieles por las magníficas espadas que portaban los vikingos. Como éstos se negaron a hacer el intercambio, empezaron los problemas que desembocaron en la marcha de los nórdicos a su lugar de origen, Groenlandia. Según las sagas, este había sido el cuarto viaje de los escandinavos a las nuevas tierras. Todavía quedaba uno más.


Vikingos luchando con los skraelings.


¿Y que fue del niño europeo que nació en América? Snorri Thorfinnsson viviría una larga vida hasta que murió hacia el año 1090. Tuvo dos hijos, y dos nietos que fueron importantes obispos católicos en Islandia. Él mismo es considerado una figura principal en la cristianización del país.