Buceando en la leyenda

Buceando en la leyenda

sábado, 31 de mayo de 2014

Juego de Tronos, rasgos históricos.

Juego de Tronos es la primera de una serie de novelas de la saga de Canción de Hielo y Fuego. Aunque la obra se enmarca en el género fantástico, no cabe duda de que George R. R. Martin, el creador de la misma, se inspira en ciertos hechos históricos para sacar adelante la trama de sus libros. Si bien es cierto de que los aromas de la Edad Media europea impregnan la atmósfera de Canción de Hielo y Fuego, no hay que descartar que hay rasgos históricos que pertenecen a otras épocas que pueden haber inspirado a Martin.

Poniente es un territorio eminentemente feudal, compuesto de señores y vasallos, y también con un rey, sentado en el Trono de Hierro, que gobierna en los Siete Reinos. Esta figura nos la encontramos en la Historia.

Cuando los anglos, sajones y jutos, además de otros pueblos más, se establecieron en lo que se conoce hoy como Inglaterra, se formaron una serie de reinos, conocidos como la Heptarquía anglosajona (Siete Reinos). Variables en tamaño y número, durante siglos (en el periodo conocido como la Alta Edad Media de Inglaterra) lucharon entre sí para conseguir la hegemonía.

En otro lugar más lejano, China, y en una época más remota, entre los siglos V y III a.C., los llamados Siete Reinos Combatientes lucharon entre sí hasta que uno de ellos venció a los demás, el reino de Qin. Del proceso de unificación surgió el primer emperador de China, Qin Shi Huang (si os digo que fue el responsable de que se construyeran los miles de guerreros de xian de terracota, seguro que os suena un poco más).

En el norte de los Siete Reinos se levanta un enorme muro de hielo de unas proporciones gigantescas, su misión es la de proteger a los habitantes de Poniente de las posibles invasiones por parte de los salvajes, y de otras criaturas más inquietantes, los Otros, o muertos vivientes que forman auténticos ejércitos. Una edificación tan eminentemente defensiva ha dado ejemplos muy variados en la Historia.


Gran Muralla China.


En el norte de Inglaterra los romanos construyeron el Muro de Adriano para protegerse de los ataques de los pueblos que habitaban Escocia. Ese muro era un elemento más de los muchos con que contaba el Imperio para defenderse de las posibles agresiones por parte de los llamados pueblos Bárbaros. Sin abandonar el país, y acercándonos en el tiempo, he decidido poner en esta relación el menos conocido como muro de Offa, una edificación mucho más modesta que la anterior, pero que es perteneciente a los tiempos medievales. Offa era un rey de Mercia, uno de los más importantes de la ya mencionada Heptarquía anglosajona, cuyo reino alcanzó la supremacía a finales del siglo VIII. La edificación se levantó para protegerse de los indeseables vecinos galeses. La relación se puede completar con la famosa Gran Muralla China, que sirvió de freno frente a los pueblos nómadas que acosaban a los sedentarios chinos en su país.

La Guardia de la Noche es la que se encarga de defender el Muro en las novelas de Martin. Es posible que haya algo de inspiración en las órdenes religiosas de los templarios, hospitalarios o de los teutónicos que defendieron Tierra Santa de los enemigos musulmanes. El hecho de que eran a la vez soldados y sacerdotes, y por lo tanto debían de guardar el celibato, los hace ciertamente similares.

Pero hay un aspecto destacado con respecto a los de la Guardia de la Noche que los emparenta con la célebre Legión Extranjera de Francia, y es que ambos cuerpos se nutren en sus filas de convictos, pendencieros y otras gentes de mal vivir, aunque también podían acoger personas más honradas e incluso algún hijo de la nobleza, como el caso de Jon Nieve o de Samwell Tarly.

He leído en muchos lugares que la Guerra de las Rosas es una fuente que surte a las novelas de Martin; hay un gran parecido en los nombres de los contendientes de la guerra civil inglesa (York contra Lancaster), y los principales rivales de la primera fase del conflicto que narra el escritor norteamericano (los Stark contra los Lannister). Pero no hay que olvidar que la guerra histórica fue luchada entre dos bandos bien definidos, y la guerra novelada representa una lucha de poder entre múltiples reinos, y diversos personajes poderosos que actúan, o bien de manera abierta, o bien en la sombra manejando los hilos de la trama. Es sin duda, una situación mucho más compleja que la de una guerra civil.


La rosa roja y la rosa blanca, los Lancaster contra los York.



A este punto, yo tengo que decir lo que entiendo como un juego de tronos. Para mí es una lucha por el poder, despiadada y feroz, en la que el ganador debe de deshacerse por todos los medios posibles de sus adversarios, para así alcanzar el codiciado premio, el trono y la corona. Si nos fijamos en la Historia podemos ver que ha habido múltiples situaciones semejantes que han podido inspirar al autor. En otra entrada de mi blog ya escribí sobre la lucha que se dio en el año 1066 en la Inglaterra medieval, un episodio que siempre me ha fascinado. Alejandro Magno murió muy joven, dejando un imperio inmenso, y sin un heredero que lo gobernara. Las décadas que siguieron fueron de luchas internas entre los generales de Alejandro y de otros personajes importantes que sembraron de cadáveres las tierras otrora conquistadas por el genial macedonio: es la llamada época de los Diádocos, un periodo de una enorme complejidad histórica. Otro episodio histórico que se caracterizó por una larga y apasionante lucha por el poder fue cuando la República de Roma entró en una dinámica que le llevó a la formación de un imperio regido por un soberano que llegó a concentrar todo el poder de un reino de una extensión colosal. Por el camino se quedaron hombres tan célebres como Julio César, Pompeyo Magno, Craso, Marco Antonio..., grandes personajes que acariciaron alguna vez la idea de controlar tanto poder en sus manos.

Al hablar de los personajes de las novelas que puedan tener reflejo en los de la Historia, nos encontramos que el rey de Francia Luis XI era conocido como "la araña", lo mismo que Varys, el consejero real de la ficción. Lo que ambos tienen en común es su capacidad de tejer sus redes para llevar a cabo sus ambiciones.

Otro célebre protagonista de la obra de Martin es Jaime Lannister, el matarreyes, llamado así por haber liquidado al legítimo monarca que se sentaba en el Trono de Hierro, Aerys II el Loco. Si nos fijamos en la anteriormente citada Guerra de las Rosas, nos encontramos a alguien con un apodo que significa todo lo contrario, el hacedor de reyes (The Kingmaker), Ricardo Neville, el conde de Warwick. Esta figura principal del conflicto, fue responsable que dos reyes accedieran al trono de Inglaterra, Eduardo IV de York, y Enrique VI, por lo que fue digno de que le llamaran de esa manera.



El hacedor de reyes.


Los numerosos hechos narrados en las múltiples páginas publicadas también pueden tener algún reflejo en el espejo que puede ser la Historia. Os invito a que leáis mi entrada sobre la Boda Roja, y la verdad histórica subyacente que encierra, y que el mismo Martin reconoce.

Sobre la batalla de Aguasnegras y los paralelismos que hay de los asedios musulmanes sobre la bizantina Constantinopla en la Edad Media, parecen evidentes al comprobar como en ambos casos los defensores contaban con una arma poderosísima, cuya composición era secreta, y que podía arder en el agua arrasando los barcos enemigos. Era el Fuego Griego, que usaron los cristianos para defender su capital, mientras que los habitantes de Desembarco del Rey pudieron disponer del Fuego Valyrio.

En un momento de la historia aparece en el cielo el Cometa Rojo, inquietante sin duda, buen augurio para algunos, pero mal presagio para otros. Sin duda, recuerda cuando apareció el cometa Halley cuando sucedían los dramáticos acontecimientos de 1066 en Inglaterra, que marcaron el final de la era sajona, y que es magníficamente representado en el Tapiz de Bayeux.

Si hablamos de ciertas costumbres regias, observamos que la Casa de los Targaryen practicaban la endogamia, seguramente para intentar preservar la pureza de sangre. Es decir, que se emparentaban entre sí para tener descendencia real. Aunque parezca absurdo, es una costumbre que se ha repetido durante milenios entre las dinastías reales de muy diversas civilizaciones. Así, encontramos ejemplos de ello en el Antiguo Egipto o en el Imperio Inca. Sin ir mucho más lejos en el espacio ni en el tiempo, los reyes Habsburgo españoles tendían a casarse con mujeres de la nobleza con las que compartía ciertos lazos familiares, y que dieron como resultado el ascenso al trono de Carlos II, con un sobrenombre, el Hechizado, que indica que estaba lejos de ser alguien "normal".

Para finalizar hablaré un poco de la geografía del mundo de Canción de Hielo y Fuego. Este un mapa no oficial de la región más importante en la que se desarrollan muchos de los episodios de la trama:




A la izquierda se encuentra Poniente, un mundo puramente feudal, y a la derecha está la región de las Ciudades Libres, dominadas por un régimen político diferente, y continuamente acosadas por los guerreros nómadas a caballo llamados dothrakis (reflejo de los verdaderos hunos o mongoles). Entre ambos mundos, tan cercanos y lejanos a la vez, se halla el Mar Angosto. El mapa me recuerda en cierto modo al mapa de la época de las Guerras Médicas: de un lado el mundo griego en Europa, y, separado por el Mar Egeo, se encontraba en Asia el Imperio Persa, con un sistema político que les distaba enormemente.


Mapa de las Guerras Médicas. En azul el Imperio Persa, y en el resto de colores las ciudades-estado griegas.


El mapa de Poniente es el siguiente:





No se sabe si es una isla aunque lo parezca, ya que la zona al norte del Muro estaría sin cartografiar. La zona más estratégica es el estrecho en el centro que es llamado El Cuello, y que separa el Norte del Sur de Poniente. Esta región me recuerda a la Isla Soledad, en el archipiélago de las Islas Malvinas, porque comprende un pequeño istmo central que separa el norte de la isla del resto de la misma. Fue una posición de enorme importancia estratégica en el marco de la Guerra de las Malvinas (Falklands) de 1982.


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