Buceando en la leyenda

Buceando en la leyenda

viernes, 29 de agosto de 2014

El peor arqueólogo de la historia, Giuseppe Ferlini.

Giuseppe Ferlini (1747-1870) era un médico italiano que se convirtió en arqueólogo. Huyó del hogar a los 18 años de edad, y partir de entonces su vida fue una completa aventura. Como médico se enroló en el ejército albanés, y, posteriormente, en el griego, donde participaría en la guerra de la independencia contra los turcos.

En 1829 llegó a Egipto, donde ejercería de sanitario en las fuerzas armadas de Mehmet Alí, el fundador del Egipto moderno. Cuatro años después, fue trasladado a Jartum, donde se ganó la simpatía del gobernador de Sudán, Curshid. Desde entonces comenzaría a participar en expediciones, empezando en Nubia superior. El pensamiento de encontrar tesoros egipcios le llegaría a rondar en su cabeza.

Se asoció con un comerciante albanés, Antonio Stefani. Por fin, en agosto de 1834 se inició un viaje que le llevaría a la ciudad de Meroe, cerca de la sexta catarata del Nilo, la capital del antiguo reino de Kush, que había gobernado el país del Alto Nilo desde el 400 a.C. hasta el 300 d.C. En ese lugar, Fréderíc Caillaurd había descubierto docenas de pirámides, y Ferlini "estaba dispuesto a todo" para intentar conseguir los secretos que albergaban en su interior.


Pirámides de Meroe. Las pirámides destrozadas contrastan con la silueta de la que parece no haber sido dañada por los hombres de Ferlini.


No perdió el tiempo, y una vez que llegó al lugar empezó a desenterrar un templo cubierto con jeroglíficos en las paredes, pero enseguida perdió el interés por el edificio. Entonces, centró su atención en las pequeñas pirámides que se erigían en la antigua urbe. Quiso acceder al interior de las más pequeñas, pero estaban sólidamente "selladas" y era muy difícil hacerlo. Así que el italiano no tuvo ningún escrúpulo en usar dinamita para solventar el problema. Una a una fueron demolidas, aunque no halló tesoro alguno en ninguna de ellos. Me refiero a oro, que es lo que buscaba el codicioso de Ferlini, no a la riqueza artística que albergaban los edificios, y que se perdería de manera irreversible por la locura del sujeto que lideraba la expedición.

Después, se dirigió a la más grande de todas. Destrozó la parte superior de la misma, y accedió a ella. Encontró un rico sarcófago vacío, objetos preciosos..., las pertenencias de una dama de alto rango. Cuando los nativos del lugar se enteraron de lo que estaba ocurriendo, se acercaron a miles al lugar. Toda la expedición tuvo que huir a toda prisa con sus más preciadas pertenencias; el tesoro fue sacado del país para no volver nunca más.

Hoy día se puede ver en los museos de Mónaco y Berlín. También, se pueden visitar los restos destrozados que dejó el equipo de arqueólogos dirigido por el "impresentable" italiano. Aunque no era una época en la que la Arqueología moderna se hubiera establecido, no hay razón ninguna para destrozar un patrimonio artístico con el fin de conseguir otros objetos igualmente artísticos, aunque sean de oro.


Fuente consultada: Wikipedia.



viernes, 22 de agosto de 2014

La animalada de la carga de Balaclava.

La famosa carga de la Brigada Ligera en Balaclava (25 de octubre de 1854), digna de protagonizar películas y de inspirar algún célebre poema, tuvo lugar en el marco de la Guerra de Crimea (1854-1856). Sin detenerme demasiado en los movimientos tácticos de la batalla, sin duda muy interesantes, se puede decir que el ataque británico a una batería rusa de artillería, situada  en el fondo de un valle fuertemente defendido, y que contaba además con más cañones en los laterales del mismo, se produjo por una serie concatenada de errores que llevaron a la realización de la "gloriosa carga de caballería". En su sano juicio, ningún general hubiera mandado atacar dicha posición con tan sólo una unidad de 678 jinetes. De hecho, un militar ruso, tras contemplar atónito dicho ataque, le preguntó a un prisionero inglés sobre el tipo de bebida alcohólica de la que habían abusado para realizar tal acción.

Una vez realizada la misión, y tras dejar perplejos a propios y extraños, los restos de la brigada retrocedieron a las líneas amigas. Tan sólo regresaron 195 hombres. En cambio, de los pobres caballos, que nada entendían de la locura que poseían a los jinetes que los montaban, se perdieron unos 500 en total, bien muertos en el fragor de la batalla, o bien sacrificados por sufrir heridas irreversibles.


La carga de la Brigada Ligera en Balaclava.
 

Además de la participación de hombres y caballos, la carga de la Brigada Ligera contó con la activa colaboración de otro animal, que era la mascota del 8º de Húsares, que nunca dejaba de seguir a sus dueños, ni siquiera en los momentos de máximo peligro; su lealtad y su amistad era así de espléndida. Se trataba de un terrier de pelo duro llamado Jemmy.

Como en tantas ocasiones, como en las batallas del río Alma o en Inkerman, Jemmy participaría en el ataque, aunque su actuación sea un tanto desconocida. Su lealtad sería puesta a prueba y, una vez más, no defraudó y estuvo hasta el final... De hecho fue herido, ya que en su cuello se incrustaron trozos de metralla procedentes de algún cañón o rifle.

Felizmente, Jemmy se repuso y regresó a Inglaterra tras finalizar el conflicto. Su inmensa y desinteresada lealtad no pasaría desapercibida. El coronel de Salis le puso un collar con cinco broches: uno por su participación en la batalla de Alma, otro por la de Balaclava, uno más por la de Inkerman, otro por la de Sebastopol y uno más por estar en la India central. Hoy en día, el collar se encuentra colgado en un comedor de oficiales de algún cuartel militar del Reino Unido.


Fotografía antigua de la Guerra de Crimea y una, más actual, de la tortuga Timothy, la última superviviente del conflicto con diferencia.


Mientras se producía la carga de la Brigada Ligera, en la seguridad de un barco de la Royal Navy, el HMS Queen, esperaba de manera tranquila y paciente otro animal famoso de los que participarían en la Guerra de Crimea. Era la tortuga Timothy, la mascota de dicho navío. Aunque parezca increíble, dicha criatura murió hace poco, en el año 2004, a la edad de 160 o 165 años, no se sabe bien su edad. Tras pasar 40 años en la Armada británica, se "jubiló" en 1892, pasando a vivir en un lugar más confortable, en el castillo de Powderham, de unos condes parientes del capitán Everard, el comandante del navío donde había "prestado sus servicios" la tortuga Timothy. Como anécdota final comentaré que nunca le cambiaron el nombre al animal, aunque luego se supiera que, en realidad, era hembra.


Fuentes consultadas:

-Cueste lo que cueste, de Bryan Perrett.
-El blog 1/4 de ambiente.

jueves, 14 de agosto de 2014

¿Existió Moby Dick?

La novela de la gran ballena blanca fue publicada en 1851, y fue escrita por el autor neoyorquino Herman Melville (1819-1891). Moby Dick es una de las obras cumbre de la literatura universal. Lo que no es tan conocido es que el autor se inspiró en una historia totalmente certera, y es que alguna vez hubo un gran animal de esas características que vagaba por el mar, hundiendo barcos y siendo perseguida por los balleneros mas osados intentando capturarla.

En 1819 partía de Nantucket (estado de Massachusetts) un ballenero norteamericano, el Essex. Cuando los tripulantes se hallaban en la labor de intentar cazar alguna ballena en el Pacífico sur, y estando en las embarcaciones menores por lo tanto, el buque, de 238 toneladas, fue embestido por un enorme cachalote blanco que lo hundió. Los marineros del mismo se salvaron, aunque sufrirían un auténtico calvario antes de ser rescatados, tras el incidente con el cetáceo, algunos de ellos, ya que el resto habían servido de alimento a los supervivientes.


 


Por aquella fecha y por aquellos parajes existía un gran cachalote albino que era famoso entre los balleneros. Aquel extraordinario animal había volcado un sinfín de pequeñas embarcaciones. En 1810 fue visto por primera vez cerca de la isla Mocha, en Chile, y pudo sobrevivir sin problemas al primer embate por el intento de su captura. Sería el primero de una larga lista. El animal en cuestión era llamado Mocha Dick, y parece ser que fue el que hundió al desafortunado buque.

El explorador Jeremiah N. Reynolds publicó su relato titulado "Mocha Dick: o la ballena blanca del Pacífico: Una hoja de un periódico manuscrito" en 1839. Dicho trabajo puede que fuera la fuente de inspiración de Melville, que por otro lado, había trabajado en un barco ballenero en su juventud. En la historia de Reynolds se cuenta de lo astuto que era el animal cuando se enfrentaba a los intentos de captura, o de que era capaz de levantar el cuerpo entero fuera del agua. Finalmente, en 1838, Mocha Dick fue capturado cuando intentaba salvar a otra hembra de su especie y a sus crías.



miércoles, 6 de agosto de 2014

¿Porqué fue Luis VII a las Cruzadas?

Luis VII de Francia fue coronado antes de que su padre, el rey Luis VI, falleciera. La tradición de los primeros Capeto de asociar a sus hijos al trono era la manera de evitar las luchas por el poder que se solían producir al morir los monarcas. En esa época el rey de Francia era, en realidad, un señor feudal más entre otros que, teóricamente, estaban el servicio del monarca. En la práctica, había nobles con más tierras y más poder. Las tornas cambiaron un poco cuando Luis se casó con la bella heredera de Aquitania, la famosa Leonor, e incorporó sus extensos dominios a la corona. Entonces, su poder patrimonial aumentó considerablemente, aunque la situación no iba a durar mucho.

Los testimonios de la época nos hablan de que Luis era un hombre piadoso, con un carácter muy distinto a la de la alegre Leonor, entusiasta del amor cortés y de los torneos de caballeros. Cuando se puso en marcha la Segunda Cruzada, Leonor se incorporó a ella, no pudiendo oponerse a ello su enamorado esposo. La empresa fue un fracaso, al igual que el matrimonio de los dos jóvenes, que fue anulado al poco de regresar a Francia. Tal vez tuviera que ver en algo la supuesta relación que Leonor tuvo con su tío, Raimundo de Poitiers. Según nos cuenta el historiador de la época, Guillermo de Tiro: "al contrario de lo que era esperable de su dignidad real, Leonor renegó de sus votos matrimoniales y fue infiel a su marido".


Luis VII de Francia.


No está claro si la infidelidad fue consumada. La realidad fue que Leonor se divorció y encontró un nuevo marido, el que sería el rey de Inglaterra Enrique II. Además, el territorio de Aquitania pasaba de Luis a Enrique, desequilibrando la balanza de poder. Fue tan vasto el dominio del nuevo esposo de Leonor, que pasaría ha llamarse el Imperio anglo-angevino.


Leonor de Aquitania.


Ahora bien, ¿cuál fue la razón por la que Luis VII se fuera a las Cruzadas? En una época en la que los matrimonios eran de conveniencia y se hacían sin amor, en las que las alianzas eran para obtener más poder, en la que los reyes carecían de escrúpulos para conseguir sus objetivos..., es difícil encontrar motivaciones un tanto, digámoslo así, más honestas para realizar alguna acción.

En 1442 ocurrió algo terrible en la vida de Luis que le hizo estremecer. Algo de que le hizo arrepentirse en lo más profundo, y por la que emprendió toda una cruzada para encontrar algo de consuelo y poder expiar sus tormentos. En ese fatídico año, estaba en guerra con el conde de Champaña. A 140 km del este de París, había un castillo que las tropas del rey de Francia habían tomado. Tras la lucha le prendieron fuego. Las llamas, sin control, se extendieron a una iglesia vecina, donde se habían refugiado los civiles que huían de la bestia de la guerra. En cambio, se encontraron con la muerte y la desolación. No era su intención, pero Luis tuvo que soportar la carga de ver los cuerpos de 1300 personas inocentes totalmente calcinadas.

Parece ser que esa fue la verdadera razón por la que emprendió su cruzada.


Bibliografía consultada:

-La formación de Francia, de Isaac Asimov.
-Desastre en Damasco, de David Nicolle.
-Wikipedia.

viernes, 1 de agosto de 2014

¿Existió el halcón maltés?

El halcón maltés es una película estadounidense de 1941, dirigida por John Houston e interpretada, entre otros, por Humphrey Bogart. La cinta está basada en una novela del escritor Dashiell Hammett que se titula de igual manera. Además de ser una de las grandes películas de todos los tiempos, es considerada la primera del llamado género del cine negro.

La película comienza con un texto introductorio que reza así: "En 1539 los caballeros templarios (hospitalarios más bien) de Malta pagaron un tributo a Carlos V de España (en verdad era Carlos I de España, y V de Alemania), al enviarle un halcón de oro incrustado, desde las garras hasta el pico, con las joyas mas extrañas. Pero los piratas capturaron la galera llevándose el objeto de incalculable valor, y el destino del halcón maltés es una incógnita a día de hoy."


Cartel de la película de 1941.


El inicio del film es sin duda prometedor. Ahora bien, mi misión en este blog es la de averiguar la verdad histórica que hay detrás de esta gran obra, inspirada en la Historia. Para ello vamos a comenzar aclarando quienes fueron los caballeros de Malta. Estos procedían de una de las órdenes más importantes de las que participaron en las llamadas Cruzadas, la del Hospital o de San Juan. Además de combatir a los musulmanes en Tierra Santa, su labor era la de cuidar a los enfermos y la de proteger a los peregrinos. Cuando los estados cruzados colapsaron de una manera definitiva, los hospitalarios se instalaron en la isla de Rodas, donde construyeron una magnífica fortaleza. Desde dicha base de operaciones pudieron proteger los convoyes de barcos cristianos y hostigar a los navíos turcos que surcaban los alrededores de la isla griega.

Las cosas iban bien hasta que en 1522 los otomanos, que estaban llegando a la cima de su inmenso poder, en su empeño por dominar el mar Mediterráneo, decidieron acabar con la espina que suponía un tener una isla en manos de cristianos en una zona tan próxima a su imperio. De esta manera, el sultán otomano, Solimán el Magnífico, envió una gran flota para conquistar la isla. Tras un asedio de seis meses los caballeros decidieron rendirse. El trato a los vencidos fue magnánimo: se les permitió llevarse sus sagradas reliquias, estandartes y armas en sus naves.

Tras la retirada de su base de operaciones, los caballeros de San Juan buscaron un sitio donde instalarse, pero ninguna nación cristiana quiso acogerlos o cederles algún territorio donde poder asentarse. De un lado a otro del Mediterráneo vagaron sin rumbo fijo hasta que el emperador Carlos V se avino a cederles un lugar para que echaran raíces, les cedió la posesión de la isla de Malta, a cambio de un precio más que simbólico: cada año los ahora caballeros de Malta tendrían que enviarles un halcón maltés, un ave entrenada para la caza de cetrería, como símbolo de vasallaje a su autoridad.

De hecho, los caballeros eran prácticamente independientes del poder del Emperador, no así de los dictados del Papa, ya que seguían siendo una orden religiosa.

El ave fue entregada a los reyes españoles sucesores de Carlos V, hasta el año 1798, en el que Malta fue tomada por las tropas de Napoleón, que expulsó a los caballeros que, una vez más, tuvieron que buscar un "nuevo hogar".


Reunión de la orden de Malta en la actualidad. Atrás quedaron las gestas militares, ya que en el presente se ocupan de labores benéficas.


Y esta es la verdadera historia del halcón maltés, hecho de carne, hueso y plumas, y no de oro y joyas como lo presentaba la película de Bogart, por otra parte genial.

Bibliografía consultada:

-La heroica defensa de Malta, de Tom Pickles.
-Wikipedia.