Buceando en la leyenda

Buceando en la leyenda

miércoles, 23 de diciembre de 2015

El gran maestre que fue esclavo: La Valette.

Hay batallas míticas que, aunque no sean muy conocidas, fueron enormemente decisivas para la historia, y plenas de hechos de armas sangrientos con protagonistas valerosos. Una de ellas fue, sin duda, el asedio de Malta de 1565. En una época marcada por el ascenso irresistible del poder turco, que amenazaba con engullir la totalidad del continente europeo, un puñado de caballeros cristianos, de la Orden de Malta, y de otros países como España o Italia, lograron vencer a un ejército enormemente superior dispuesto a conquistar la pequeñísima isla mediterránea, situada al sur de Sicilia.

De todos los soldados valientes que allí lucharon, tanto del bando turco como del cristiano, destacó la figura del gran maestre de la Orden, el anciano de 70 años, Jean Parisot de la Valette, auténtico héroe de la gesta y pilar de la resistencia a ultranza, que ha dado nombre, con todo merecimiento, a la actual capital de la nación maltesa.


Jean Parisot de la Valette.




Nacido en la Provenza francesa en 1494, La Valette tuvo numerosos antepasados que lucharon durante la época de las Cruzadas. Tan claro tenía que su destino iba a ser el ingresar en la Orden de Malta (o de los Hospitalarios, o de Rodas o de San Juan, como también es conocida) que a los 20 años abandonó su casa y su familia para no volver nunca más a verlos.

Aunque tuvo que ver como los caballeros fueron expulsados de la isla de Rodas por los otomanos en 1522, para luego buscar asentamiento en Malta, pudo comprobar antes como cambiaba el rol clásico de caballero montado, por el nuevo de hombres en galeras que hostigaban a los navíos de los infieles. De hecho, La Valette llegó a ser un gran comandante naval, digno de tener su propio buque.

En esa época se le describía como un hombre "bien parecido, alto, sereno, introvertido y políglota; hablaba con fluidez italiano, español, griego y árabe". De una manera más traumática aprendió el turco: en 1541 su galera fue derrotada por el pirata Abdur Rahman Kurst Alí, que le convirtió en un esclavo galeote durante un año. Encadenado desnudo a un banco, remaba entre diez y veinte horas consecutivas, y como único alimento tomaba pan mojado en vino, que metían en la boca de aquel que estuviera a punto de desmayarse. Si un esclavo se desmayaba, era azotado hasta la muerte y, acto seguido, su cuerpo se lanzaba por la borda. Recuperó su libertad en un cambio de rehenes. Esta prueba de fuego forzó al héroe que llegaría a ser.

El ascenso de La Valette fue continuado. Ocupó todos los cargos importantes: gobernador de Trípoli, alguacil de Lango... De él se decía que era capaz de "convertir a un protestante o de regir un reino". En 1557 le nombraron gran maestre de la Orden, aprovechando su cargo para reforzar las defensas de Malta en previsión de un futuro ataque.

Contaba con un eficiente red de espías que, en el otoño de 1564, le permitió conocer los preparativos de un ataque contra la isla. Así pues, pudo llamar a Malta a todos los caballeros de la Orden repartidos por Europa y poner sobre aviso a don García de Toledo, virrey de Sicilia, respecto de los planes del sultán.


Armadura de La Valette.




Al año siguiente se produjo la invasión de Malta. La dirección magistral de La Valette fue decisiva para que los cristianos, muy inferiores en número, pudieran rechazar al invasor. El gran maestre tuvo que tomar decisiones muy duras, como dejar a los defensores del fuerte de San Elmo a su suerte, o volar el puente levadizo que unía la ciudad de Birgu con el fuerte de San Ángel, pero necesarias para ralentizar los avances de los turcos, antes de que llegara la fuerza de socorro española desde Sicilia. Pero a cambio, el anciano militar de 70 compartiría las escasas raciones de comida como si fuera uno más, y lanza en ristre lucharía en primera línea, cuando los turcos penetraban en tromba por las murallas derruidas de Birgu. Sin duda, el ejemplo dado por las acciones del comandante inspirarían a los hombres de malta, y de otros lugares de la cristiandad, para no desfallecer en tan aciagos momentos.




Fuente consultada: La heroica defensa de Malta, de Tim Pickles.




martes, 15 de diciembre de 2015

La historia de un crucero: el general Belgrano

El día 2 de abril de 1982, el viejo crucero argentino general Belgrano se encontraba surcando las heladas aguas del océano Atlántico en algún lugar al sur de las islas Malvinas. Estaba acompañado de dos destructores, uno de ellos armado con los poderosos misiles exocet. La flotilla formaba parte de un plan ambicioso: atacar a la Royal Navy desde varios frentes a la vez. El plan se suspendió, lo que evitó una batalla aeronaval de enormes proporciones, y a todas las unidades navales argentinas se les ordenó que regresaran a puerto seguro, incluido el venerable general Belgrano, que ignoraba que alguien, debajo del agua, le vigilaba y seguía su estela.

El general Belgrano fue un crucero norteamericano botado en 1938, poco antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, de la que tomaría parte  activa en el frente del Pacífico, luchando contra los buques del imperio japonés. Fue bautizado con el nombre de Phoenix, y en diciembre de 1941 se encontraba anclado en el afamado puerto de Pearl Harbour, junto a docenas de barcos estadounidenses que estaban ajenos al combate, ya que los Estados Unidos todavía no habían entrado en guerra.


El ataque a la base aeronaval de Pearl Harbour de 1941 marcó el inicio de Estados Unidos en la contienda mundial y la primera experiencia bélica del barco protagonista de esta entrada.


El 7 de diciembre de ese año, los japoneses desataron un devastador ataque por sorpresa contra la flota yanqui, logrando hundir varios barcos y dañar otro buen número de ellos, haciendo que los Estados Unidos se involucraran por fin en la contienda mundial. El Phoenix tuvo suerte aquel día ya que no sufrió daños; la fortuna no le acompañaría siempre.

Durante la guerra mundial, el crucero norteamericano estuvo presente en innumerables combates y misiones. Hizo de escolta en varias ocasiones, apoyó diversos desembarcos de tropas, combatió contra baterías costeras, evitó los torpedos lanzados desde algún submarino japonés, luchó contra los temibles kamikazes que se lanzaban de manera suicida contra las cubiertas de los grandes barcos..., e incluso sufrió la explosión de las bombas lanzadas por los aviones nipones, que mataron a varios de sus tripulantes. No se puede decir que el barco hubiera estado ocioso durante los años de la contienda. Para redondear su brillante historial, en la batalla naval de Leyte, una de las más importantes de toda la historia militar, participó de forma activa en los combates del estrecho de Surigao.

En 1982, los grandes barcos de enormes cañones no tenían muchas opciones contra los buques modernos armados con misiles o contra los submarinos de propulsión nuclear, como el Conqueror británico, que detectó al ahora llamado general Belgrano, que se retiraba tras recibir la orden por parte de la superioridad argentina. También es verdad, que si el crucero argentino consiguiera ponerse a una distancia adecuada de cualquier barco de la Royal Navy, aunque fuera un gran portaaeronaves, sus cañones eran lo bastante potentes como para hundirlo, y los británicos lo sabían, por lo que no dudaron en ordenar al submarino que lo rastreaba que lo hundiera.


Fotografía del buque hundiéndose el fatídico 2 de abril de 1982.


Aparte de la polémica que suscitara tal decisión, que no es objetivo de esta entrada (podéis visitar otra que si lo trata), lo que si fue evidente es que el hundimiento de la nave, que produjo la pérdida de 323 tripulantes argentinos, hizo que la Marina argentina no volviera a salir de puerto durante el resto de la guerra. Por lo tanto, su hundimiento constituyó una gran victoria, y marcó, de algún modo, el final de época, la de los grandes barcos blindados y artillados.

Como un soldado veterano más que participa en distintas batallas, el general Belgrano estuvo allí cuando se le necesitó, portando una bandera u otra, pero resignado a batallar cuando se le llamaba, como el viejo militar experimentado en la lucha y en la sangre.


Fuentes consultadas:

-The Falklands War 1982, de Duncan Anderson.
-Wikipedia.




martes, 8 de diciembre de 2015

El primer comando de fuerzas especiales de la historia

Cuando se habla de los SAS, de los SEAL o de la DELTA FORCE, que son solo algunas de las unidades de élite más prestigiosas del mundo, podríamos pensar que es un fenómeno reciente en al ámbito militar. Que el contar con grupos pequeños de soldados, altamente entrenados y especializados, y muy motivados para encarar misiones complicadas, pertenece a la historia contemporánea..., y no es así.

La Biblia contiene un pasaje, dentro del llamado libro de los Jueces, que, interpretado con los ojos de un experto, habla de una operación militar llevada a cabo por un grupo pequeño de soldados escogidos. El suceso aconteció hace más de 3000 años, lo que nos da una idea de que, primero la guerra es tan antigua como el ser humano, y, segundo, de que siempre ha habido distintas clases de soldados dentro de un mismo ejército.


Gedeón seleccionando a los 300 soldados.


Gedeón fue el quinto juez de los que nombra el Antiguo Testamento, además de ser considerado uno de los grandes guerreros del antiguo Israel. Como en aquella época estaban en guerra contra los madianitas, hubo una batalla cerca de un manantial. Según cuenta la Biblia, los madianitas contaban con más de 100.000 soldados, mientras que los judíos eran unos 32.000. Aún así, Gedeón escogió solo a 300 hombres excepcionales y altamente motivados para atacar el campamento del enemigo, oculto por la oscuridad de la noche. Los dividió en tres compañías iguales, y les proporcionó espadas, trompetas, y antorchas ocultas en cántaros. En silencio, aquellos guerreros de élite se introdujeron en el campamento de los madianitas, y tocaron las trompetas y sacaron las antorchas creando el caos en las tiendas donde dormían los soldados enemigos, que creyendo que estaban siendo atacados por un ejército mucho más poderoso, emprendieron la huida, dejando multitud de cadáveres por el camino, a manos de unos soldados mucho menos numerosos peros mucho más concienciados y abnegados hacia el bien de su patria y de los suyos.

Los judíos lograron una gran victoria esa noche y el nombre de Gedeón sirvió para bautizar a una fuerza de comandos especiales, al mando del legendario Orde Wingate, formada para combatir a los ejércitos del Eje en el Próximo Oriente.


Fuente: Serie de televisión Soldados, de la BBC.