Buceando en la leyenda

Buceando en la leyenda

lunes, 29 de julio de 2013

Robert Bruce, a la sombra de William Wallace (II parte).

          Robert Bruce fue coronado rey de los escoceses por el obispo William de Lamberton en Scone el 25 de marzo de 1306. Pero su situación no era nada alentadora: enemigo de los ingleses, que invadían el país, y de los Comyns, la familia más poderosa de Escocia y hambrientos de venganza tras el asesinato de John Comyn, además de la excomunión por parte del papa de Roma, a Robert no le quedaba más remedio que atravesar un largo y tortuoso camino lleno de peligros, en donde no tenía más opciones que vencer o morir.

        Las cosas no empezaron bien para el rey escocés. En Methven, los ingleses lanzaron un ataque por sorpresa al campamento de Robert derrotándolo. Después, fue sorprendido en Strathfillan, donde había buscado refugio. Su esposa e hijas, y otras mujeres de su corte, fueron enviadas a Kildrummy bajo la protección de Neil Bruce, uno de los numerosos hermanos de Robert. El rey Eduardo I de Inglaterra volvía a invadir Escocia una vez más.

          La mujer de Robert fue capturada, además de una hija, y dos de sus hermanas, y fueron enviadas a prisión (su hermana Mary estuvo colgada en una jaula en un castillo durante 4 años). Neil Bruce fue ejecutado. La vida de sus seres más queridos estaba en manos de sus más amargos rivales, pero cuando las cosas no podían ir peor, el destino le dio un pequeño alivio al rey proscrito: Eduardo I, el "martillo de los escoceses", murió de muerte natural el 7 de julio de 1306. Le sucedió el incapaz de su hijo, Eduardo II.





          Después de pasar el invierno de 1306-07 fuera de Escocia, Robert volvió y empezó una larga guerra de guerrillas en la que demostró su enorme valía. Aunque otros dos de sus hermanos fueron capturados y ejecutados, ello no le impidió a Robert Bruce conseguir sus primeras victorias significativas sobre los ingleses en Glen Trool y Loundoun Hill. Después, dirigió sus fuerzas contra los Comyn: no hay que olvidar que luchaba dos guerras, una civil y otra de independencia contra los ingleses. En la batalla de Inverurie (1308), los Comyn fueron vencidos. Uno a uno todos los castillos de los que apoyaban a la familia Comyn fueron tomados y sus habitantes asesinados sin piedad. Los del Clan MacDougall, incondicionales de los Comyn, también fueron exterminados por las huestes del rey Robert. Su suerte, por fin, había cambiado a mejor.

          En 1309, sostuvo su primer parlamento en St. Andrews y, al año siguiente, fue reconocido como rey por el clero de Escocia, aunque seguía estando excomulgado. Los castillos escoceses en manos inglesas fueron capturados en los años siguientes, y, por fin, Robert Bruce se vio con fuerzas para enfrentarse en batalla campal contra los ingleses, después de 8 años evitando un enfrentamiento que podía haber sido fatal ante un ejército poderoso que años antes había aplastado sin problemas al de William Wallace en Falkirk.

         En Banockburn (1314) se dio el choque decisivo contra el rey Eduardo II, que mandaba a 2.000 jinetes pesados y 11.450 infantes, entre los que había miles de los temibles arqueros. Ante tales abrumadoras fuerzas, Robert sólo pudo oponer unos 7.500 infantes y 350 jinetes ligeros. En una batalla que duró dos días, los escoceses obtuvieron un triunfo sorprendente, que sólo se puede explicar que fue debido una magistral dirección por parte del rey escocés, que mandaba unas tropas entregadas a su causa.

         Quizás envalentonado por los éxitos, Robert envió un ejército a Irlanda para intentar tomar la isla y formar una especie de federación de países celtas para oponerse a los ingleses, pero la aventura acabó en fracaso y murió otro hermano suyo en batalla, Edward Bruce.

          El papa Juan XXII levantó la pena de excomunión que pesaba sobre Robert y, en 1328, el rey Eduardo III de Inglaterra firmó el Tratado de Edinburgh-Northampton en el que se reconocía la independencia de Escocia y a Robert Bruce como su rey. Poco después, el 7 de junio de 1329, el rey falleció después de conseguir sus más anhelados objetivos.

          La historia de Robert Bruce es la de un luchador que tenía muy claro sus objetivos y que no cejó hasta conseguirlos. Arriesgó y ganó. Quizás no sea tan conocido como el legendario William Wallace, que también se la jugó, aunque fracasó y acabó siendo ejecutado de manera terrible, pero hay que reconocer que los logros de Robert fueron extraordinarios, y es visto por los escoceses como un héroe nacional.





         

viernes, 26 de julio de 2013

¿Llevaban los vikingos cuernos en los cascos?

          Parece ser que no. La imagen de un vikingo con un casco con cuernos es realmente falsa. No hay nada más que ver las muestras que nos ha dado la arqueología de como se veían a sí mismo los vikingos.



 
 
 
          Esta estatuilla de bronce que representa al dios Thor fue hallada en Islandia, y es del año 1000 aproximadamente (época vikinga). El casco que corona a la pieza es de tipo cónico sin ninguna clase de adorno o protuberancia. La siguiente imagen se encontró en el monasterio de Lindisfarne, y se cree que la hicieron los monjes, mientras estaban sitiados por los vikingos, antes de de ser asaltados y pasados a cuchillo. En la estela no se aprecia que llevaran casco los asaltantes, aunque si se aprecia con nitidez las armas de ataque.
 
 
 
 
 
 
          El vikingo de la siguiente imagen es de una talla en alce procedente de Sigruna (Suecia). El casco es de tipo cónico con protección nasal.
 
           

 
 
          Hasta ahora, la arqueología ha hallado un único casco vikingo que está datado en el siglo IX. Que se haya encontrado un único ejemplar, puede indicar que la mayoría de los vikingos no contaban con esa protección, y que los cascos estaban reservados para los jefes y reyes.
 
 
 
Casco de Gjermundbu, el único ejemplar de casco vikingo hallado hasta la fecha
 
 


miércoles, 24 de julio de 2013

Pedro I el Grande de Rusia: El precio del poder.

          El zar más grande que ha gobernado Rusia nació en Moscú el 6 de junio de 1672. Media 2 metros y 4 centímetros de alto y se casó dos veces. Cuando sólo tenía 10 años de edad vió como los streltsí (guardia de palacio) asesinaban a familiares y amigos suyos. La acción fue ordenada por la infanta Sofía que ansiaba el trono. El levantamiento permitió a Sofía, hermana de Iván y hermanastra de Pedro, y a sus aliados insistir en que Pedro e Iván fuesen proclamados zares conjuntamente, siendo Iván el Zar Mayor de entre los dos. Se cortó un agujero en la parte trasera del doble trono, a través del cual Sofía podía realmente gobernar, dictando las órdenes a los jovenes zares. Mientras Pedro esperaba su momento, visitaba el barrio de extranjeros de Moscú, donde entró en contacto con los comerciantes europeos que le pusieron al día de los grandes avances técnicos, y se preparaba militarmente con un ejército propio adaptado a sus necesidades.





          En el año 1696 murió su hermanastro. Anteriormente, había fallecido también su madre, que ejercía una gran influencia sobre él, y Sofía había sido recluída en un convento. De esta manera se convirtió en el dueño de Rusia, y su intención era cambiarla por completo, con unas reformas que abarcaban todos los niveles, de manera que cuando el muriera ya nada sería igual en aquel país sumido en una especie de neblina oscura, que recordaba al periodo medieval europeo. Pedro hizo dos grandes viajes por las grandes ciudades de Europa, donde aprendió ingeniería naval, artillería y navegación, usando sus conocimentos adquiridos a las reformas que iba a emprender en su propio país.

          Pero la oposición a las mismas se dio a todos los niveles: la nobleza, la Iglesia y el pueblo vieron un incremento fiscal y el cambio de un modo de vida tradicional que les perjudicaba. Así, hizo obligatorio el afeitarse las largas barbas, o el pago de un impuesto a cambio. En el aspecto militar, reformó el ejército, ampliando el número de soldados, y fue el fundador de la marina de guerra rusa, además, de hacer la primera base naval (en Taganrog). En materia religiosa, destruyó la autonomía de la Iglesia y quebró su poder político. Fundó escuelas superiores y la Academia de Ciencas de San Petesburgo, fomentó la modernización de la agricultura y la ganaderia,... Es decir, que fueron innumerables las reformas que emprendió, aunque también fueron muchas las revueltas con las que tuvo que enfrentarse: sublevaciones cosacas (Bulavin en el Don), los zaporozegs en Ucrania, tres revueltas en total por parte de los streltsí... Revueltas que Pedro aplastó con mano de hierro.

          En el plano internacional, hay que destacar que el imperio ruso no paró de crecer mientras vivió el zar Pedro I. La primera gran conquista fue la de Azov, donde los rusos usaron por primera vez una marina de guerra para el asedio de la plaza, y su toma a los otomanos. Tras la gran victoria de Pedro I en la batalla de Poltava (1709) ante otro genio de la guerra, Carlos XII de Suecia, los rusos vencieron en la llamada "Guerra del Norte" (1700-1721), obteniendo la supremacía en el Báltico. A orillas de este mar, en una zona pantanosa y llena de insectos, Pedro fundó San Petesburgo (1703) que llegaría a ser la capital de Rusia y el reflejo de todo lo que el quería alcanzar, una sociedad de corte europeo. Pero todos los logros alcanzados se saldaron con un precio muy alto de crueldad, de violencia, de muerte y represión. Un peaje que incluyó la muerte de su propio primogénito: el zarevich Alexis.

EL LADO MÁS OSCURO.

          Cuando Pedro aplastó la revuelta de los streltsí en 1698, hubo unos 1.200 que fueron torturados y ejecutados. El mismo Pedro cogió un hacha y le cortó la cabeza a cinco de ellos. A dos de ellos les arrancaron la piel centímetro a centímetro. A otros los ahorcaron; a tres de ellos que supuestamente eran amantes de su hermanastra Sofía, los colgaron delante de su ventana, estando pudriéndose sus cadáveres durante meses.


Cuadro que representa a Sofía. Tras la ventana veía los cadáveres a diario de los revoltosos streltsí ejecutados por su hermanastro.
 
 
          El precio de la construcción de la ciudad de San Petesburgo no fue sólo económico. Se dice que pudieron morir unos 30.000 hombres trabajando en unas penosas condiciones. Enfermedades como el escorbuto o la disentería se cebaron sobre los trabajadores. Los que huían y eran capturados se enfrentaban a terribles represalias. Cuando Pedro I estuvo en Ámsterdam se quedó maravillado de que la ciudad fuera ganada al mar por los holandeses, y se empeñó en repetir la hazaña en Rusia, al construir San Petesburgo sobre una zona pantanosa llena de insectos y proclive al contagio de enfermedades.
 
          El zarevich Alexis nunca se llevó bien con su padre. No podía ser más distinto a Pedro. No le gustaba el ejército ni quería cambiar el tradicional modo de vida de los rusos. Representaba el lado más conservador de la sociedad. Incluso huyó refugiándose en Viena y Nápoles, pero cometió el fatal error de volver a Rusia esperando que su padre le perdonara. Pedro, que pensaba que estaba conspirando contra él (cosa difícil de creer puesto que Alexis estaba decidido a renunciar a sus derechos al trono) fue encerrado en las mazmorras de la ciudad de San Petesburgo. Fue torturado con 25 latigazos, con un látigo que podía llegar a separar la carne del hueso; sólo con 20 podía morir una persona. Se dice que el mismo Pedro le propinó el primer latigazo. Cinco días después, le azotaron 15 veces más, pero Alexis no sobrevivió y murió, antes de que le fuera notificada la sentencia de muerte firmada por su propio padre. Se conoce que no le afectó mucho la muerte de su hijo ya que al día siguiente organizó un banquete en recuerdo de la gran victoria que obtuvo en Poltava unos años antes.
 
           El gran zar Pedro I de Rusia murió en 1725 a consecuencia de salvar la vida a unos marineros que se estaban ahogando en un barco que se hundía, aunque también influyeron los excesos del alcohol y la intensa actividad que tuvo durante toda su vida.
 
 
Ned Stark, señor de Invernalia en la serie televisiva "Juego de Tronos", a punto de ejecutar un traidor. Esta escena evoca a Pedro I cuando le cortó el mismo la cabeza a algunos de los rebeldes streltsí.


lunes, 22 de julio de 2013

¿ERA INGLÉS EL REY ARTURO?¿ARTURO FUE REY?

            La identidad del personaje en la que se basa la leyenda del rey Arturo sigue siendo un misterio. Hay varios personajes históricos, mencionados en muy escasos documentos, a los que los investigadores les atribuyen la posibilidad de que sus vidas pudieran ser el origen del mito artúrico. Hacia el año 830 se escribió la obra Historia Brittonum, donde se menciona por primera vez a Arturo como si fuera un personaje histórico. En el libro se cuenta que era un dux bellorum (jefe militar), que combatió con los reyes britanos contra los invasores sajones, a los que derrotó en doce batallas. Es decir, Arturo, si es que existió, no era rey sino que era una especie de general del siglo V o VI, un héroe sin sangre real que luchó por la independencia de las islas británicas.





          Una obra posterior, los Annales cambriae, habla también de Arturo, esta vez luchando contra un enemigo llamado Medraut (el Mordred de la leyenda) en la batalla de Camlann. En esta crónica todos los personajes que aparecen están históricamente contrastados. Entonces, ¿son pruebas suficientes estas obras de que Arturo existió?... Por desgracia, no podemos afirmarlo.

          Los dos trabajos fueron realizados al menos 300 años después de los hechos de los que habla. En los escritos más cercanos al siglo V, en la supuesta época en que vivió el héroe, no se menciona a nadie con ese nombre: las obras de Gildas, Beda el Venerable y la Crónica anglosajona. En la primera, se nos habla de un jefe de la resistencia contra los sajones llamado Ambrosio Aureliano y de una batalla vencida por los britanos en monte Badon. Gildas escribió apenas unos 50 años después de que sucedieran tales hechos, y que no conociera o escribiera sobre Arturo resta credibilidad a la existencia de este...pero no se puede tirar la toalla. En esos siglos no había casi nadie que escribiera de Historia ni de nada en general. Eran los llamados siglos oscuros, una época prácticamente desconocida en nuestros tiempos por la falta de relatos que nos han llegado hasta ahora.

      Los ingleses realmente eran los anglos (de ahí viene la palabra), que junto a los sajones y otros pueblos germanos del norte de Europa, empezaron a invadir las islas británicas, tras el abandono de los romanos, en el siglo V d.C. La población celta-romana o britana resistió a la invasión. Poco a poco, los anglosajones fueron ganando terreno arrinconando a los britanos en Gales, Escocia, Cornualles...Si Arturo alguna vez existió, sus descendientes vivirían probablemente en Gales, no en Inglaterra. De hecho, en la bandera de Gales hay dibujado un dragón rojo, el mismo animal con el que es identificado Arturo en la leyendas.







miércoles, 17 de julio de 2013

¿EXISTIÓ ROLDÁN?

         
           El Cantar de Roldán fue el cantar de gesta más antiguo escrito en Europa (se piensa que fue escrito hacia el 1050). Esta obra literaria nos cuenta como un sobrino del poderoso Carlomagno, llamado Roldán, fue emboscado por los sarracenos en Roncesvalles cuando mandaba la retaguardia del ejército franco que abandonaba España después de haber guerreado durante años. El cantar nos cuenta de como fue traicinado por su malvado padrastro Ganelón, que conspiró con los musulmanes para asesinarle en la emboscada. Cuando los numerosos enemigos, atacando desde las empinadas alturas a los soldados francos, Roldán se negó a pedir refuerzos a su tio haciendo sonar el olifante, cuerno de guerra, porque piensa que es un acto de cobardía.


Olifante tallado del s. XI
 
 
           Roldán y sus hombres resisten oleada tras oleada de soldados enemigos que los superan en número muchas veces. Cuando se da cuenta que ya es imposible resistir más hace sonar el olifante y decide romper su espada, Durandarte, que rompe una roca sin quebrar el metal. La espada tenía varias reliquias incrustadas: un diente de San Pedro, sangre y cabellos de san Basilio y un manto de Santa María. Cuando Carlomagno vuelve para ayudar a su sobrino se encuentra que yace muerto junto al resto de sus soldados...Todos estos hechos sucedieron en un lugar del norte de la península ibérica llamado Roncesvalles
 
          Esto es en resumen lo que cuenta el cantar de gesta, es lo que dice la leyenda. Pero,¿hay alguna prueba de la batalla, de que existiera alguien llamado Roldán? Si la hay.
 
          La Vita Karoli Magni es una obra escrita por Eginhardo. Es una biografía de Carlomagno, y el autor se inspiró en la obra de Suetonio sobre la vida de doce césares romanos. El libro fue compuesto hacia el año 830, y la batalla de Roncesvalles, de la que no hay ninguna duda histórica, sucedió en el año 778. La Vita Karoli Magni nos dice de que en realidad fueron los vascones, que portaban armamento más ligero que los francos, los que aprovechando la orografía del terreno, atacaron y destruyeron una columna franca en lo que más bien fue una escaramuza, antes que una gran batalla. Entre las víctimas de los francos se encontraban el senescal Egiardo, el conde de palacio Anselmo y Roldán, prefecto de la Marca de Bretaña. No hay duda de que es éste el protagonista del cantar de gesta. Las marcas eran territorios fronterizos pertenecientes al imperio carolingio que estaban situados en lugares conflictivos. Bretaña, era una región en el noroeste de Francia que Carlos el grande no pudo dominar nunca, y Roldán era el noble que dominaba aquella marca.
 
          Lo que no sabemos es si Roldán era realmente el sobrino de Carlomagno. Tampoco conocemos cual fue el lugar exacto de la batalla, y si fueron los musulmanes o los vascones los vencedores de uno de los pocos combates en los que fue derrotado un ejército de Carlomagno (lo más probable es que fueran los vascones porque las fuentes que los citan son las más próximas a los hechos).
 
 


domingo, 14 de julio de 2013

LA ARMADA INVENCIBLE. ¿UN DESASTRE MILITAR?

         Cuando Felipe II hacía los preparativos para crear la flota conocida como la Armada Invencible (este nombre en realidad se lo dieron los historiadores), el poderío del imperio español estaba en su cénit. Las posesiones hispanas se esparcían por todo el mundo, mientras que Inglaterra era un pequeño país que estaba a punto de eclosionar como la gran potencia que siglos después llegaría a convertirse en el imperio más grande que ha habido en la Historia.

         Los motivos de Felipe II para invadir Inglaterra eran varios: derrocar a la reina Isabel I e instaurar el catolicismo en la isla, y acabar con la piratería y los apoyos hacia los rebeldes holandeses. La ejecución de María Estuardo (1587) fue el desencadenante para la creación de la gran flota, que llegaría a contar con más de 120 buques. Al mando de la misma estaría encomendado al duque de Medina Sidonia. El plan diseñado era muy difícil de ejecutar a causa de las limitaciones técnicas que había en esa época, sobre todo en lo referente en el tema de las comunicaciones. La gran flota partiría desde España y, una vez hubiera llegado a Flandes, escoltaría a una gran fuerza de invasión en barcazas. Es decir, que el papel de la Armada Invencible era el de dar protección frente a los buques enemigos. El problema surgiría en coordinar a las dos fuerzas, separadas entre sí a cientos de kilómetros, en una época en que no existía ni el telégrafo, ni el teléfono...


 
 
          El 28 de mayo de 1588 la gran armada zarpa de Lisboa (en manos españolas en aquel momento). Cuando divisan la costa inglesa, éstos ya estaban preparados para el ataque. Mientras dura la travesía por el canal de la Mancha, se producen una serie de combates en los que los ingleses son incapaces de romper la sólida formación española, excepto en una ocasión: cuando se produjo el ataque con brulotes.
 
          El 31 de julio se produjo la batalla de Plymouth, donde las naos San Salvador y Nuestra Señora del Rosario resultaron dañadas; la primera por una explosión interna de origen desconocido, y la segunda por el choque accidental con dos barcos españoles. Ambos barcos acabaron siendo capturados por los ingleses.
 
        Después se libraron los combates de Portland y de la isla de Wight, donde no se perdió ningún buque en ambos bandos. Entonces, los españoles llegaron a Calais, donde los ingleses lanzaron un ataque con brulotes (barcos sin personal a bordo pero en llamas cuyo objetivo era chocar con los buques españoles para hacerles el máximo daño posible), pero el almirante español dio la orden de esquivarlos, lo que hizo que la  Invencible rompiera su formación. Pero los brulotes fueron esquivados, y sólo resultó dañada la galeaza San Lorenzo, al chocar con otra nave española. Más tarde acabó siendo apresada.
 
         Los días 8 y 9 de agosto se produjo el mayor enfrentamiento de la campaña, en la batalla de las Gravelinas. Los ingleses dispararon con sus cañones hasta acabar la munición, pero no pudieron acabar con la cohesión de los españoles, que se habían reagrupado tras el ataque anterior con los brulotes. La nao española La María San Juan fue hundida por el fuego directo, siendo el único barco en toda la campaña que se perdió de esta manera. Los galeones San Mateo y San Felipe, muy dañados, se vieron obligados a abandonar la formación y dirigirse a los bancos de Flandes donde fueron capturados por los holandeses.
 
          Cuando el almirante español fue informado de que la flota que tenía que escoltar con la fuerza de invasión no estaba preparada, y viendo que los vientos no le eran favorables, inició el regreso a España bordeando todas las islas británicas. Lo que no conocía era la enorme tormenta con la que se iba a encontrar por el camino y que acabó con entre 40 y 60 buques españoles.
 
        Finalmente, contestando a la pregunta que yo mismo he formulado en la entrada de este post, el resultado de la Armada Invencible, no fue un desastre militar, más bien fue un desastre ocurrido por causas meteorológicas. Ello no quita la mala planificación por parte de los jefes españoles de la campaña (las culpas deben recaer en el rey español), y la magnífica resistencia ofrecida por los marinos ingleses. No fue ni mucho menos una gran victoria militar, como lo fue la batalla de Lepanto (1571), donde la flota cristiana destruyó o apresó a más de 200 barcos turcos, o la futura batalla de Trafalgar, en la que los ingleses quebraron el poderío de los barcos franceses y españoles. Como he dicho anteriormente, en toda la campaña de la Armada Invencible los ingleses sólo pudieron hundir un barco español.
 
Fuente principal: "La Armada Invencible", de Angus Konstam.

jueves, 11 de julio de 2013

GILLES DE RAIS, EL CABALLERO DE JUANA DE ARCO.

          Fue el primer hijo de uno de los grandes linajes de Francia. Nació en el castillo de Champtocé, en la Bretaña francesa en 1404. Con 14 años su abuelo le regaló una armadura milanesa y fue proclamado caballero. De gran agresividad y valentía, se alistó a las órdenes de Juan V, duque de Bretaña, en la "Guerra de Sucesión Bretona". Después de esta campaña, Gilles rindió homenaje a Carlos (el futuro Carlos VII), el delfín de Francia, en su lucha contra los ingleses en el marco de la "Guerra de los Cien Años". En 1429 conoció a Juana de Arco, de la que quedó fascinado y maravillado por su historia y belleza física. El Delfín Carlos les concedió a los dos un ejército para liberar a Orleáns del asedio por parte de las tropas inglesas.



El actor Vincent Cassel interpretando a Gilles de Rais en la película Juana de Arco (1999) dirigida por Luc Besson.
 
 
 
          En sólo ocho días las fuerzas francesas lograron levantar un sitio que duraba ya varios meses. Entraron triunfales en la ciudad y todo el mundo los veía como los salvadores de Francia. Poco después contribuyó a las victoria francesas en la batalla de Jargeau. Gilles se convirtió en el escolta y protector de Juana, salvándole la vida en diversas ocasiones, siendo un incondicional seguidor de la llamada Dama de Orleáns. Con tan sólo 25 años fue nombrado mariscal de Francia, un cargo de enorme importancia que nunca se le otorgaba a nadie tan joven. Gilles de Rais estaba en la cumbre del éxito. Cuando se enteró de que a Juana de Arco la iban a quemar en una hoguera, Giles se apresuró para formar un ejército e intentar liberarla, pero no pudo llegar a tiempo para impedir la ejecución.
 
          Admirado en toda Francia y convertido en un hombre rico, pocos sabían de su lado más oscuro...
 
 
 
El levantamiento del sitio de Orleáns fue uno de los mayores triunfos de Gilles de Rais y de Juana de Arco
 
 
          Fue llamado "Barba Azul" por tener una negra barba de tonos azulados. Una vez que dejó de guerrear, se dedicó a dilapidar su fortuna en hacer multitud de fiestas y obras de teatro donde agasajaba de forma generosa a sus invitados. Fue tan derrochador que acabó vendiendo sus castillos para pagar sus enormes deudas, pero no era suficiente. Se rodeó de alquimistas, brujas y nigromantes. Pretendía descubrir la manera de poder fabricar oro. Cuando aquellos embaucadores le dijeron que la sangre de un niño era un ingrediente necesario para obtener aquel preciado metal, Giles no dudó en secuestrar a un menor y asesinarlo. Y, lo peor de todo, es que encontró placer en todo ello.
 
          Los peores instintos se desataron. Empezaron a desaparecer niños por toda la región. Al principio, cuando nadie sospechaba de las monstruosidades que se procucían en el interior del castillo de Tiffauges, los secuaces de Gilles engañaban a los padres de los niños que le llevaban al noble, asegurándoles que se convertirían en pajes. Después, cuando los rumores empezaron a circular por la comarca, debían de secuestrar a los niños en lugares más alejados. Unos niños que fueron a pedir limosna al castillo, también fueron víctimas del malvado aristócrata.
 
 
 
Castillo de Tiffauges en la actualidad
 
 
          Este asesino en serie medieval violaba, torturaba, desmenbraba y mataba a los niños de la manera más cruel. Los colgaba en ganchos que estaban sujetos al techo, o se ponía encima de ellos viendo y disfrutando al ver sus últimos alientos de vida. Después, parecía que se arrepentía (alguna vez pensaba partir hacia Tierra Santa) pero finalmente volvía a hacer las mismas monstruosidades. Cuando fue hecho prisionero confesó sus pecados, horrorizando con sus detalles a toda Francia, y finalmente fue ejecutado junto a algunos de sus compinches. Se le condenó por el asesinato de 200 niños...pero seguramente fueron muchos más. Se dice que desaparecieron un millar en toda Bretaña en los casi diez años que duraron todas sus fechorías.
   
          ¿Como pudo ser que todo un héroe de una nación se convirtiera en uno de los más aborrecibles asesinos de la Historia? El origen de todo el mal puede hallarse en su misma infancia. Con 9 años presenció como su padre era embestido por un verraco, y murió mientras sus vísceras se esparcían por la cama. Cuando tenía once años su madre murió tambien, y fue cuidado por su abuelo, Jean de Craon, un hombre que inculcó en sus nietos el narcisismo, la soberbia, el poder y el orgullo, elementos que conformarían la personalidad de Gilles. Éste, que veía cómo su abuelo prestaba más atención a su nieto pequeño, se refugió en la biblioteca. Allí encontró un libro muy especial para él: Las vidas de los doce césares de Suetonio. Sus páginas le mostraron cómo los césares, hombres poderosos donde los hubiera, hacían lo que querían sin dar explicaciones posteriores a nadie (sus emperadores favoritos fueron los desequilibrados Nerón o Calígula, modelos que influyeron en su vida adulta) y, según dijo en sus juicios, De Rais no tuvo ningún tipo de control por parte de su abuelo e hizo siempre lo que quiso, moviéndose por impulsos violentos la mayoría de veces. En definitiva, era un "niño rico" al que nadie controlaba y al que nadie le enseñaba ningún tipo de moral.


lunes, 8 de julio de 2013

¿EXISTIÓ EL REY DAVID DE LA BIBLIA?

          David es uno de los personajes más mencionados en la Biblia. Todo el mundo ha escuchado alguna vez la historia del pequeño pastor que armado con una humilde honda venció y mató al gigante Goliath, liberando a su pueblo de la amenza de invasión de los filisteos. La Biblia nos dice que el rey Saúl murió y de que como se extingió su dinastía con él, y de que David llegaría a ser rey y a establecer una dinastía propia, conocida como la "Casa de David"; de que unificó el reino de Israel y lo amplió, de que convirtió Jerusalén en capital del reino y de que inició los preparativos para construir un gran templo en honor a su dios, cuya obra finalizaría su hijo Salomón. En definitiva, que David fue un gran rey. Pero, ¿fue un personaje histórico? Hay muchos expertos que opinan que no. Otros piensan que a lo mejor existió, pero que no fue un gran rey, tan sólo un pequeño cacique o jefe local.

 
 
 
          En una campaña arqueológica llevada a cabo en Tel Dan (norte de Israel) en los años 1993 y 1994, se halló una estela escrita en arameo. En ella se habla de como los del reino de Damasco vencieron a los israelitas en el siglo IX a.C. En esa estela menciona a un rey de "la Casa de David". Es la primera vez que figura ese nombre en un documento que no sea la Biblia.




Estela de "Tel Dan"


          Anteriormente, se halló en 1868 la llamada "estela de Mesa", donde algunos creen que también se podría señalar el nombre de David, aunque la opnión general de los eruditos no es tan unánime.

          Pocas veces en la Historia de la Arqueología ha habido descubrimientos tan relevantes como éste en que una simple inscripción sea tan determinante para poder hallar la historicidad de un personaje que navega entre la ficción y la realidad, como es el rey David.

sábado, 6 de julio de 2013

ROBERT BRUCE, A LA SOMBRA DE WILLIAM WALLACE (I PARTE)

          Robert the Bruce nació en el castillo de Turnberry en 1273. Cuando murió su padre en 1304 se covirtió en el séptimo Lord de Annandale. En vida tuvo una gran reputación de bravo y diestro guerrero y llegó a ser considerado como uno de los "tres mejores caballeros de la cristiandad". Hoy es valorado en Escocia como un héroe nacional. En la famosa película que habla sobre la vida de William Wallace, Braveheart, Robert the Bruce aparece como un personaje ambiguo y manejado por un padre leproso y ambicioso, siendo Robert indeciso y hasta casi sin carisma. Pero una cosa es lo que diga una película y otra cosa es lo que hay escrito en las páginas de la Historia.






          Para entender mejor la turbulenta Historia de Escocia de esos interesantes años y la vida de este extraordinario héroe escocés, hay que remontarse unos cuantos años atrás. En el año 1286, el rey de Escocia Alejandro III cabalgaba durante una noche de tormenta, para reunirse con su nueva esposa, la bella Yolanda de Dreux. En la oscuridad su caballo tropezó, y al día siguiente el cuerpo del rey fue encontrado al pie de un acantilado. Escocia estaba sin rey y la edad de oro y prosperidad que Escocia había disfrutado bajo el reinado de Alejandro tocaba a su fin. Su primera esposa, Margaret, hija de Enrique III de Inglaterra, le había dado tres hijos, pero en 1284 estaban todos muertos, dejando la sucesión en peligro. Por eso, Alejandro albergaba esperanzas de engendrar un hijo varón con su nueva esposa para estabilizar la situación, cuando le sobrevino el accidente que acabó con su vida.

          Pero había una última esperanza. Un consejo de regencia nombró a Margaret, la nieta de Alejandro III, la última de la casa Cadmore, como la sucesora al reino. Conocida como la Doncella de Noruega, ya que vivía en aquel país, tendría que viajar en barco hasta Escocia para ser coronada. Mientras en Inglaterra, el poderoso vecino del sur, gobernaba el gran rey Eduardo I, el zanguilargo. Era cuñado de Alejandro III y se dio cuenta de la posibilidad de controlar Escocia, así como ya había hecho con Gales e Irlanda, y convertirse en el dueño de todas las islas británicas. El propuso un matrimonio entre su hijo de dos años, Eduardo y la Doncella de Noruega. Los escoceses accedieron a la propuesta, aunque no sin recelo. Cuando Margaret zarpó hacia Escocia enfermó durante el viaje y murió. La cuestión sobre la sucesión estaba otra vez abierta.






          Había una gran cantidad de nobles que clamaban sus derechos por el trono vacante. Dos de ellos (John Balliol y Robert Bruce, el abuelo del héroe escocés) eran descendientes del rey David I. Los escoceses pidieron al rey inglés que mediara entre los 14 competidores a la corona. En Berwick en Noviembre de 1292 el decidió en favor de John Balliol, que estaba conectado a la familia de los Comyn, los más amargos rivales de los Bruce. El rey John rindió homenaje a Eduardo I, pero sería humillado repetidas veces porque lo que pretendía el inglés realmente era apoderarse de Escocia. En 1295 los lores escoceses estaban indignados con la situación, y persuadieron al rey John para que renunciara a la alianza con el rey inglés y que firmara un tratado con Francia. Eduardo no tardó mucho en en invadir Escocia. En la batalla de Dumbar aplastó al ejército escocés y capturó al rey Jonh, enviándolo después a la Torre de Londres como prisionero. Robert Bruce estaba entre los nobles que habían jurado fidelidad a Eduardo I (ya que era enemigo de Balliol). Después, el rey inglés se dirigió al sur, tomando consigo la llamada "Piedra del Destino", sobre la que coronaban a los reyes escoceses desde hacía siglos.



La piedra del destino en la actualidad



          En 1297 se produjo la rebelión de William Wallace, que se extendió por toda Escocia. Parece ser que Robert Bruce, que tenía 22 años, apoyó la rebelión en contra de los deseos de su padre (varias veces cambia de bando).  El mismo Eduardo I tuvo que volver a Escocia para vencer a Wallace, que huyó renunciando al título de Guardián de Escocia, que fue otorgado de manera conjunta a John Comyn y a Robert Bruce, los principales candidatos al trono, y enemigos mortales. Tuvieron que proclamar a otro guardián para intermediar entre los dos, pero en 1300 Robert renunció al cargo de forma definitiva.

          En 1303, Eduardo I lanza una nueva invasión sobre Escocia. Esta vez parece que va a ser definitiva porque todos los nobles se humillan ante él. El único que no lo hace es William Wallace, que acabó siendo traicionado y ejecutado de manera salvaje. Con Escocia sin defensa, Eduardo estuvo a punto de destruir el reino. Pero la lucha de los rebeldes escoceses continuaba. Robert Bruce estaba determinado a ser rey de una Escocia independiente y no cejaría en su empeño hasta que lograra su propósito. No sólo tenía que vencer a los ingleses y expulsarlos, también tenía que hacer lo mismo con los Comyn, la más poderosa familia escocesa del momento, que además habían sido más firmes contra la ocupación inglesa.

         En 1306, Bruce y John Comyn se reunieron en la capilla del monasterio de Greyfriars. Tras una discusión acalorada, Robert Bruce apuñaló a Comyn ante el altar de la capilla (según algunos historiadores fue porque el este le traicionó y rompió un pacto) pero no acabó con su vida. Cuando Robert se enteró de ello, mandó a dos de sus hombres para que lo remataran. El sacrílego asesinato le dejó sin opción; proscrito por Eduardo I y excomulgado por el Papa, Bruce clamó el trono de Escocia como descendiente del rey David I. Con apoyo de algunos nobles él fue coronado, a pesar de la ausencia de la "Piedra del Destino", en Scone, el 25 de marzo. Muchos nobles escoceses, aliados de los Comyn juraron que se vengarían, y Eduardo I prometió que conquistaría de una manera definitiva a toda Escocia...                                                   

                                                                                                 (Continuará)

         

miércoles, 3 de julio de 2013

EL CASTILLO DE BEAUFORT: 1000 AÑOS DE ASEDIOS

          A unos 717 metros sobre el nivel del mar se alzan las ruinas del castillo de Beaufort, en el sur del Líbano. No es que fuera uno de los castillos más grandes construidos por los caballeros cruzados en su momento, pero por diversos avatares, se le puede llamar destino o azar, ha sido el fondo de muchas batallas y el receptor de mucha sangre que ha sido derramada en sus paredes y torreones; muerte producida por flechas y espadas, y también por cañones modernos y balas de fusil.

          Posiblemente, el castillo se construyó sobre unos ruinas romanas. El rey Fulco de Jerusalén lo tomó en 1139 y se lo entregó a los señores de Sidón. Es probable que la construcción como castillo cruzado comenzara poco después. Hubo una gran batalla en un lugar conocido como Hattin (1187), que significó la debacle de los ejércitos cruzados frente a las fuerzas musulmanas lideradas por Saladino. Muy pocos cristianos escaparon a la gran matanza que se produjo allí, quedando muy pocos efectivos para defender los castillos que estaban repartidos por los territorios en manos de los occidentales.  El de Beaufort fue uno de los últimos castillos en resistir a Saladino.

          Reinaldo de Sidón era un caballero que logró escapar de la carnicería que se produjo en Hattin. Estando en Tiro, se enteró que su castillo de Beaufort aún resistía, y hacia allí se dirigió. Y entonces, Saladino comenzó a conquistar el actual Líbano, llegando a Beaufort: en 1189 el líder musulmán comenzó el asedio. Reinaldo consiguió 3 meses de tregua que aprovechó para reforzar las defensas del castillo, mientras que los territorios cristianos seguían menguando en Oriente Medio. Cuando expiró el plazo, se encontró con Saladino otra vez y pidió más tiempo, pero no se lo dio. Reinaldo le ordenó a las tropas que se rindieran pero se negaron, y acabó siendo preso. En 1190 un acuerdo fue alcanzado: la guarnición se rendiría a cambio de la liberación de Reinaldo.

         Poco después, el castillo volvió a ser recuperado por los cruzados en 1240 gracias a  una negociación propiciada por Teobaldo I de Navarra, y fue vendido a los templarios en 1260.

         En el siglo XIII, la escasez de hombres preparados para la guerra en los estados cruzados era creciente. Por ello, la mayoría de las fortificaciones cruzadas de esa época estaban diseñadas para albergar guarniciones reducidas. Cuando llegó la crisis definitiva muchos de los castillos cruzados adolecían de una grave insuficiencia de hombres. Se dice que en Beaufort había 22 caballeros y otros 400 hombres cuando Baibars lo atacó. Aún así pensó que necesitaba 28 poderosas máquinas de asedio para tomarlo. En 1268, Baibars, el jefe de los mamelucos, tomó el castillo, volviendo, así a manos musulmanas una vez más.

          Pasaron los años. En el siglo XVII los turcos otomanos dominaban toda la zona de Oriente Medio. Fakhr-al-Din II gobernaba un emirato autónomo, en la actual Líbano, dependiente del Imperio turco; era un druso que luchó por la independencia del emirato, y uno de sus centros de resistencia fue el castillo de Beaufort. Cuando los turcos se tomaron en serio la amenaza formaron un gran ejército que aplastó sin problemas la rebelión. Fakhr-al-Din, que buscó alianzas entre las naciones occidentales europeas para hacer una especie de cruzada para expulsar a los otomanos, fue juzgado, siendo preso durante dos años en una cárcel de Constantinopla. Fue finalmente ejecutado junto a uno de sus hijos.

          En 1976 la OLP (organización para la liberación de Palestina) se apoderó del castillo, que reforzó y le dotó de cañones que amenazaban el norte de Israel. El castillo medieval resistió docenas de ataques producidas por las modernas fuerzas armadas judías en el espacio de cinco años. ¡No hay que olvidar que el castillo llevaba más de 800 años en pie! Es uno de los pocos casos en que una construcción medieval resulta de utilidad para la guerra moderna.

        En junio de 1982, los israelitas avanzan por el sur del Líbano, su objetivo es expulsar a los palestinos del país. Aunque en un principio tenían intención de tomar el castillo de Beaufort, luego cambiaron de planes...pero las órdenes no llegaron a quién tenían que llegar, al comando de fuerzas especiales de la brigada de infantería Golani. Giora Harnik era el comandante de la unidad hasta hacía solo una semana, pero fue llamado para que mandara a los comandos judíos. La misión era la toma del imponente castillo. La batalla que se libró fue muy dura: los israelíes tomaron trinchera por trinchera; los bombardeos previos no habían logrado ablandar la posición. Los palestinos que no huyeron acabaron muertos, y la cifra de soldados de Israel caídos fue también muy elevada. El mismo Giora Harnik, acabó siendo abatido por una ráfaga en el pecho. Y todo por una batalla que podía haberse evitado.

          El castillo estuvo en manos de los israelíes hasta el año 2000, año en el que se retiraron del sur del Líbano.


Foto de las ruinas del castillo. Es visible la enorme dificultad que tendría un ejército en atacar por esta ladera.


          Antes de irse lo llenaron de explosivos y lo volaron por los aires.