Buceando en la leyenda

Buceando en la leyenda

viernes, 4 de octubre de 2013

El rey Leónidas y los 300 espartanos.

La película "300"(2007) puso de moda la batalla de las Termópilas, que se libró entre los griegos y los persas en el año 480 a.C. Salvando las distancias, el argumento del film se ciñe bastante a los hechos históricos del combate. Todo empezó cuando el emperador persa Jerjes I decidió someter a Grecia, sirviéndose de una enorme expedición militar compuesta de decenas de miles de soldados procedentes de todos los rincones del enorme imperio oriental. La gran hueste atravesó el estrecho de los Dardanelos, sirviéndose de unos puentes de pontones de madera, una gran obra de ingeniería de la época, y atravesó el norte de Grecia sin oposición, hasta que llegó al desfiladero de las Termópilas, donde les aguardaban Leónidas y sus 300 espartanos, más algunos contingentes procedentes de otros lugares de Grecia.




En total, unos 7000 helenos se enfrentarían a decenas de miles de persas en el estrecho cuello de botella que eran las Termópilas.

Los griegos, en una enorme desventaja numérica, resistieron durante dos días los ataques incesantes del enemigo, ayudados por la estrechez del paso que hacía que la superioridad en hombres se anulara. Además, los grandes escudos de los griegos, y su táctica hoplita de formación cerrada, sumado que sus lanzas eran más largas que las de los persas, hicieron que los griegos (que rotaban los soldados de la primera línea constantemente para que descansaran, para tener siempre gente fresca combatiendo), resistieron la lluvia de flechas, los ataques incesantes de la infantería regular y los de los soldados de élite (los famosos "inmortales"), sin mayores problemas; miles de persas cayeron sin conseguir abrir ninguna brecha en los muros de escudos helenos.

Gracias a la información ofrecida por un traidor griego, llamado Efialtes, Jerjes, que ya había perdido la paciencia, se enteró de que había un paso por el que se podía llegar a la retaguardia de las tropas de Leónidas. Usando ese camino, los persas podían atacar simultáneamente desde el frente y la retaguardia a unos griegos encerrados en el desfiladero de las Termópilas, acabando con todos ellos.






Así, al tercer día, los "inmortales", guiados seguramente por el traidor Efialtes, recorrieron el paso secreto y, aunque fueron detectados por un destacamento griego, evitando el enfrentamiento con éstos, fueron directos a la retaguardia de Leónidas. A éste le llegó la noticia de que estaba apunto de ser embolsado por el ejército persa, y tuvo poco tiempo de decidir que hacer en tan desesperada situación. El rey espartano lo tuvo claro: se quedaría en aquella posición, con sus 300 espartanos, 400 tebanos y 700 tespios, mientras que el resto de los soldados griegos huirían de aquella ratonera en la que se iba a convertir las Termópilas. Aquella decisión le iba hacer entrar en la leyenda.

EL OCASO DE LOS HÉROES. Según los historiadores antiguos, Leónidas cayó muerto en los primeros compases de la batalla final. Hubo una lucha despiadada por recuperar su cuerpo. Cuando los espartanos lograron hacerse con el cadáver de su rey, lo llevaron a una colina (gracias a la arqueología se conoce que colina es), que es donde establecieron la última resistencia. Los griegos que quedaron, murieron en su totalidad. Sólo se salvaron algunos tebanos que se rindieron a las fuerzas de Jerjes, y que fueron marcados con la señal del rey persa.

En el siglo XX se realizaron una excavaciones arqueológicas en el campo de batalla. En la colina de Kolonos se hallaron multitud de puntas de flechas de los persas. Allí fue donde de libró la última y desesperada defensa de los griegos. Su final se produjo por un ataque incesante de flechas lanzadas por los arqueros persas, tal como narró el historiador griego Herodoto. Éste escritor también cuenta en su obra que el enfado de Jerjes fue tan elevado, que mandó buscar el cadáver de Leónidas entre los caídos. Cuando éste fue hallado, el persa ordenó que le cercenaran la cabeza y que la clavaran en un poste para que la viera todo el que pasara por las Termópilas.

Posteriormente, los espartanos recuperaron sus restos y los enterraron en un lugar digno de un rey tan valiente.

DESMONTANDO EL MITO. Como se puede observar, los espartanos fueron los que se llevaron la fama de la resistencia tan heroica de la batalla. Pero la realidad es que fue una coalición de distintos estados griegos la que frenó durante días la embestida del gran ejército persa. Además, se puede comprobar que cuando los espartanos se quedaron para luchar en el último día de la batalla, antes de ser cercados, no estuvieron sólos: los tebanos y los tespios se quedaron con ellos. Aunque se sabe que algunos tebanos se rindieron antes de la conclusión de la batalla, los tespios si que dieron su vida por la causa griega, y nadie se acuerda de ellos, ni nadie les ha dedicado una película.

Hay una creencia generalizada de que los espartanos, al menos en las Termópilas, sólo tenían la opción de vencer o morir, nunca retirarse. Además, había un oráculo, que conocía Leónidas, que vaticinaba que el rey espartano debía morir para salvar a los griegos. La verdad, es que hubo una resistencia de algunos griegos (espartanos, tebanos, tespios), que permitió que unos miles de soldados hoplitas pudieran escapar de la batalla, ya perdida, para así poder continuar combatiendo en una guerra que acababa de empezar. Si se apartan todos los mitos y leyendas, nos queda una orden del rey Leónidas coherente y valiente, dictada por un buen general (en realidad, según la constitución espartana, la función de los reyes era la de ser generales).


El próximo año se estrena la secuela de la película "300". Ya está disponible el tráiler (espectacular):





Fuente principal: "Thermopylae 480 BC", de Nic Fields.

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