Buceando en la leyenda

Buceando en la leyenda

lunes, 21 de abril de 2014

La conquista de Inglaterra, un histórico Juego de Tronos (y II).

El duque Guillermo estaba cazando cuando se enteró de la noticia de la coronación de Harold. Enseguida envió una protesta formal. De alguna forma logró que su causa fuera apoyada por el Papa de Roma, que le envió un estandarte papal, que sería usado en batalla, y un anillo que contenía un cabello de San Pedro. Guillermo consiguió otros apoyos internacionales y, tras varias reuniones, el consenso de todos sus barones, por lo que ordenó la formación de una gran flota que transportaría al ejército que iba a reunir para la conquista de Inglaterra.

Pero, el gran conflicto en ciernes lo iba a iniciar sobre Inglaterra el mismo hermano del recién coronado Harold. De este modo, Tostig, que había sido expulsado en 1065 de su condado de Northumbria, y que había pasado el invierno en Flandes junto a su esposa, a primeros de mayo había aparecido con una flota en el sur de Inglaterra para asolar su costa. Después, siguió arrasando la costa este del país, hasta que los condes del norte, Edwin y Morcar lograron rechazarlo. Además, sufrió la deserción de varios vasallos, por lo que se refugió en Escocia. Entonces, se puso en contacto con otro de los grandes aspirantes a la corona inglesa, el vikingo Harald Hardrada. Entonces, el hermano del rey de Inglaterra, resentido por perder su condado y con ganas de recuperarlo, y el mismo rey de Noruega unirían sus fuerzas por una causa común: expulsar a Harold Godwison del trono de Inglaterra.

El ejército de Harold se encontraba en el sur de Inglaterra, tras la incursión de su hermano Tostig, esperando el ataque del normando. Más el no sabía por donde se iba a producir el primer ataque, ya que si los vikingos atacaban por el norte, Harold tendría que ir a marchas forzadas hacia el lugar para intentar contener el intento de invasión. Es decir, el rey inglés estaba en una situación muy delicada.

En la primera semana de septiembre se produjo al fin el primer gran desembarco: el ejército vikingo apareció cerca de York, en el norte de Inglaterra. En esa zona, los condes Edwin y Morcar eran vasallos del rey Harold II. De hecho, Harold tuvo que repudiar a su anterior esposa, para casarse con la hermana de dichos nobles, y así asegurarse su fidelidad. En Gate Fulford se produjo la primera gran batalla de toda la campaña. De un lado estaban las fuerzas, en su mayoría vikingas, de los aliados Harold Hardrada y Tostig, y del otro lado se encontraban las levas anglosajonas de los condes Edwin y Morcar. El combate acabó con una aplastante victoria de los invasores, y la retirada de los condes sajones. Harold Hardrada pudo soñar ese día con ceñirse la corona de Inglaterra, y Tostig con volver a ser conde de Northumbria.


Ataque de la caballería normanda contra un muro de escudos sajón.


El rey inglés, ante la situación desesperada que estaba afrontando, decidió que lo mejor era un ataque relámpago para intentar vencer de forma aplastante a un adversario antes de que emplearse a fondo con el otro. De esa manera, en cuanto tuvo noticias del desembarco de los vikingos, reunió a su ejército de forma apresurada para marchar velozmente hacia el norte y enfrentarse a los invasores. Tras recorrer 190 millas en cinco días llegó a Stamford Bridge el 25 de septiembre.

Parece ser que los vikingos estaban desprevenidos y no pensaban que la reacción de Harold fuera tan fulgurante, de manera que no tenían ni las cotas de malla preparadas. Las fuerzas inglesas acabaron con las primeras avanzadillas de forma rápida y se presentaron en formación de batalla dispuestos a acabar con los nórdicos. La presencia de su propio hermano menor al lado de los escandinavos debió de estremecer al rey inglés, que le ofreció un ultimátum a Tostig; le concedía Northumbria y un tercio del reino si se rendía. Siendo la propuesta tan generosa para él, Tostig le preguntó a Harold que le ofrecía a su aliado el rey noruego, a lo que Harold contestó: "siete pies de tierra inglesa, o tanta como necesite dado que posiblemente sea más alto que otros hombres". No hubo acuerdo, si feroz batalla. Los vikingos fueron vencidos de manera aplastante. Fue tal la carnicería que sólo hicieron falta 24 naves para trasladar a los pocos supervivientes de vuelta a sus hogares. Hay que tener en cuenta que llegaron a Inglaterra entre 250 y 300 naves repletas de alegres guerreros. A Harold le comunicaron que Hardrada, el último vikingo, estaba entre los muertos, así como su propio hermano menor, Tostig.

Los sajones tuvieron poco tiempo de saborear la victoria, ya que les llegó la noticia de que los normandos habían desembarcado en el sur del país, cerca de Pensevey, apenas tres días después de haberse librado el decisivo combate contra el ejército nórdico. El rey Harold había obtenido un gran triunfo, y se había librado para siempre de un temible enemigo que lo había dado todo para arrebatarle su trono. Pero la perspectiva para el rey no era nada halagüeña: muchos de sus mejores hombres estaban muertos, y los que le quedaban estaban demasiado exhaustos como para volver a atravesar Inglaterra de norte a sur para enfrentarse nuevamente a un enemigo tan temible o más como el anterior. Aún así Harold lo tenía claro, debía marchar rápidamente hacia el sur y afrontar el nuevo reto. El juego de tronos por Inglaterra entraba en su momento decisivo.

Harold tardó cinco días en llegar a Londres, y esperó allí mientras reorganizaba sus tropas y las incrementaba con levas de refresco otros 5 o 6 días más, antes de volver a ponerse en marcha. Así, el día 11 de octubre de 1066 llegó Caldbec Hill, cerca de Hastings, lugar donde se libraría la batalla decisiva.

El día 14 dos ejércitos, compuesto por miles de hombres cada uno de ellos, se hallaban frente a frente. De un lado, estaba el ejército anglosajón del rey Harold, que defendía su corona, compuesto fundamentalmente de infantería, que solía adoptar una formación cerrada o de muro de escudos, la tradicional de la Edad Oscura. Del otro lado, estaba el moderno ejército del duque Guillermo, que le tocaba el rol de atacar colina arriba a los defensivos sajones, ayudado por un magnífico cuerpo de arqueros, y, sobre todo, de una formidable fuerza de caballería, precursora de la caballería pesada típica de las batallas bajomedievales que estaban por llegar.

Los normandos atacaron con todo, primero con arqueros, luego con infantería, y con la caballería también, pero todo parecía ser inútil: los aguerridos sajones rechazaban todos los conatos de desalojarlos de la colina en que se hallaban férreamente asentados. Harold contaba con el apoyo de sus fieles hermanos, los condes Leofwine y Gyrth. Incluso se extendió el rumor, en cierto momento de la batalla, en que Guillermo había perecido en el fragor del combate, por lo que cundió el desánimo entre las filas normandas. Así que el duque Guillermo se levantó la visera del casco, y recorrió las filas de sus soldados gritando que estaba vivo, y así superando la crisis en la que se hallaban sus fuerzas armadas en esos delicados momentos.


Momento en el que el duque Guillermo muestra la cara a sus soldados, ya que estos se pensaban que había muerto durante la batalla.



Tras una retirada de la caballería normanda, posiblemente fingida, los sajones descompusieron su formación cerrada, y fueron en persecución de los jinetes que parecían huir del campo de batalla. Fue en ese momento en que se produjeron unas brechas que los normandos aprovecharon para pasar a través de ellas y acabar con el muro de escudos sajón. La suerte estaba echada y Harold, el bravo rey inglés, se encontraba con unas fuerzas que cada vez menguaban más. Rodeado de sus soldados de élite, al final una flecha normanda se le clavó en uno de sus ojos, y fue, finalmente, rematado por los jinetes normandos. Los hermanos de Harold también acabaron muertos tras la batalla. Al enterarse de que el rey había muerto, los restos de su ejército huyeron del campo de batalla.

Así acabó la batalla de Hastings, aunque no la guerra. La batalla fue decisiva pero no definitiva. Guillermo sería coronado rey de Inglaterra, en la abadía de Westminster, Londres, el día de Navidad del año 1066. Todavía tardaría unos cuantos años más hasta acabar con varios focos de oposición: los ataques del nieto de Edmund Ironside aliado con el rey de Escocia, de los hijos de Harold procedentes de Irlanda...


Muerte del rey Harold II, el último rey anglosajón.


A partir de entonces, Guillermo el Bastardo sería conocido como Guillermo el Conquistador, el auténtico vencedor de este apasionante Juego de Tronos auténtico e histórico, mientras que sus rivales acabaron muertos, junto a sus sueños de grandeza y junto a cientos de fieles soldados anónimos, que lucharon con valor y determinación por el nombre del señor al que servían.



Bibliografía consultada:

-Hastings 1066, de Christopher Gravett.
-Campaigns of the Norman Conquest, de Matthew Bennet.
-Batallas decisivas, de J.F.C. Fuller.

No hay comentarios:

Publicar un comentario