Buceando en la leyenda

Buceando en la leyenda

sábado, 1 de agosto de 2015

Juego de Tronos, rasgos históricos (II)

Esta entrada es la continuación de una anterior de este blog. Aunque la serie de novelas Canción de hielo y fuego se inscriba en el género fantástico, no se puede negar que las referencias históricas, sobre todo del periodo medieval, impregnen las páginas de la obra. El que se haya acercado a la misma, o viendo la serie de televisión o leyendo los libros, o ambas cosas a la vez, nota enseguida las relaciones entre reyes, nobles y vasallos. Es decir, lo que entendemos por feudalismo medieval queda patente durante las distintas tramas de la historia de George RR Martin.


Típica imagen medieval: un vasallo jurando fidelidad a un rey.



Aunque en la Edad Media europea fueron típicas las guerras libradas entre ejércitos feudales, es decir, compuestos de nobles que iban acompañados por sus vasallos que eran llamados a combatir según los intereses de los primeros, surgieron a raíz de la guerra de los Cien Años un nuevo tipo de ejércitos. Como aquella guerra fue tan larga y atroz, superó el marco del mismo feudalismo: no se podían movilizar hombres por periodos tan largos y abandonar las cosechas que ellos mismos mantenían. De este modo surgieron las compañías libres, que eran contratadas por los grandes aristócratas y los reyes para luchar por sus distintos objetivos. Estas compañías las integraban mercenarios procedentes de todos los rincones de Europa, y de distinta reputación. Cuando la guerra entraba en periodos de tregua se quedaban sin ocupación y sin ingresos, por lo que empezaban a devastar los pequeños poblados que no podían defenderse a sí mismos, creando auténticos problemas a los monarcas, que a veces tenían que emplearse a fondo para eliminarlas. También se les llamaba grandes compañías o rotiers en Francia. Las más conocidas fueron las Compañías Blancas, que ayudaron a Enrique II de Castilla a conseguir el trono, la de los Almogávares, contrados por Andrónico II para intentar frenar a los otomanos y cuya odisea en el Imperio Bizantino rozó la leyenda, o las de los condotieros en Italia.

En Canción de hielo y fuego vemos perfectamente reflejado este fenómeno en las llamadas Compañías Mercenarias, que solían ser contratadas por las Ciudades Libres para defenderse de los dothrakis, o para luchar entre ellas. Por ejemplo, la Compañía Dorada es de muy buena reputación frente a las conductas salvajes de la Compañía Audaz o  Titiriteros Sangrientos, que fueron contratados por Tywin Lannister. Otras compañías son la de los Segundos Hijos, Lanzas Largas o Cuervos de la Tormenta.

Si las compañías libres fueron un fenómeno del período bajomedieval de Europa occidental, la asimilación de esclavos en el ejército fue algo exclusivo del mundo musulmán. Casi desde el principio de su expansión, hubo elementos serviles dentro de las filas de guerreros mahometanos, siendo los más famosos los mamelucos y los jenízaros, estos dentro de la estructura del imperio otomano.

En Tormenta de Espadas nos encontramos a Daenerys comprando a miles de soldados-esclavos, los inmaculados. Esta tropa de soldados singulares solían ser comprados por las Ciudades Libres por su alto grado de eficiencia como tropa de infantería. Al ser castrados desde muy pequeños no tenían ninguna apetencia sexual, por lo que no se dedicaban a las violaciones en masa después de asaltar alguna población. Eran obedientes hasta el extremo y ajenos a cualquier tipo de debilidad humana, cosa que se lograba con crueles pruebas como la de hacerles ir a comprar a un bebé en el mercado de esclavos y estrangularlo ante los ojos de su madre. En definitiva, era el tipo de soldados que cualquier general soñaría con tener, ya que nunca cuestionaban ninguna orden.


Los inmaculados.



El emperador otomano Murat I (1359-1383) instauró una nueva forma de impuestos entre sus súbditos cristianos de los Balcanes y de Asia: podían entregar a un hijo para que entrara a formar parte de una unidad militar de élite, los jenízaros. Reclutados entre los 8 y 20 años, el ejército del sultán podía contar con unos 2000 reclutas nuevos cada año. Los padres con un solo vástago estaban exentos de cederlo a la milicia, así como los mineros cuyos hijos heredaban el puesto de sus mayores en una profesión tan vital para la economía del Imperio.

Al ingresar en el cuerpo de jenízaros los muchachos no debían de tener ningún tipo de educación religiosa ni cultural pero sí un buen aspecto físico. Muchos padres entregaban de buena gana a sus hijos para que huyeran de la vida miserable que les esperaba si permanecían en sus hogares; si tenían suerte, algunos podrían ascender y llegar a tener una posición y reconocimiento en la corte de Constantinopla. Una vez hubieron ingresado en el Cuerpo, organizaban a los reclutas en la orden religiosa de los derviches. Estudiaban el Corán, conocían la literatura árabe y persa, además de una obediencia absoluta. Sus cuarteles relucían de limpios. Dormían en alfombrillas y se tapaban con una simple manta. No les estaba permitido el matrimonio ni practicar otro oficio que no fuera el castrense. Habían de ir perfectamente vestidos y rasurados, salvo el que quisiera llevar bigote; no podían blasfemar ni jugar al azar. Su vida era una rutina de ejercicios, orden, disciplina y sumisión monacal a las reglas derviches... Austeridad y rigor, como la vida de los inmaculados de ficción.

Dejando aparte el mundo militar, me dedicaré a hablar de dos seres mitológicos que aparecen en Canción de hielo y fuego: los dragones y los huargos. Estos son lobos del tamaño de un pony y extremadamente feroces y fuertes. En Juego de Tronos, casi al principio, Ned Stark encuentra una hembra muerta junto a sus cachorros, seis en total, y decide darle uno a cada uno de sus hijos, incluido a su hijo bastardo, Jon Nieve. Además, el blasón de la casa Stark es la del lobo huargo.

En el Señor de los Anillos y en el Hobbit, de J.R.R. Tolkien, aparecen los lobos wargos, siendo de un tamaño descomunal, y sirviendo de montura a los malignos orcos y trasgos. Tolkien se inspiró en la literatura nórdica, una vez más, para la creación de este animal, en concreto en el lobo Fenrir, que es descrito como un lobo monstruoso, hijo de Loki, y destinado para matar a al dios Odín.


El lobo Fenrir.


Si hay una criatura fantástica universal, que aparece en mitologías tan lejanas como la china y la europea, esa es el dragón. No se sabe donde surge la creencia de que esas criaturas alguna vez existieron, pero posiblemente sea de la visión de contemplar los restos de esqueletos de algún gran dinosaurio. De la Edad Media, periodo en que se basa sin duda Canción de hielo y fuego, nos han llegado leyendas que hablan de dragones. Así, los monjes del monasterio de Lindisfarne, lugar tristemente famoso por soportar ataques de los vikingos, escribieron sobre la presencia de dragones en el cielo. Otro ejemplo es la del dragón de la isla de Rodas, muerto por un valiente caballero, del que se sospecha que pudiera ser un cocodrilo llegado allí de manera accidental.

Viserión, Rhaegal y Drogón son los nombres de los tres dragones de Daenerys, la madre de dragones, que posee un poder inmenso al poder controlarlos. Al poder volar y escupir fuego recuerdan en cierto modo a los grandes bombarderos militares de la época actual pero trasladados a una época en la que no existían las armas de fuego como las entendemos ahora.


Daenarys Targaryen.


El hermano de Daenerys era Viserys, el rey Mendigo. Exiliados ambos tras la rebelión de Robert, fueron a parar a las Ciudades Libres, aunque nunca renunciaron al Trono de Hierro. Viserys, para conseguirlo, hizo un trato con un jefe dothrakis, Drogo: le entregaría a su hermana como esposa a cambio de que el dothrakis le cediera un ejército de miles de hombres para recuperar  lo que creía que era suyo por derecho. Transcurrido un tiempo, Viserys se impacientó y empezó a presionar a Drogo, aunque era continuamente ignorado y humillado. En una ocasión, durante una celebración, el rey Mendigo llegó a amenazar con una daga a su hermana, que estaba embarazada del Khal, para que le ayudara de una vez por todas a conseguir su corona. Cuando Drogo le prometió que la tendría, Viserys se apaciguó y soltó a su hermana. Seguidamente, Drogo se quitó un medallón de oro y lo metió en un cazo a fuego vivo para fundir el metal, mientras que sus guerreros sujetaban al pobre desgraciado. Una vez que el metal se hallaba fundido, fue vertido en la cabeza de Viserys, ante la estupefacción de los allí presentes, incluso de su hermana que renunció a apartar la mirada, encontrando así la muerte.

Hay un hecho histórico que recuerda un poco a los sucesos de la novela. Marco Licinio Craso (115-53 a.C.) fue un político romano muy rico y poderoso en la época republicana. Famoso por ser el vencedor de la revuelta de Espartaco, llegaría a ser uno de los primeros triunviros, junto a Julio César y Pompeyo el Grande. Celoso de los éxitos militares de los anteriores, Craso emprendió una expedición contra el imperio parto (55 a.C.) para intentar conseguir gloria militar y riquezas. Tras saquear todas las ciudades que pudo, se enfrentó al ejército parto en Carrás (53 a.C.) donde fue vencido por un ejército numéricamente superior. Tras encontrar la muerte, su cabeza fue cortada y llevada ante el rey de los partos. Según el historiador romano Dión Casio, le había vertido oro fundido en la lengua como símbolo de su codicia.

Respecto a Ned Stark, hay una característica de él que tiene ciertos paralelismos con el zar Pedro I de Rusia y es que ambos ejecutaban a los traidores. En Juego de Tronos, hay una escena en la que Ned, señor de Invernalia, con su espada, le corta la cabeza a un traidor de la Guardia de la Noche, que había huido, mientras hacía una patrulla, de los caminantes blancos. No es nada habitual que un monarca o un noble se manchara las manos para ejecutar a algún condenado a muerte; para eso están los verdugos. Sin embargo, es bien sabido que Pedro I el Grande, con un hacha, decapitó a varios hombres acusados de traición en una ocasión.

Craster es un salvaje que aparece por primera vez en Choque de Reyes, la segunda novela de la saga, y aunque ayuda a la Guardia de la Noche, es uno de los personajes más deleznables que aparecen. Vive con 19 mujeres en el llamado Torreón de Craster, más allá del Muro, aislado, lejos de los Siete Reinos, en un territorio helado y hostil habitado por gigantes, mamuts, salvajes y Caminantes Blancos. De sus muchas mujeres, algunas son sus propias hijas, ya que practica el incesto, siendo los varones nacidos ofrecidos a los Otros, de manera que él es el único hombre en el grupo familiar. Puede que su historia tenga un poso de verdad en una leyenda escocesa.


Ned Stark cumpliendo las leyes.



La leyenda de Sawney Bean es del siglo XVI. Aunque fue publicada como una historia verdadera, nadie ha encontrado nunca visos de verdad en ella. Sawney Bean era un escocés que decidió irse a vivir a una cueva con su esposa en el condado de Galloway, en un lugar solitario y aislado como hizo Craster. Allí tuvo una notable descendencia, alcanzando el clan la cifra de 48 miembros. Para alimentarse él y su familia, Bean decidió "cazar" seres humanos y cocinarlos. En total estuvieron 25 años en aquel lugar recóndito , convirtiendo los parajes en un territorio por donde nadie quería pasar, ya que la gente desaparecía sin que se conociera la explicación. Se calcula que unas 1.000 personas fueron devoradas por los miembros del clan. Cuando alguien, que escapó de manera milagrosa, dio la voz de alarma del ataque que sufrió, hasta el mismo rey de Escocia se puso al mando de un ejército para esclarecer el turbio asunto. Cuando los hombres del rey consiguieron encontrar la cueva, lo que descubrieron les hizo turbarse, miembros humanos colgados y repartidos por todos lados, dispuestos a ser engullidos. Una vez capturados, no hubo piedad con nadie de la familia, todos serían ejecutados sin juicio previo, de una manera atroz.


Sawney Bean en la entrada de la cueva donde habitaba su clan.



La razón por la que pienso que Martin se pudo fijar en la leyenda de Sawney Bean es que el clan se hizo a base de concebir hijos y nietos de forma incestuosa, es decir, que sus propias hijas le sirvieron de amantes para engendrar nuevos vástagos, como el Craster de Juego de Tronos, con la diferencia de que los varones no eran entregados a los Caminantes Blancos, si no que servían para engrosar las filas del clan. Además, es sabido que Martin se inspiró en ciertos hechos de la Historia de Escocia para elaborar el capítulo de la Boda Roja, por lo que es probable que también conociera la macabra leyenda acerca del clan caníbal.


Fuentes:
-Hielo y Fuego Wikia.
-Wikipedia.
-El Gran Capitán, de Antonio Martín Gómez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario