Buceando en la leyenda

Buceando en la leyenda

martes, 14 de febrero de 2017

El presidente estadounidense que se encontró un Bigfoot.

Theodore Roosevelt (1858-1919) ha sido uno de los presidentes más carismáticos que ha gobernado en los Estados Unidos de América. Además de haber sido un valeroso oficial en la guerra contra España (1898), Roosevelt amaba la caza y la vida al aire libre. Así, que no es de extrañar que en una de sus memorables jornadas de caza, por uno de los inmensos bosques de Norteamérica, se diera de bruces con un Bigfoot o Pies Grandes, el mítico ser peludo de aspecto simiesco y de más de dos metros de altura, físicamente parecido al encantador Chewbacca, compañero inseparable de Han Solo de la saga de películas de Star Wars.

Hay versiones que cuentan que incluso el presidente hizo uso de su escopeta de caza y que hirió el gigantesco animal, y hay algunos que aseguran que pudo matarlo, aunque su cadáver se haya perdido para siempre, so pena de que la Ciencia se haya visto privada de una ocasión única para así analizar sus restos y así aclarar de una vez si se trata de un simio gigante o de una especie de ser humano primitivo peludo pariente lejano del Homo Sapiens, que anda vagando de manera solitaria, ajeno a la evolución del hombre moderno actual.


Supuesta imagen de un auténtico Bigfoot.




En realidad, esta historia no deja de ser una leyenda: no esta documentado en ningún sitio que Roosevelt se viera frente a frente con ningún tipo de Bigfoot o Yeti u Hombre de las Nieves. Aunque sí es cierto que se conoce el lugar donde se aloja la semilla del asunto, el sitio de donde procede el sustrato del que creció la historia acerca del encuentro entre un personaje histórico y real, como lo fue el presidente de los Estados Unidos -ni más, ni menos-, y el ser mítico y fantástico que. supuestamente, habita en los recónditos bosques del Tíbet, Siberia o América del Norte, según cuentan miles de testigos, que aseguran haberlo visto.

Roosevelt fue, también, escritor. En una de sus obras, The Wilderness Hunter (1892), nos informa de una historia que le llegó de la mano de un viejo cazador y trampero llamado Bauman. Cuando era joven, el citado Bauman y un amigo suyo llegaron a un paraje que consideraron adecuado para ejercer su oficio, conocido como Salmon River, donde construyeron un campamento para refugiarse, además de colocar trampas para castores en los alrededores. Cuando regresaron para descansar, los amigos se encontraron con los restos de su cabaña esparcidos por el suelo, ya que alguien o algo había destrozado el improvisado asentamiento. Al principio pensaban que el culpable era un oso, pero al descubrir las huellas observaron que el animal en cuestión andaba con solo dos patas.

Cuando llegó la noche el asunto empeoró todavía más: ese ser los acechaba desde la maleza, y pudieron vislumbrar a través de la oscuridad que se trataba de un ser de enormes proporciones. Ellos dispararon su armas y la criatura huyó.


Theodore Roosevelt.




Al amanecer los cazadores fueron a buscar sus trampas, y cuando regresaron se encontraron nuevamente el campamento destrozado, y por la noche el ser les volvió a acechar, además de montar un enorme escándalo en el bosque cercano.

Ambos amigos, y socios, pensaron que no podían aguantar más la situación y decidieron dar por finalizada la expedición comercial, así que a la mañana siguiente, Bauman salió al bosque para recoger las trampas, pero al regresar se encontró el cadáver de su amigo tirado en el suelo del campamento, con el cuello roto y mordido, aunque intacto.

Roosevelt en ningún momento menciona la palabra Bigfoot para referirse a la bestia asesina, aunque esta historia es una de las más memorables del archivo histórico de los encuentros con el mítico ser. Al respecto, hay que tener en cuenta que fue a partir de la década de 1950 cuando se publicaron las primeras fotografías de las supuestas pisadas gigantes de un animal desconocido, que sería bautizado como Pies Grandes o Bigfoot, por lo que es imposible que el futuro presidente de los Estados Unidos usara tal acepción para referirse a la bestia.

Otro rasgo que hay que tener en cuenta de la historia aparecida en The Wilderness Hunter, y que la hace verdaderamente inquietante, es el hecho de presentar a una especie animal inteligente, enorme, que anda a dos patas y que molesta y mata a las personas porque sí, ya que no aprovecha el cadáver para usarlo como alimento. Estos rasgos lo hacen muy distinto de la imagen simpática que se tiene del Bigfoot, que se le ve como a un ser Grande y tímido que huye en cuanto se cruza con algún excursionista o cazador que anda por cualquier gran bosque de Norteamérica o del Tíbet.









No hay comentarios:

Publicar un comentario