Buceando en la leyenda

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viernes, 24 de febrero de 2017

Mentiras de la Historia (III): mentiras árabes.

La Guerra de los Seis Días (1967) fue un desastre para los países árabes. Sus ejércitos fueron destruidos y la reputación de sus dirigentes se vio seriamente dañada. Millones de dólares invertidos en todo un arsenal compuesto de flamantes tanques y aviones modernos, y comprados a la Unión Soviética en su mayoría, fueron consumidos por el fuego, y de las cenizas surgió Israel como la brillante vencedora. Sin la ayuda de absolutamente nadie, las tropas del pequeño y joven país hebreo habían vapuleado a la de sus vecinos árabes en un abrir y cerrar los ojos. La humillación había sido total.

La clave de la victoria se encuentra en las primeras horas del día 5 de junio de 1967. Al amanecer y sin previo aviso, los aviones de la Fuerza Aérea israelí despegaron de sus bases y se dirigieron hacia los aeródromos egipcios, donde sus pilotos se encontraban desayunando, ajenos a los tambores de guerra que empezaban a sonar al otro lado de sus fronteras. Volando casi a ras del suelo, para no despertar las alertas de los radares, y ascendiendo solo al llegar a sus objetivos, los aparatos judíos devastaron a la flamante Fuerza Aérea egipcia en apenas unos minutos, ante los ojos horrorizados de sus pilotos, que nada pudieron hacer para salvar a los carísimos Migs, que estaban estacionados en las pistas de despegue, y que tampoco se salvaron de la destrucción. Cuando acabó la segunda oleada de bombardeo por parte de los aviones de Israel, había destruidos en el suelo más de 300 aparatos. Tras acabar con los egipcios, los aviones repitieron su hazaña contra las bases aéreas jordanas y sirias, cuyos aviones fueron diezmados igualmente. La guerra se prolongaría durante cinco días más, pero se podía decir que el golpe casi dejó cao a los ejércitos de Nasser, presidente de Egipto, y Hussein, rey de Jordania.



Los protagonistas de la mentira: Nasser de Egipto a la izquierda, y el rey Hussein a la derecha de la foto.



Al principio, los generales del Alto Mando egipcio decidieron ocultarle la mala noticia a Nasser, mientras que en las emisoras de radio se engañaba de forma masiva a la población, dando falsas noticias de victorias militares (hoy en día sería impensable hacer algo así ya que los servicios de Internet están al alcance de una gran parte de la población mundial). Cuando la realidad golpeó de lleno en el líder árabe (el corazón de Nasser no viviría muchos años más), se empezó a gestar una gran mentira para contarla al mundo, y así poder paliar parte del daño producido por la incompetencia militar de los altos mandos de los ejércitos árabes: se trataba de decir al mundo entero que los aviones estadounidenses, desde sus portaaviones, y británicos, desde sus bases cercanas en el Mediterráneo, habían participado en la gran escabechina que había acabado con sus fuerzas aéreas y sus sueños de liquidar al país de los judíos. Tal vez, -ellos pensaban- podían arrastrar a la guerra a los soviéticos, y así equilibrar la balanza militar.

Se hizo una declaración al respecto, y las relaciones de Egipto con Estados Unidos se empezaron a romper de inmediato. Los británicos bautizaron el asunto como la "Gran Mentira". En Estados Unidos, el presidente Johnson se disgustó enormemente por la fabricación de la historia, y cualquier pequeña simpatía que pudo albergar por Nasser se disipó de inmediato. Para colmo, y a para añadir más leña al fuego, los servicios de inteligencia israelíes (el famoso Mossad), habían grabado la conversación entre los dos grandes líderes árabes, y la trama se puso al descubierto. La conversación, que fue transcrita a los medios, habría hecho sonrojar a cualquiera y es la siguiente:

Nasser: ¡Hola! ¿Diremos que los Estados Unidos e Inglaterra o sólo Norteamérica?

Hussein: Los Estados Unidos e Inglaterra.

Nasser: ¿Tiene Inglaterra portaaviones?

Hussein: (Respuesta ininteligible).

Nasser: ¡Por Dios! Digo que haré un anuncio, que también lo haréis como monarca jordano y veremos que los sirios lo hagan asimismo en el sentido de que aviones norteamericanos y británicos participan en la lucha contra nosotros partiendo de portaaviones. Pondremos de relieve la cuestión y remacharemos el clavo...

Como se pudo comprobar una vez más, la mentira tiene las piernas muy cortas, y además de quedar la credibilidad en entre dicho de los dirigentes árabes, tanto Nasser como el rey Hussein, debieron de sufrir una de las más humillantes derrotas del siglo XX, y, por si fuera poco, tuvieron que afrontar el dolor de tener que soportar la responsabilidad de que miles de jóvenes perdieran la vida en la guerra contra Israel.

·Reflexión final.

Hay una creencia generalizada de que las numerosas victorias israelíes contra sus vecinos árabes han sido fruto de la enorme ayuda prestada, en dinero y en equipo, por los Estados Unidos. Nunca se repara en el hecho de que Rusia apoye de manera masiva a sus aliados árabes, como a Siria, por ejemplo. La Guerra de los Seis Días fue un éxito espectacular de las Fuerzas Armadas judías contra varios ejércitos que, juntos todos ellos, sobrepasaban en mucho el poderío de las armas israelíes. Acciones como el brillante ataque preventivo de la aviación en el primer día de la guerra, y que acabó con un buen número de aparatos en tierra, y que denotan un alto grado de entrenamiento y de eficacia de unos soldados comprometidos por la causa (en este caso la pervivencia de una nación), explican la victoria final del pequeño país de Israel. En su momento de mayor gloria, su arsenal estaba compuesto por una enorme mezcolanza de tanques británicos, franceses, norteamericanos, aviones comprados a Francia, armas portátiles fabricadas en Israel (el subfusil Uzi)..., mientras que los ejércitos árabes seguían la doctrina soviéticas, y eran armados casi totalmente por la gran potencia rival de los Estados Unidos en esos momentos.

Me pregunto entonces si la falsa creencia de que las victorias israelíes se deben exclusivamente al apoyo incondicional de los Estados Unidos (que como he explicado que no se atiende a razón) no se deban al complot perpetrado por Nasser y Hussein en los peores momentos de desesperación ante la derrota frente a Israel en 1967 (y puesto en evidencia de manera magistral por el Mossad), y que sus ecos hayan pervivido hasta nuestros días, y que la opinión general solo le haya llegado una parte de la historia (la cual acusa a británicos y estadounidenses de apoyar con su aviación a la causa sionista), que es la que ha triunfado en el imaginario colectivo.




Fuentes:

-La Guerra de los Seis Días, de Michael B. Oren.
-La Guerra de los Seis Días, de A. J. Barker.
-The Six Day War 1967, de Simon Dunstan.
-Imágenes: Wikipedia.




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