El ataque al monasterio, perteneciente al reino de Northumbria, fue bastante famoso, pero, realmente, ¿fue el primer ataque vikingo registrado en los anales de la historia?
La crónica anglosajona es un manuscrito que narra los hechos de la época. Escrita en inglés antiguo, no en latín como la mayoría de los libros de aquellos tiempos, tiene entradas que se corresponden con el año en que ocurrieron los hechos. Constituye una fuente muy valiosa de información para los historiadores que investigan aquella época. En la entrada que corresponde al año 787 dice:
"...Y en sus días se presentaron por primera vez tres barcos normandos procedentes de Hiirthaland; y el alguacil del rey se acercó a ellos e intentó obligarlos a seguir a la corte real...porque ignoraba quiénes eran..., y le dieron muerte. Éstos fueron los primeros barcos daneses llegados a Inglaterra."
Es decir, nos está contando que seis años antes del famoso ataque a Lindisfarne, los vikingos ya habían atacado las costas de Inglaterra y que habían causado la primera baja mortal registrada en unos anales. También, podemos deducir que el número de guerreros empleados podrían ser de unos 100 o 150, teniendo en cuenta que una nave de esas características podía estar tripulada por unos 40 o 50 hombres. Lo que no sabemos es el nombre del jefe de la expedición en ninguna de las dos incursiones, ni la del 787 ni la del 793 (no es Ragnar Lothbrok, como se dice alegremente en la serie televisiva "Vikingos").
Tampoco sabemos que es lo que hicieron tras matar al alguacil del rey, en el transcurso del primer ataque. Tal vez asaltaron alguna aldea cercana y robaron las pertenencias de los campesinos, tras matar a los hombres, violar a las mujeres y llevarse a algunos de ellos para venderlos como esclavos. Al comprobar lo pobres que eran aquellas gentes, los vikingos regresarían a Escandinavia un tanto decepcionados. Después de seis años de esclavitud en tierras nórdicas, alguno de los esclavos habría aprendido el idioma de los vikingos, y le diría a su amo donde podrían encontrar oro. Le informaría que había ciertos lugares sagrados que albergaban grandes riquezas, y que, además, estaban sin vigilar por ninguna clase de soldado o guerrero. Aquellos lugares eran las iglesias y los monasterios cristianos.
Las ruinas actuales del monasterio de Lindisfarne.
Cuando los vikingos regresaron seis años después para atacar el monasterio de Lindisfarne, seguramente ya sabían que era un objetivo fácil y con objetos valiosos con los que poder saciar su codicia. Así empezaron los primeros ataques vikingos. Después vendrían objetivos mayores, puesto que el hambre de estos guerreros nórdicos era insaciable, como nos lo demuestran las páginas de la historia.
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