Cartel del film de 2005, La leyenda de el Zorro, protagonizado por Antonio Banderas y Catherine Zeta-Jones.
¿Es posible que existiera alguien así?¿Fue el Zorro alguien real, de carne y hueso?
Ya he comentado que Johnston McCulley fue el escritor que escribió las aventuras del Zorro. Al hacerlo, posiblemente se pudo inspirar en varios personajes, reales y de ficción, para dar forma al héroe que creó con su pluma. Uno de los mitos en los que pudo inspirarse fue el de Robin Hood. No hace falta hablar mucho del famoso forajido inglés que robaba a los nobles normandos para dárselo a los pobres sajones que pasaban calamidades. Su historia es de sobra conocida.
En cambio, hay cierto personaje que no es muy afamado y que, con toda probabilidad, ha servido a McCulley de inspiración para crear a su inmortal héroe. Se trata de un irlandés llamado William Lamport, que creció en una familia que tenía un sentimiento hostil hacia los invasores ingleses. Mujeriego y pendenciero, tuvo que huir de Inglaterra por escribir en contra de su política imperialista hacia Irlanda. Fue corsario, y emigró a España, donde adoptó el nombre de Guillén Lombardo, y pudo llegar a ser capitán de los ejércitos españoles. Participó en varias batallas en el marco de la "guerra de los 30 años", y fue consejero del poderoso conde duque de Olivares, que lo enviaría a una misión al virreinato de Nueva España, como espía.
El cometido de Lamport era el de mantener informado al valido español (Olivares) de los posibles actos de corrupción del gobernador Diego López de Pacheco. Pero al percatarse de las graves injusticias sociales que acuciaban a los mejicanos, respecto a las clases dirigentes y adineradas, intentó luchar para darle el poder a los mestizos del lugar. Algunos historiadores ven en la revuelta del irlandés el primer antecedente de la lucha por la independencia de Méjico. Otros no lo ven como el precursor que intentó la liberación de ese país; de hecho, su objetivo consistía en implantar un régimen monárquico, donde reinaría el mismo. El plan era enrevesado: falsificó documentos para hacerse pasar por el hijo del rey español Felipe III, y así llegar al cargo de virrey.
Su plan fue descubierto, y Lamport fue encarcelado por orden de la temible Inquisición en 1642. Tras ocho años en prisión, logró escapar de manera espectacular junto a su compañero de celda, Diego Pinto. Antes de irse más lejos, repartió panfletos por toda la ciudad de Méjico, en los que estaba escrito su ideario de libertad.
Estatua de William Lamport en el "Mausoleo a la Independencia" en ciudad de Méjico. ¿Fueron las intenciones de Lamport tan nobles como el decía o, simplemente, quería hacerse con el poder del Virreinato de Nueva España?
Fue capturado una vez más, acusado de herejía y quemado en la hoguera. De esta terrible manera acabó su aventura este personaje tan osado, al que el escritor mejicano Vicente Riva Palacio rescató del pasado a finales del siglo XIX.
Pero, además del irlandés, hay otros personajes históricos que pudieron servir de inspiración a McCulley a la hora de escribir su obra. Entre ellos, podemos destacar a varios bandidos californianos de origen hispano. Personajes como Tiburcio Vázquez, ladrón de ganado, que huía constantemente de la justicia, que era preso y escapaba del presidio...; popular entre la población mejicana, ya que representaba la lucha de clases entre los oprimidos hispanos y los arrogantes norteamericanos anglosajones (eso no quita que fuera un auténtico delincuente con su propia banda organizada). Apuesto, culto, encantador, acabó siendo ahorcado por la justicia, no sin antes firmar autógrafos a algunos de sus admiradores.
Algo parecido puede decirse de otra figura histórica que pudo servir de inspiración del zorro, el bandido, también californiano, Salomon Pico. También considerado un patriota, y que luchó con los mejicanos en la guerra contra los norteamericanos, por el día negociaba de forma legal la compra de ganado, y por la noche robaba y mataba a los tratantes de animales. Es decir, tenía una doble vida, como el personaje literario de el Zorro.
Otros personajes reales que pudieron dar forma a el Zorro de ficción, pudieron ser el guerrillero chileno, Manuel Rodríguez Erdoiza, espía y uno de los forjadores de la independencia de Chile; El indio Estanislao, que guió revueltas contra el gobierno mejicano y la misión de San José, y que firmaba con su espada con la letra "S" (no olvidar que el Zorro literario hacía los mismo con la letra "Z"); Joaquín Murieta, el llamado Robin Hood de El Dorado, que simbolizaba la resistencia de los latinoamericanos frente a los abusos de la población anglosajona en la época de la llamada "Fiebre de el Oro", en la región de California de la década de 1850.
Además de estas figuras reales, podemos señalar como manantial inspirador al personaje literario de Pimpinela Escarlata, novela de la escritora Emma Orczy, típica de "capa y espada", cuyo protagonista lleva una doble vida: aristócrata unas veces, salvador de inocentes y gente humilde otras, en la época después de la Revolución Francesa. Otro personaje más inquietante es el llamado Sping-heeled Jack, una especie de ente o ser nada bondadoso que se apareció en varias ciudades inglesas durante la época victoriana, y que solía asaltar jóvenes británicas. Iba enmascarado y escapaba dando unos saltos sobrenaturales.
Personajes reales, literarios, fantásticos... Es toda una amalgama de inspiraciones las que pueden crear un mito inmortal como lo es el Zorro. Tal vez, desde mi modesta opinión, debamos abordar de esta manera el estudio de las figuras que van a medio camino entre la verdad y la ficción, entre la leyenda y la historia, y no debamos estar empeñados en intentar ponerle un solo nombre y un apellido a cualquier mito inmortal.
Pintura de Rubens que representa a William Lamport. ¿Pudo ser el auténtico "El Zorro"?
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