Buceando en la leyenda

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martes, 24 de diciembre de 2013

Los espartanos, ¿defensores de la libertad de los griegos?

Cuando se habla de los espartanos es inevitable evocar la imagen que se tiene de ellos en su valiente y desesperada defensa del desfiladero de las Termópilas; de la muerte heroica del rey Leónidas y de los 300. Ya hablé en otra entrada de como hubo otros soldados griegos, tespios y tebanos, que se quedaron de forma voluntaria con los espartanos en aquel lugar condenado, y de como la Historia los ha olvidado de manera injusta.

En esta ocasión, además, para seguir desmontando el mito de los espartanos, voy a exponer su faceta de tiranos que tenían respecto a otros griegos. Voy a hablar de los ilotas.

Es aceptado por los historiadores que los espartanos procedían del norte de Grecia y que eran un pueblo de los llamados dorios. Cuando emigraron hacia el sur, a la península del Peloponeso, se encontraron con unos habitantes que ocupaban aquellas tierras, y que son llamados aqueos (éstos son los artífices de la brillante cultura micénica, la antigua sociedad palaciega y guerrera a la que se le atribuye la expedición que culminó con la famosa Guerra de Troya). Los espartanos les sometieron y se quedaron con sus tierras. A aquellos habitantes les convirtieron en ilotas.

Los ilotas no eran esclavos en el estricto sentido de su significado. Eran, más bien, siervos del Estado que cultivaban las tierras que pertenecían a los espartiatas, es decir, a los ciudadanos de pleno derecho espartanos, los que combatían como hoplitas y tenían derechos políticos. Los ilotas podían casarse y tener hijos, además de poseer ganado y aperos de labranza. De sus rendimientos agrícolas, debían de entregar un porcentaje, bastante generoso, a sus amos espartanos que, de esta manera,  podían disponer de mucho tiempo para entrenarse militarmente y estar dispuestos para la batalla. Es esta la razón por la que los hoplitas espartanos estaban mejor preparados para el combate que, por ejemplo, los atenienses o los tebanos que, además de ser soldados debían atender sus oficios, los que fueran, que era con lo que se ganaban el sustento para vivir. Por lo tanto, cuando los atenienses vencieron casi sin ayuda, si exceptuamos a un contingente de plateos, a los soldados de la primera invasión persa en la famosa batalla de Maratón (490 a.C.), debemos valorar, más si cabe, la hazaña de estos soldados/ciudadanos/trabajadores que pudieron frenar a los invasores procedentes de Asia.



En esta famosa escena, Leónidas se jacta ante otros griegos que tenían sus oficios, de que todos los espartanos eran guerreros profesionales. Lo que no les decía es que podían ser soldados a tiempo completo porque disponían de una enorme masa de ilotas, además de periecos, que hacían los trabajos rutinarios, de manera obligada, en su lugar. Por cierto, este discurso no es del auténtico Leónidas en el 480 a.C., sino del rey Agelisao, más de 100 años después, que pronunció algo parecido a sus aliados que le acusaron de que los espartanos aportaban pocos soldados en una campaña contra los tebanos.


Tras la primera guerra mesenia (735-715), muy larga y cruel, los espartanos se adueñaron de su territorio y lo incorporaron a sus dominios. El destino de sus habitantes fue realmente humillante y angustioso: fueron reducidos a la condición de ilotas. De esta manera, los espartanos ampliaron el número de siervos para trabajar la tierra. Aunque los ilotas pertenecían al Estado, cierto número de ellos se les asignaba a cada ciudadano espartano. Eran como los siervos medievales. Los ilotas mesenios no perdieron su identidad nacional y combatieron en otras dos guerras posteriores, conocidas como la segunda y tercera guerras mesenias, para intentar recuperar su libertad.

El ilotismo no sólo ofrecía ventajas a los espartanos. El temor a la revueltas por parte de aquellos, propició la falta de seguridad y la inquietud de los dominantes, que veían con preocupación que una masa de población, mucho más numerosa que la de los espartiatas, pudieran rebelarse de una manera generalizada. Según los historiadores antiguos, los éforos declaraban la guerra todos los años a los ilotas, como consecuencia al temor de una revuelta. Además, los espartanos eran reacios a alejarse mucho de su ciudad por temor a un levantamiento en su propio territorio; en Maratón, los atenienses tuvieron que luchar casi solos ya que los espartanos estaban ocupados aplacando una revuelta de los ilotas.

Los espartanos crearon la institución de la krypteía. Con ella, los jóvenes espartanos, los aspirantes a ser auténticos soldados, salían por la noche, armados con un simple puñal, con el objetivo de "cazar" ilotas. Las auténticas presas debían de ser los sospechosos de ser cabecillas y líderes que pudieran dirigir las posibles revueltas.

En circunstancias excepcionales, los ilotas eran empleados para el combate. En la batalla de Platea fueron movilizados unos 35.000, seguramente portando armamento ligero. Según Mirón de Priena, los ilotas iban tocados con gorros de piel y vestían una piel de animal. Según dicho autor, era un acto deliberadamente degradante por parte de los lacedemonios sobre la población ilota.

Durante la guerra del Peloponeso, los espartanos tuvieron una necesidad creciente de soldados ilotas. Un grupo de ellos fue liberado por Brasidas en el 424, como recompensa a sus servicios. Además, recibieron tierras en Lepreon.

Para concluir, y en favor de los espartanos, hay que decir que ejemplos similares de ilotismo se dieron en otras poleis (ciudades-estado) griegas.





Se puede decir que los espartanos de Leónidas murieron en Termopilas en defensa de la libertad, pero la de una parte de los habitantes de su ciudad, porque la situación de los ilotas, posiblemente, no hubiera cambiado mucho, o quizás si. Los persas tenían fama de ser tolerantes con los pueblos que conquistaban. En el mejor de los casos, tal vez hubieran devuelto la libertad a los ilotas mesenios.

De todas formas, no deja de ser contradictorio que se piense, sobre todo tras el estreno de la película "300", que puso en la palestra la batalla de las Termópilas, que los espartanos eran unos libertadores, cuando ellos mismos coartaban la libertad de los ilotas.


Bibliografía consultada:
-Guerreros espartanos, de Nicholas Sekunda.
-Historia Universal, de R. López Melero y otros.
-Historia de la Grecia Antigua, de Juan José Sayas Abengochea.

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