Buceando en la leyenda

Buceando en la leyenda

viernes, 4 de septiembre de 2015

El arma secreta para vencer a los samuráis.

Okinawa es una isla del Pacífico tristemente conocida por ser escenario de una sangrienta batalla entre norteamericanos y japoneses en 1945. Ese año, mientras los marines morían limpiando la isla palmo a palmo, los pilotos kamikaze japoneses se lanzaban contra los barcos produciendo espantosas bajas a la flota invasora. Además de ser una de las batallas más sangrientas del frente del Pacífico, fue la última antes de que el célebre bombardero Enola Gay lanzara su fatídica carga sobre Hiroshima el día 6 de agosto.

Pero la historia de Okinawa es aún más rica, y nos ofrece un episodio singular que relataré de inmediato.

Como parte del archipiélago de las Ryukyu, y teniendo como vecinos los poderosos imperios de Japón, al norte, y chino al oeste, no es de extrañar que su independencia se vería amenazada en algún momento determinado. La ocasión llegó cuando los japoneses completaron con éxito su proceso de unificación en el siglo XVI. Cuando se vieron poderosos intentaron invadir Corea, y pidieron la colaboración del rey de las Ryukyu, pero su grado de compromiso fue muy inferior al esperado.

Si esto fuera poco, el shogun de Japón (el verdadero poder, por encima del mismo emperador) vio con preocupación como los españoles conquistaron las islas Filipinas, y de como sus misioneros empezaban a llegar a aquella zona. Así, se convenció a sí mismo de que era necesario controlar las islas Ryukyu, porque por allí pasaban los europeos libremente. Cuando un emisario japonés se presentó en la corte del rey para exponer los deseos del shogun, fue tratado con desdén. La mecha de la guerra se había encendido.

En 1608 le fue encargado al daimyo (gobernador) de Satsuma, Shimazu Iehisa la invasión de las Ryukyu. Por lo tanto, un ejército de 3000 samuráis, 5000 hombres de apoyo y 70 navíos fueron enviados para someter el territorio que había desafiado la autoridad de Japón. El rey de las Ryukyu, Sho Hashi, permanecería en su castillo (gusuku) de Shuri, en la isla de Okinawa, desde donde esperaría los dramáticos acontecimientos que se iban a suceder. Los gusukus eran castillos de piedra con muros bajos y sin troneras y su utilidad iba a resultar escasa ante las armas de fuego que traían los samuráis. Estos gusukus se repartían por la geografía de Okinawa. El de Shuri serviría como bastión a los soldados japoneses durante la segunda guerra mundial.

La armada de Shimazu partió el 8 de abril de 1609 y, tras desembarcar, el día 29, los invasores avanzaron rápidamente por toda Okinawa, mientras que los aterrados habitantes de la misma se refugiaban en las montañas a la espera de que acabaran las operaciones militares. Los pobres campesinos se verían maltratados por un tifón que se abatió sobre la zona, además de sufrir algunos episodios de auténtica hambre.

Unos de los bastiones que más resistiría a las fuerzas invasoras fue el puerto de Naha, que contaba con dos fortalezas en la entrada y una gruesa cadena de hierro, que entorpecería su toma durante días. Cuando al fin cayó la posición, la matanza de hombres ancianos, mujeres y niños serviría para aplacar la ira de los samuráis de Satsuma.

Cuando llegaron al bastión principal, el castillo de Shuri, los defensores habían ideado un plan para detener a los samuráis: centenares de serpientes habu, las más grandes y venenosas de la isla, fueron soltadas en las entradas de la fortaleza. Aún así, fueron escaladas las murallas y los atacantes pudieron abrir las puertas y acceder a las dependencias del monarca de las Ryukyu, que se vio obligado a rendirse para evitar más derramamiento de sangre; fue sacado de allí en un palanquín, junto a su hijo y heredero, para ser enviado como rehén a Japón. El castillo de Shuri fue saqueado; antiguos escritos budistas, tesoros de oro y plata, fueron robados. Durante tres días los samuráis victoriosos estuvieron bebiendo sake.


Recreación de unos samuráis siendo hostigados por las serpientes habu.


El rey Sho Nei permaneció prisionero hasta 1611, año en que volvió a Okinawa. Vivió 9 años más pero, abrumado por el sentimiento de culpa, no se sintió digno de ser enterrado en el panteón de los reyes de su dinastía, y su tumba sería colocada cerca del gusuku de Urasoe, con una máscara cubriendo su rostro.

La victoria, sobre todo, sería de Japón que se encerraría en si misma durante siglos, mientras que los países europeos crecerían en todos los campos (militar, tecnológico...) de una manera espectacular, llegando a dominar todos los continentes y todos los océanos del mundo.

Okinawa mantuvo todavía cierta condición de semiindependencia, pagando tributo tanto a Japón como a China, hasta que en 1867 los japoneses se hicieron con el control de la isla.

Con respecto al arma secreta empleada en la defensa de Shuri, la de las serpientes habu, parece que es más una leyenda que un hecho cierto, ya que el episodio no aparece en ninguna fuente escrita fiable, como la del relato del sacerdote Kyan Ueekata, contemporáneo de los acontecimientos.




Bibliografía:
-The samurái capture a King, de Stephen Turnbull.

-El blog: ryukyuperu.blogspot.com/.../the-samurai-capture-king-okinawa-1609.ht...
-La última gran batalla: Okinawa, de Gordon L. Rotman.


Cronología (Atlas histórico mundial (I), de H. Kínder y W. Hilgemann):

-1542 Introducción de las armas de fuego en Japón, importadas de Europa.
-1549 Fundación de misiones jesuitas (Francisco Javier).
-1592-1596 Expedición a Corea.
-1600 Batalla de Sekigahara, acceso al poder de Ieyasu Tokugawa.
-1639 Cierre de todos los puertos de Japón, que se mantendrá hasta 1854. El único contacto entre Japón y el resto del mundo será la concesión comercial holandesa de Dashima, en el puerto de Nagasaki.

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