Buceando en la leyenda

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sábado, 22 de junio de 2013

WAMBA. EL VISIGODO QUE PERDIÓ UN REINO.

          Recesvinto, rey visigodo (653-672), murió en Gernicos (actual Wamba, provincia de Valladolid). Como era costumbre entre los visigodos, los grandes magnates del reino tenían que elegir a un soberano nuevo que sustituyera al difunto, y pensaron en Wamba que quiso renunciar al cargo porque ya tenía una edad avanzada. Finalmente fue obligado a aceptar la corona, aunque eso no significara que fuera un mal rey, sino todo lo contrario, ya que se enfrentó enérgicamente contra todos los problemas que acuciaban al reino visigodo de Toledo.



 
Estatua de Wamba en la plaza de Oriente de Madrid


          En el año 673 se produjo una rebelión en la provincia de la Galia Narbonense (en la actual Francia), por lo que envió una expedición al mando del duque Paulo. Éste cuando llegó a la zona de conflicto se cambió de bando y, los rebeldes le convirtieron en su líder. Por lo tanto, Wamba tuvo que marchar él mismo, al frente de sus tropas, para sofocar la revuelta.
          Además, llevó a cabo varias campañas militares contra los pueblos del norte de la península Ibérica, y venció en una batalla marítima a los sarracenos. En política interior, sus medidas iban encaminadas a quitarle privilegios a los nobles y al clero. Puede que esta acititud fuera la que le costara su corona...

         
          Se cuenta que en la noche del 14 de octubre del año 680 Wamba se sintió mortalmente enfermo. El obispo Julián de Toledo le hizo partícipe de la penitencia pública que recibían las personas que estaban en trance de morir. Le vistieron con ropajes monásticos, fue tonsurado (la tonsura es un corte rapado de la cabeza que se le practican a algunos sacerdotes), y se hizo sobre su cuerpo, con ceniza, la señal de la cruz. Esto se hacía, según parece, porque los religiosos accedían al Paraíso cristiano de una mejor manera. Pero no murió y Wamba despertó al día siguiente...






          Conforme a los dictados del Concilio VI de Toledo, al estar tonsurado y ser un penitente público, Wamba ya no podía ser rey. Wamba designó como su sucesor a un noble llamado Ervigio. Es evidente que todo el asunto se trató de un intriga para derrocar a un rey que "fastidiaba" a nobles y obispos, y colocar en el trono a otro monarca más agradecido a los que le habían ayudado a ascender. En crónicas posteriores (por lo tanto no muy fiables) se acusa directamente a Ervigio de suministrar un narcótico a Wamba en el día que perdió la consciencia.  Al obispo Julián no se le acusa del complot en ninguna fuente histórica, pero la celeridad con la que actuó (ungió a Ervigio con mucha rapidez, por ejemplo) le hace parecer muy sospechoso en la supuesta trama.



 
Pintura del s. XVI de san Julián de Toledo


          Wamba se retiró a un monasterio y vivió allí tranquilamente hasta que murió en el año 688. No hay que olvidar que el nunca quiso ser rey. El obispo Julián de Toledo, además de ser un gran teólogo y escritor prolífico, llegaría a ser santo de la Iglesia católica. Ervigio reinaría siete años en total, y le hizo grandes concesiones a la nobleza y al clero.


Fuente principal: Historia antigua de España de Juan José Sayas Abengochea.


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