La frase viene a significar que aquel que decide solucionar los problemas de una manera violenta, entonces esa misma violencia se le volverá en su contra. De esta forma, el rey visigodo Witerico (603-610) que accedió al trono matando, abandonó dicho trono siendo él asesinado, como si su ejemplo hubiera servido para cumplir las palabras proféticas de la Biblia.
Witerico.
Pero el caso de Witerico no es nada excepcional en una época llena de violencia y accesos al poder sanguinarios y plenos de conspiraciones, como el llevado a cabo para derrocar al rey Wamba apenas unos años después. De hecho, no era muy frecuente que los reyes de la Hispania visigoda murieran de viejos en el trono.
El antecesor de Witerico, Liuva II reinó muy pocos años, del 601 al 603. Nació de la unión del rey Recaredo con una mujer carente de nobleza, y que no era su esposa. Además de tener este hándicap, se le une el hecho de tener solo 18 años cuando accedió al trono, lo que le convertía en un cordero rodeado de lobos, siendo estos los nobles que le rodeaban y que, en teoría, estaban para servir al rey y al reino.
A Witerico se le encomendó el mando de un ejército para combatir a los bizantinos que dominaban ciertas zonas del sur de la Península Ibérica. Hay que destacar que era un curtido militar. Pero no cumplió las órdenes dadas; sin quererlo, le habían dado el instrumento que le permitiría acceder al trono. Entonces, Witerico marchó contra la capital del reino y apresó al rey visigodo. Primero le cortó la mano derecha. Esa mutilación le impedía seguir reinando. Finalmente, Liuva II fue condenado a muerte y ejecutado en el verano de 603. Sólo tenía 20 años y, seguramente, no hizo nada para merecer una muerte así.
No se conocen muchos datos del reinado de Witerico. Tomó varias plazas militares a los bizantinos. En el 607 quiso casar a sus hija con el heredero de Borgoña, pero fracasó y sufrió la humillación de ver de vuelta a su hija sin la dote con la que había partido. Una alianza que suscribió con Neustrasia, Austrasia y los longobardos para vengarse de tal afrenta quedó en nada. Witerico también reprendió a los nobles díscolos de la provincia de Septimania, como al conde Bulgar, que sufrió pena de cárcel, aunque fuera liberado posteriormente.
En abril de 610 fue invitado a un banquete. Witerico no lo sabía pero varios nobles y, posiblemente, obispos católicos habían conspirado para acabar con su vida. No se conoce el motivo exacto de los conspiradores para querer eliminarlo: puede que hubiera un odio personal, la imprecisa política clerical que estaba llevando a cabo...quién sabe. Tampoco se conoce cual fue el modo empleado para sus ejecución. El caso es que fue el último banquete al que asistió aquel que con tanta frialdad había matado al joven rey Liuva. Tras su muerte, el cadáver de Witerico fue ultrajado. Fue arrastrado por las calles de Toledo para mayor escarnio del difunto.
Uno de los conspiradores, Gundemaro, fue elegido rey.
San Isidoro de Sevilla que dijo de Witerico que: "hizo en vida muchas cosas injustas", además añadió, seguramente inspirado por las palabras escritas de Jesús en la Biblia, lo siguiente: "había matado con la espada, murió con la espada: no quedó sin venganza en él la muerte de un inocente".
Escultura de San Isidoro en la escalinata de la Biblioteca Nacional de Madrid.
Fuentes consultadas:
-Historia antigua de España II, de Juan José Sayas Abengochea.
-Wikipedia.
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